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sábado, 25 de octubre de 2014

EL PEQUEÑO NICOLÁS PONE EN RIDÍCULO A LAS ÉLITES QUE CONTROLAN ESPAÑA

El pequeño Nicolás, un chaval de 20 años, ha sido capaz de poner en ridículo a las élites que dominan España, demostrando ante los ojos del mundo que este país está gobernado por personas con un profundo déficit, no sólo ético, sino también de inteligencia y preparación. 

El mismo sistema político y de poder ha sido puesto en ridículo por este audaz muchacho, que se ha colocado inexplicablemente al lado de los personajes mas influyentes de la nación y ha asistido a actos donde se supone que la seguridad debería haber sido rigurosa e impenetrable...



Los españoles sienten una mezcla de estupor y de risa cuando contemplan cada día en la televisión la batería de fotografías en las que Francisco Nicolás Gómez Iglesias, el pillo que siempre quiso ser famoso, posa al lado del rey Felipe VI, del ex presidente Aznar, de Esperanza Aguirre, de varios ministros y de los políticos y empresarios mas poderosos del país, una burla cruel a toda esa sociedad solemne, cerrada y elitista que controla el poder en España.


Ahora, conscientes del ridículo, dicen que el joven Nicolás, que se movía con escoltas y que recibía en un chalet de lujo de una urbanización exclusiva de Madrid, no pudo haber actuado solo y que debió recibir ayuda desde algunos ámbitos del poder. 

Pero, mientras no se demuestre lo contrario, Nicolás los engañó a todos y, con tan solo 20 años, puso en ridículo a esa clase política y empresarial inmensamente rica, que se ha divorciado de los ciudadanos y que, por su comportamiento, arrogancia y pésimo liderazgo, es despreciada y hasta odiada por la inmensa mayoría de los españoles. 

Si España fuera un país serio en lugar de una opereta, los protocolos de la Seguridad Nacional tendrían que ser revisados y mejorados después del ridículo que el sistema de poder ha exhibido ante el mundo. 

El joven estudiante ha ridiculizado al sistema de poder español y lo ha hecho utilizando las mismas armas que utilizan las élites: las palabras apropiadas, apariencias de poder, osadía, arrogancia y mucho teatro. El muchacho se desplazaba en coches negros, rodeado de escoltas, exhibiendo títulos falsos y viviendas de lujo, con la arrogancia propia de los poderosos y utilizando hábilmente información, datos y nombres. 

La jueza que lleva su caso le ha retirado el pasaporte. Participó en actos de FAES, acudió a eventos del PP y llegó a colarse en el besamanos que siguió a la coronación de Felipe VI sin estar invitado. Las redes sociales se llenan de referencias sobre las osadías del estudiante madrileño, que se hacía pasar con éxito por alto cargo ministerial, enlace con la Casa Real, hombre del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), mano derecha de la vicepresidenta del Gobierno y del presidente de la patronal de Madrid y 'conseguidor' con influencias en sus ratos libres. 

Su carrera se truncó el pasado martes 14 de octubre, cuando la Policía Nacional le detuvo por estafar 25.000 euros a cambio de informes falsos. 

En torno a Nicolás surgen demasiadas preguntas sin respuestas que ridiculizan a la élite poderosa de España y, sobre todo, a la seguridad que debe cuidar de los altos cargos del Estado. Nadie se explica de dónde ha salido este chaval y cómo pudo colarse en eventos tan relevantes como el besamanos que siguió a la coronación del rey de España. 

Ahora le acusan de estafa, falsificación de informes del CNI y usurpación de funciones públicas, pero muchos españoles creen que a un tipo así deberían hacerlo ministro porque ha sabido desvalijar el sistema con perfección de relojero. 

El siguiente párrafo, publicado en la prensa, resume claramente lo que el personaje era:

"Su entretenimiento principal era acceder a actos públicos y relacionarse con políticos y empresarios. Así, se coló en conferencias de la fundación de estudios del PP (FAES), en actos públicos de Esperanza Aguirre, en desayunos de prensa con ministros y altos cargos o en encuentros con los mandamases del Ibex 35, alcanzando incluso a sentarse en las mesas de los ponentes. Llegó a ser apoderado de la candidatura de Arturo Fernández a la reelección como presidente de la patronal de Madrid. Su mayor éxito, sin embargo, fue participar en la recepción oficial de los nuevos reyes. 

¿Cuál era su táctica? Deslumbraba a sus interlocutores a base de palabrería y apariencia. Las fotos que se sacaba con José María Aznar, Esperanza Aguirre, Ana Botella o el empresario Juan Miguel Villar Mir le servían de tarjeta de presentación para asegurar que formaba parte de diferentes gabinetes ministeriales. En ocasiones, alquilaba coches de alta gama y llegaba a los encuentros con chófer. El alcalde de Ribadeo (Lugo) llegó a ponerle escolta cuando el chico le convenció de que iba a comer con el rey en el pueblo. Su chófer en esa ocasión fue un policía municipal de Madrid que ha sido expulsado del cuerpo de escoltas, al que pertenecía, por el Ayuntamiento. Además, disponía de las llaves de un chalet en la exclusiva zona de El Viso que usaba como oficina —está empadronado allí— y donde tenía su propio 'jefe de seguridad', según contó El Mundo. Su mejor truco era mostrar informes del CNI o del Ejecutivo central que, en realidad, eran falsificaciones o fotocopias. 

¿Qué pretendía? Contactar con las altas esferas y venderles servicios inexistentes. En su declaración ante la Policía afirmó haberse reunido con Manos Limpias a cambio de que la organización rebajase su petición de pena para Iñaki Urdangarin, investigado por el 'caso Nóos'. Hasta pidió dinero al abogado de Jordi Pujol a cambio de interceder por él. La Policía aún estudia si Nicolás armó solo su historia, si padece algún tipo de trastorno mental o si estaba 'dirigido' por terceros." 


Ni siquiera la juez que le tomó declaración se lo explica: "Esta instructora no acierta a entender cómo un joven de 20 años, con su mera palabrería, aparentemente con su propia identidad, pueda acceder a las conferencias, lugares y actos a los que accedió sin alertar desde el inicio de su conducta a nadie, por muy de las juventudes del PP que manifieste haber sido". 

viernes, 24 de octubre de 2014

JUAN CARLOS I EL BRIBÓN Y LOS NEGOCIOS DE LA CASTA MONÁRQUICA ESPAÑOLA

Comisionista y mujeriego son solo algunos de los epítetos que se han vertido sobre la figura del ya retirado Juan Carlos I. Un reinado que tiene luces y, también, no pocas sombras. Algunas de ellas tan alargadas que alcanzan a varios miembros de la familia. ¿Qué hay de verdad en todo ello? Y, sobre todo, ¿por qué sigue siendo un tabú escribir sobre estos temas?..



Delitos y faltas


Una de las personas más próximas al ex monarca Juan Carlos I fue Manuel Prado y Colón de Carvajal (1931-2009). Era su sombra en el mundo de los negocios. Nacido en Ecuador y supuesto descendiente del mismísimo descubridor de América, ocupó de joven un cargo intermedio en el sindicato franquista del metal. Llamaba al rey “el patrón”, mientras que él recibió un apodo no tan políticamente correcto, el de “manco de Levante”, debido a su discapacidad física. La buenas artes como conseguidor de Manuel Prado (algunos hablan directamente de testaferro del Rey) le llevó a creerse intocable. Esto no impediría que fuese condenado por el caso Torras (filial del grupo kuwaití KIO en España) a dos años de cárcel, de los que sólo cumplió un par de meses por motivos de salud...

domingo, 21 de septiembre de 2014

LA CRISIS COMO EXCUSA PARA UNA DOCTRINA DEL SHOCK

El Gobierno se sirve de la crisis para abordar un tratamiento de choque económico que nos receta descargas eléctricas de forma continuada. A pesar de que nos presentan los recortes como inevitables, organismos como el FMI están pendientes de la reacción ciudadana en España.

Dice Naomi Klein que la estrategia de la doctrina del shock, ideada por el economista Milton Friedman y puesta en práctica por sus poderosos seguidores -desde presidentes estadounidenses hasta oligarcas rusos, pasando por dictadores del Tercer Mundo, catedráticos de universidad o directores del Fondo Monetario Internacional-, consiste en “esperar a que se produzca una crisis de primer orden o estado de shock, y luego vender al mejor postor los pedazos de la red estatal a los agentes privados mientras los ciudadanos aún se recuperan del trauma, para rápidamente lograr que las “reformas” sean permanentes”. 

El propio Friedman describió así la táctica del capitalismo contemporáneo:

“Solo una crisis -real o percibida- da lugar a un cambio verdadero. Cuando esa crisis tiene lugar, las acciones que se llevan a cabo depende de las ideas que flotan en el ambiente. Creo que ésa ha de ser nuestra función básica: desarrollar alternativas a las políticas existentes, para mantenerlas vivas y activas hasta que lo políticamente imposible se vuelva políticamente inevitable”. 



Chile se convirtió en el primer escenario donde se aplicó la doctrina del shock. Allí la “crisis aprovechable” fue el golpe de Estado de Pinochet y la represión impuesta por él. Aquello allanó el camino para imponer grandes transformaciones económicas en un breve periodo de tiempo. Friedman, que asesoró a Pinochet, predijo que las características de esos cambios económicos provocarían una serie de reacciones psicológicas en la gente que “facilitarían el proceso de ajuste”. A ese proceso lo llamó el “tratamiento de choque” económico. 

En el caso de Irak el shock colectivo lo provocó la invasión, los bombardeos, dentro de una operación denominada precisamente “Conmoción y pavor” - ”Shock and awe”- con el objetivo de “controlar la voluntad del adversario, sus percepciones y su comprensión, y literalmente lograr que quede impotente para cualquier acción o reacción”, según los autores del documento de doctrina militar que llevaba el mismo nombre. Tras ello, Paul Bremer decretó privatizaciones masivas en Irak y la liberalización del mercado.

Friedman era ya un anciano cuando se produjo la inundación de Nueva Orleans en 2005, pero también vio en aquello una oportunidad. Y así lo escribió en The Wall Street Journal: “La mayor parte de las escuelas en Nueva Orleans están en ruinas. Esto es una tragedia. También es una oportunidad para emprender una reforma radical del sistema educativo”.

Dicho y hecho. Tras el huracán Katrina, think tanks y grupos estratégicos se abalanzaron sobre la ciudad estadounidense con el propósito de convertir los colegios de Nueva Orleans en “escuelas chárter”; es decir, escuelas públicas que pasarían a ser gestionadas por instituciones privadas. ¿Os suena?

Aquí en España el escenario del shock no lo provoca un golpe de Estado ni una invasión ilegal con bombardeos masivos, ni una inundación de consecuencias catastróficas, sino la propia crisis económica. Es ella la justificación de la que se sirve el Gobierno -y sobre todo, los poderes económicos y financieros que auspician sus medidas- para abordar un tratamiento de choque económico que nos receta descargas eléctricas de forma continuada hasta provocar un cortocircuito en nuestra capacidad de respuesta o, dicho en palabras de Friedman, reacciones psicológicas que facilitan “el proceso de ajuste”.

Con la excusa de responder contra la crisis, se nos impone más crisis para crear una modificación permanente a través de recortes drásticos en derechos y servicios sociales: Nada volverá a ser lo que era.  No hay mes en que no nos desayunemos con alguna nueva medida que quiebra aún más nuestra posibilidad de vivir con cierta dignidad y bienestar. No hay tiempo para asimilar. La rapidez con la que se están acometiendo las ‘reformas’ impide una capacidad de reacción continuada ante tantos nuevos frentes. Cuando se denuncia el desagüe por el que se nos esfuma la educación pública, nos comunican nuevos tijeretazos en la sanidad; cuando ponemos empeño en detener desahucios, se reforman las pensiones para devaluarlas. Y así, un largo etcétera. 

Pero incluso en este negro escenario la reacción de la sociedad civil importa, y mucho. Por ello organismos como el Fondo Monetario Internacional están pendientes de la respuesta ciudadana. Cuando en el Egipto de 2008 surgieron grandes protestas en ciudades y fábricas, la preocupación era que estas pudieran “impedir a Mubarak acometer su reforma económica”, consistente en la liberalización del mercado, privatizaciones masivas y recortes de los servicios sociales. 

Ahora que el FMI vigila a España de cerca -con su propio “hombre de negro” destinado en nuestro país para supervisar de cerca el rescate de la banca con nuestro dinero-, es interesante observar qué dice de nosotros. Su informe de agosto destaca que “la situación política parece estable pero la tensión social podría comprometer el esfuerzo de reforma. El gobierno tiene una amplia mayoría, no habrá elecciones generales hasta finales de 2015 y solo se ha enfrentado a disturbios sociales limitados”. Y prosigue:
“Pero el contexto económico ha reducido la popularidad de los dos principales partidos, lo que podría hacer que el apoyo público a nuevas y difíciles reformas fuera más complicado”.

En los despachos del poder se observa con preocupación el descenso de las dos organizaciones políticas que sostienen el bipartidismo y se mide el pulso de la sociedad civil, de la ciudadanía activa. Hasta ahora, los ‘disturbios’ sociales les parecen limitados. ¿Y si crecieran? Probablemente aumentaría la carga de electroshocks, con todo tipo de estrategias: mayor represión, medidas que crean más pobreza, e incluso mecanismos para hacer tambalear, desde dentro, a los grupos organizados.

Mientras que 2011 fue el año del despertar, de las revueltas árabes, de los indignados, del movimiento Occupy, 2013 podría ser su reverso. Hubo un momento hace dos años en que la calle fue capaz de imponer agenda en el debate público. Pero el poder tomó rápidamente la delantera, y ahora la agenda oficial nos bombardea. Aun así se ha construido tejido social y político con capacidad para responder a determinadas estafas. No es todavía suficiente para evitar el tratamiento de choque. Pero todo suma.

Mientras haya memoria, conciencia y resistencia, se estará abriendo un camino para un futuro diferente al que nos tienen preparado. De momento se está erosionando el monopolio de la verdad. El poder tiene los mecanismos para seguir gobernando contra los intereses de la mayoría. Pero no está siendo capaz de inocular su mentira en la sociedad. Por ahora dispone de impunidad, pero carece de hegemonía moral. Y esto, ya de por sí, simboliza toda una grieta en el tenebroso tratamiento de choque de la doctrina del shock.

Artículo de Olga Rodríguez, visto en el diario.es

jueves, 5 de junio de 2014

LA CARA OCULTA DE LA FUNDACIÓN PRÍNCIPE DE ASTURIAS

Para su padre es “una bendición del cielo” y para el resto de los españoles, monárquicos o no, acabará siendo rey por gracia divina. El príncipe Felipe se mantiene en un segundo plano aséptico para esquivar escándalos y toma posiciones ante la cada vez más inminente sucesión. Los empresarios que han acompañado al rey Juan Carlos en las últimas décadas, conscientes de las “bendiciones” reales, también toman posiciones y pelean por un sillón en la corte del futuro monarca.


El hermetismo sobre la figura del heredero, que cumplió 45 años el pasado 30 de enero, es casi absoluto. Los ciudadanos suelen recibir informaciones controladas que ensalzan su preparación, cuidada al detalle desde su más tierna infancia; y sus discursos están aliñados siempre de alusiones a la concordia, la cultura y el deporte, tres conceptos que rodean las campañas de imagen del hijo varón del rey. Casa Real intenta justificar con esa “preparación” su continuidad en un sistema democrático moderno, en el que muchos ciudadanos, sobre todo los más jóvenes, no entienden que el cargo más alto del Estado se herede de padres a hijos varones...



Y es que los tiempos cambian. Es la primera vez que el rey suspende en el barómetro del CIS. La primera vez que se juzga a un miembro de su familia. La primera vez que el monarca pide perdón. La primera vez en 13 años que concede una entrevista. Y la primera vez que TVE dedica un programa semanal exclusivo para hablar de la monarquía.

Por el contrario, el heredero sigiloso se mantiene ajeno a los escándalos que aceleran aún más la creciente desafección ciudadana hacia la institución, mientras se rodea de una élite de empresarios heredada de su padre de la que Emilio Botín, presidente del Banco Santander, es uno de los miembros más destacados.

La corte del príncipe pivota, entre otros foros, en dos fundaciones: Príncep de Girona (FPdGi) y Príncipe de Asturias (FPA). Esta última, creada en 1980 e impulsada en la actualidad por 77 patronos –entre ellos, los presidentes de Banco Santander, El Corte Inglés, Telefónica, Repsol o Iberdrola– se ha convertido en un trampolín de lujo para entrar en el despacho del heredero. “Las aportaciones [anuales] de cada uno son bajas: 70.000, 80.000, 100.000 euros… y con ellas consigues un ticket para sesiones privadas con él y con grandes empresarios”, explica uno de los patronos. A los mecenas, además, Hacienda les desgrava un 20% de la donación. Entre éstos, la FPA mantiene al presidente de Bankia, Rodrigo Rato, a pesar de su imputación. “Es una cuestión que no depende de la fundación, ya que es la institución miembro del patronato quien debe nombrar a su representante”, se justifica la FPA.

La fundación, instrumento de altavoz y toma de contacto empresarial del príncipe, se diseñó cuando él tenía 12 años. Entonces, costó conseguir financiación. Fueron organismos públicos y empresarios asturianos, como Pedro Masaveu, quienes costearon los primeros Premios Príncipe de Asturias, hace 33 años. “Pero ahora que la fundación está consolidada, hay codazos por entrar”, añade el mismo patrono.

El heredero al trono mantiene reuniones periódicas en El Pardo con algunos de estos mecenas para debatir sobre política o economía, según reconoce Casa Real, al margen del encuentro anual de junio, en el que aprueban las cuentas de la fundación. Las audiencias más jugosas son las de grupos reducidos, de unos cinco o seis. El príncipe les convoca cada cuatro o seis semanas, sin una periodicidad fija.

Esta agenda paralela a la de su padre permite a Felipe forjar su red de cortesanos millonarios, que durante estos años de transición siguen acompañando al rey en sus viajes al extranjero en busca de inversiones. Es el caso de la reciente expedición a Brasil, en la que participaron Antonio Brufau (Repsol), Botín y altos directivos de Telefónica, Iberdrola, Iberia, Gas Natural, Indra, Acciona y Talgo, entre otras. Los nombres de estas empresas se repitieron en la mayoría de las excursiones económicas del monarca en 2012 (Rusia, India, Kuwait…).

Botín, el primero de la clase

El socio más aventajado es el Banco Santander. En abril de 2008, Casa Real entregó el sillón de presidencia de la Fundación Príncipe de Asturias al vicepresidente de la entidad, Matías Rodríguez Inciarte. Su designación provocó un terremoto entre el resto de los patronos, especialmente los banqueros, celosos del nuevo pelotazo que había dado Emilio Botín.

BBVA trató de frenar la creciente hegemonía de su competidor creando, de inmediato, los ocho galardones Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento (el mismo número que los Príncipe de Asturias, pero con una dotación 10 veces superior, de 500.000 euros, y centrados en la investigación científica). No obstante, BBVA mantuvo su tributo a la fundación. A Caja Rural y Cajastur tampoco les hizo gracia. La caja de ahorros asturiana había donado 300.000 euros, frente a los 30.000 del Banco Santander.

Hasta 2011, el balance de situación y la cuenta de resultados eran secretos. Antes de ese año, los detalles de la auditoría sólo se habían aireado una vez, como consecuencia de las constantes denuncias de “oscurantismo” que publicó en la prensa asturiana David Ruiz, catedrático emérito de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo. La presión hizo claudicar al director de la FPA, Graciano García, que terminó entregándole a Ruiz el informe. El catedrático define la organización que preside Rodríguez Inciarte como “un chiringuito para blindar la monarquía y crear un espacio en el que colocar gente”.

Que el presidente de la fundación pertenezca a la cúpula del principal banco español forma parte de la estrategia de la Corona, orquestada directamente por el rey y no por el príncipe, según reconocen fuentes de la fundación. Matías Rodríguez Inciarte fue ministro de Presidencia con UCD y, en 2011, uno de los 15 directivos mejor pagados de España: 6,51 millones de euros.

La Fundación Príncipe de Asturias tiene tres grandes vías de financiación: un 63% de los ingresos procede de entidades privadas –grandes empresas, la mayoría–; un 18%, de las arcas públicas (Gobierno central, gobierno de Asturias, Junta Central del Principado y ayuntamientos de Oviedo, Gijón y Avilés); y otro 15%, de inversiones financieras que la fundación realiza, en parte, con dinero público. En 2011, sumaron más de seis millones. Cuánto aporta cada empresario es secreto.

Y las contribuciones públicas no cesan. Además de las aportaciones regulares, el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero aprobó en 2005 la inyección de 12 millones de euros a la fundación durante el periodo 2006-2008. “En 2013, el ayuntamiento de Oviedo entregará otros 350.000 euros”, denuncia el portavoz de IU en el consistorio de la capital asturiana, Roberto Sánchez. Rivi, como se le conoce después de más de 20 años recorriendo los pasillos del ayuntamiento, provocó un alboroto en el patio de butacas durante la entrega de los premios en 1994, al ponerse de pie con una pancarta que reclamaba el 0,7% del PIB para cooperación. En la sala de realización de TVE se hicieron malabares técnicos para que no saliese la imagen, pero un fotógrafo de La Voz de Asturias logró inmortalizar la escena. Desde aquel año, se prohíbe el acceso de los fotógrafos al escenario.

En busca de financiación

El creador del patronato de la fundación fue su segundo presidente, Plácido Arango, empresario mexicano y padre de la cadena de restaurantes y tiendas Vips. En la organización recuerdan la anécdota de una de las primeras reuniones con grandes empresas a las que Arango asistía para pedir dinero. Fue en el Comité Ejecutivo del Banco Popular. El presidente de la fundación llegó con una carta de recomendación del rey debajo del brazo.

Antes del encuentro, los miembros del comité especulaban con la cantidad que les pediría: “¿Cuánto querrá? ¿100 millones de pesetas [equivalentes en 1987 a 600.000 euros]? ¿50? ¿80?” Por prudencia o por ignorancia del poder que tenía la rúbrica del monarca, Arango pidió apenas cinco millones de pesetas (30.000 euros). Los banqueros respiraron pero, al terminar la reunión, desde Casa Real se espetó al presidente: “¿Pero tú qué te has creído, que la firma del rey es para pedir calderilla?”, recuerdan fuentes cercanas a la fundación. Finalmente, Banco Popular aportó 10 millones.

Además de la fundación, los grandes patronos abren canales alternativos para agasajar a la Familia Real. El presidente de La Caixa (actual Caixabank), Isidro Fainé, por ejemplo, es uno de los habituales en los corrillos empresariales cercanos a la monarquía. De hecho, La Caixa fue una de las empresas que, junto con el Gobierno balear, realizó una colecta al más alto nivel para obsequiar a Juan Carlos de Borbón con un yate, el Fortuna III, que les costó 18 millones de euros. El pasado 15 de enero, Caixabank era una de las empresas participantes en el Spain Investors Day, unas jornadas presididas por el Príncipe de Asturias para establecer contacto con inversores extranjeros.

El primo del rey y hombre de su extrema confianza, Carlos de Borbón, es una figura clave para acceder al monarca, ya sea a través de reuniones o en una de sus habituales cacerías, a las que es muy aficionado. Carlos, de 75 años, es apenas 10 días menor que Juan Carlos y los dos han tenido vidas paralelas.

De hecho, Carlos de Borbón tuvo un papel clave, junto al abogado Juan Luis Iglesias, en el derrocamiento en 2009 del mentor de la Fundación Príncipe de Asturias, Graciano García, según fuentes internas. García es el periodista republicano que más ha ayudado a la monarquía desde que a finales de la década de 1970 se le ocurrió la idea de crear los premios como el mejor escaparate posible para el príncipe. Felipe tenía 12 años. Vincularle desde entonces al mundo de la cultura y el deporte (abanderado en los Juegos Olímpicos de Barcelona’92, esquiador, regatista…) le daba una imagen afable. Además, le aseguraba un discurso anual en el que todo el país centraba su mirada en el Teatro Campoamor de Oviedo.

El sueldo de 183.000 euros que alcanzó García, recogido en el libro Nada fue un sueño. Biografía íntima del creador de los Premios Príncipe de Asturias (KRK), da cuenta de lo agradecida que quedó Casa Real por el invento. Sin embargo, después de 30 años, Zarzuela decidió dar un giro a la dirección, apostando por un perfil experto en fundaciones y del entorno del Opus Dei: Teresa Sanjurjo. Carlos de Borbón presidía la Asociación Española de Fundaciones (AEF) cuando Sanjurjo era la directora. Además, la buena relación de la AEF con el Banco Santander y, en concreto, con la mujer de Botín, Paloma O’Shea, allanó todavía más el camino.

En realidad, los encargados de la elección del director de la FPA tendrían que haber sido los patronos, según consta en los estatutos de la fundación. Dos de ellos, el periodista Juan Cueto y el presidente de Caja Rural, Román Suárez Blanco, protestaron por la elección a dedo de Sanjurjo, que incluso obvió el consenso de los mecenas de buscar a alguien de origen asturiano. Sí que se cumplió la voluntad de la reina Sofía y la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, de que fuera una mujer quien ocupase el cargo.


Del ‘juancarlismo’ al ‘felipismo’

Dicen desde Casa Real que no existe un planteamiento para la sucesión. Que se pondrá en marcha cuando toque. Lo que sí funciona a pleno rendimiento desde hace años es el trasvase de contactos empresariales del rey al príncipe, bajo la dirección y el control del primero.

La preparación del heredero para asumir el trono comenzó desde el primer momento de su educación y se ha llevado a cabo de forma progresiva y lineal, sin acelerones en los últimos años, según las mismas fuentes. De hecho, el príncipe participa en actos institucionales en solitario desde mediados de la década de los 90 y empezó a ejercer de representante de España en el exterior en 1996. Destaca su papel en las tomas de posesión de presidentes sudamericanos. Estos viajes protocolarios, sumados a la proyección internacional que atesoran los premios Príncipe de Asturias al reconocer la trayectoria de personajes como Bill Gates, Stephen Hawking, Woody Allen o Nelson Mandela ya dotan al heredero de una nutrida agenda internacional, a la altura de un jefe de Estado.

¿Cómo se legitima a un rey nombrado “desde la emoción del recuerdo a Franco” y que prometió “guardar lealtad a los principios que conforman el Movimiento Nacional”? Para los historiadores que defienden la figura del monarca, como Paul Preston, Juan Carlos lo logró gracias a su “sacrificio y dedicación”, como apunta el historiador inglés en Juan Carlos, rey del pueblo (Debate), la última biografía publicada del soberano. Para otros, como Alberto Carrillo, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Sevilla, “su legitimidad de origen es el franquismo, porque fue Franco el que determinó la línea dinástica saltándose a Don Juan”.

Ambos coinciden, eso sí, en la importancia del golpe de Estado del 23-F para crear la base sociológica del llamado juancarlismo, aunque lo hacen desde visiones antagónicas. En la biografía, Preston asegura que el rey coordinó el desmantelamiento del alzamiento militar desde la Zarzuela para “dar una segunda oportunidad a la democracia española”. Para Carrillo, tanto los movimientos de Casa Real tras la muerte de Franco como la imagen dada durante el 23-F responden a una “estrategia” calculada de la Corona, que “sabía que la única manera de mantenerse viva era distanciarse de la dictadura”. Ese hecho histórico “ha blindado en gran medida a la monarquía, ha sido su colchón salvavidas”, añade.

Pero los réditos de aquella “jugada maestra” del rey, según el historiador malagueño, no son hereditarios. “El príncipe necesitará su propia estrategia, intentando ofrecer un perfil más cercano al pueblo. Y en eso, el papel de Letizia es fundamental”, augura Carrillo. Eso sí, estas variaciones son “estéticas” porque “desde un punto de vista democrático no se justifica de ninguna manera la herencia de una jefatura de Estado”.

Incluso entre quienes alaban la figura del monarca, como Preston, existen ciertas dudas sobre cómo afectará la sucesión a la legitimidad de la institución: “Depende de cuándo y de las circunstancias en que se haga el traspaso de poderes. Pero en principio, en circunstancias normales, sí que sería legítimo”.

La asunción del trono por parte del príncipe Felipe, en un futuro más o menos lejano, se encontrará con un problema extra: el creciente desapego de la ciudadanía hacia la monarquía. La última vez que el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) preguntó a los españoles por su confianza en varias instituciones, en octubre de 2011, la Corona obtuvo su primer suspenso de la historia con un 4,89 sobre 10, una nota menor que la que los encuestados otorgaron a los medios de comunicación (4,97) y muy inferior a los resultados de años anteriores (5,35 en 2010 y 6,67 en 1997, por ejemplo).

Esta pregunta, que no ha vuelto a aparecer en los barómetros del CIS desde entonces, incluye valoraciones sobre otras instituciones, como las Fuerzas Armadas (5,65) o los partidos políticos (2,76) y forma parte de un paquete flexible del barómetro que suele incluirse en las encuestas, sin una pauta fija, cada cierto tiempo. “No hay una razón concreta por la que no se ha incluído en las últimas encuestas. No significa en absoluto que se vaya a dejar de hacer esa pregunta o que no vaya a entrar en las próximas oleadas”, explican desde el CIS.

Mientras llega ese nuevo examen oficial a la monarquía, las encuestas de los medios ofrecen resultados dispares. La última, publicada en enero por El Mundo, muestra que el 50,1% de los españoles valora positivamente al rey. La oleada anterior, de enero de 2012, le dio un 76% de aprobación. El príncipe, eso sí, se lleva el visto bueno del 62,3% de los encuestados. Mientras la monarquía sigue perdiendo fieles, los principales partidos políticos, PP y PSOE, apoyan sin fisuras a la institución.

La pérdida de adeptos a la Corona no es flor de un día, tal y como explica Belén Barreiro, Doctora en Ciencia Política y Sociología, fundadora de la firma de investigación social MyWord y exdirectora del CIS: “A lo largo de la democracia se ha ido produciendo una caída de la valoración de la monarquía, que estaba muy bien vista en los 80, al contrario de lo que ha pasado con otras instituciones como el Ejército, que tenía una mala valoración tras la dictadura y ha ido ganando simpatías”. A esto se le suma la evaluación que hacen los jóvenes de la institución, que la deja peor parada que la media. Esto supone, según la socióloga, un obstáculo a largo plazo.

Barreiro culpa de esa desafección hacia la Corona tanto a factores coyunturales, “de posible recuperación”; como estructurales, derivados de la propia esencia de la monarquía. “El hecho de que no sea una institución democrática, porque no ha sido elegida por la ciudadanía, hace que chirríe, sobre todo para los más jóvenes”, explica.

De los factores coyunturales, el más importante es la imputación de Iñaki Urdangarín. No ayuda, tampoco, que el Rey fuese pillado en plena cacería de elefantes en Botsuana el 14 de abril porque tuvo un accidente y necesitó volver a España para ser intervenido, aunque luego pidiera disculpas públicas e hiciese propósito de enmienda. Todos estos escándalos han trasladado los temas relacionados con la Corona, que solían habitar en el escaparate de las páginas de la prensa rosa, a las portadas de los medios generalistas.

¿Existía hasta ahora un veto sobre la monarquía? Según Carmen del Riego, presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), no. Lo que sí había, en su opinión, es una “prudencia” a la hora de denunciar hechos escandalosos que “no se ha dado en otros casos, porque el respeto del que gozaba la monarquía los hacía más difícil de creer, no sólo para los periodistas sino también para los ciudadanos”.

Para Elsa González, presidenta de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE), sí ha habido un “cambio radical” más patente en el tratamiento que los medios hacen de los temas reales porque, hasta ahora, había “un pacto no escrito entre los editores para respetar o proteger la figura del rey”, nacido de la idea forjada en la Transición de que criticar al monarca podía afectar a la democracia. Para González, la receta para los nuevos tiempos es más vigilancia desde la prensa y más transparencia desde la Corona.

Y es en esa mejora de la transparencia en la que, según fuentes de Zarzuela, basan su política de trabajo desde hace años. Un ejemplo de ello, siempre según la institución, es la publicación de los presupuestos de Casa Real en su web. Las cuentas de 2013 han sido las terceras en salir a la luz después de 32 años de secretismo. Esta decisión, alabada por casi todos, tuvo sin embargo dos frentes críticos: uno exigía un mayor desglose del gasto y el otro recordaba que, además del presupuesto oficial, algunos ministerios hacen frente a gastos derivados de la Corona que deberían constar en las cuentas finales.

Desde Palacio argumentan que en muchos casos es difícil desglosar gastos que son compartidos (si en un viaje que sufraga Exteriores participan el rey y el ministro, por ejemplo) y que, en todo caso, desvelar o no esos gastos es responsabilidad del ministerio competente. La institución se defiende e insiste en que el presupuesto es modesto y que la austeridad es marca de la casa.

Zarzuela vigila también que la gestión del patrimonio económico del príncipe no tenga ni un solo punto flaco. A diferencia de otros miembros de la Familia Real, el heredero no ha tenido opción de gestionar su dinero a través de una impopular Sociedad de Inversión de Capital Variable (SICAV). Estas entidades son la trampa que utilizan cientos de grandes fortunas en España para tributar sólo un 1%, frente al 25% que pagan las pequeñas y medianas empresas o el 30% de las grandes.

Para lograrlo hace falta un patrimonio inicial de 2,4 millones de euros y encontrar 100 mariachis que pongan su nombre para cumplir el mínimo de los 100 socios. Hay empresas especializadas en conseguir esos 100 titulares. Pero entre la Familia Real no todos sus miembros son tan cuidadosos con las formas. El ejemplo más claro es Pilar de Borbón, hermana del rey, que preside la sociedad Labiernag 2.000 Sicav S.A. Esta entidad también sirve de cobijo para otros familiares, como los hermanos Bruno Alejandro y Beltrán Ataulfo Gómez-Acebo De Borbón.

El gasto de la monarquía, en un país con cinco millones de parados y cuando aún retumban en las cadenas de televisión las palabras del monarca sobre la “igualdad de todos los españoles”, ha pasado a un primer plano. Aun así, en opinión del historiador Alberto Carrillo, el debate monarquía-república no debería fundamentarse con argumentos económicos. En su opinión, se debería reflexionar sobre si la máxima institución del Estado es democrática o, como en el caso de la monarquía, no es más que un “anacronismo”.

Pero, como explica el profesor, Casa Real sabe aprovechar estas circunstancias desfavorables para su propio beneficio. Así lo hizo cuando Juan Carlos espetó su “¿Por qué no te callas?” al presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Para Carrillo, se trató de “un acto con una gran carga simbólica para buscar un enemigo fuera que reforzara la unión con el rey”. La táctica fue similar en su último discurso de Navidad, en el que pidió una “política con mayúsculas”. Entonces desvió el foco hacia los partidos políticos, consciente de las críticas que los últimos escándalos de corrupción habían despertado. Carrillo lo considera un “acto de populismo”, porque el rey dijo exactamente lo que la gente esperaba oír.

Audiencia abierta se emite cada sábado a las 13.00 horas en La 1 y recoge discursos, apretones de manos, actos de protocolo, apariciones públicas y un análisis de la monarquía. El programa pasa de unos niños de uniforme describiendo lo que es para ellos un rey, a una enumeración de sus funciones y de las leyes que afectan a la Corona. Intercalados, se cuelan frases y rótulos de ensalzamiento de la institución: “El rey es la figura en la que empieza y acaba el engranaje constitucional”; “el príncipe moderador, que ejerció por unas horas de árbitro entre Rajoy y Mas”. Su coste es de unos 2.500 euros por programa, aunque también utiliza recursos de los servicios informativos, según fuentes de TVE. El semanal empezó a emitirse el pasado 13 de octubre y su objetivo, tal y como explicó su presentadora en el primer programa, es “acercar la institución a los ciudadanos, cumpliendo un mandato parlamentario”. Lo que no dijo es que esa orden está fechada en 2007. Entonces, ¿por qué ahora? Según el director del programa, Miguel Ángel Sacaluga, es un proyecto que lleva años planteando como miembro del consejo de administración de RTVE.

Para Yolanda Sobero, presidenta del consejo de informativos de RTVE hasta las recientes elecciones, las motivaciones son otras: “La estrategia nace de Casa Real, que ante el descalabro del caso Urdangarín intenta reforzar su imagen”. Para Sobero, se trata de un programa institucional mucho más que informativo, algo que no es nuevo: “Las noticias en TVE siempre se han quedado ahí, nunca se han realizado reportajes de investigación profunda y crítica sobre la monarquía”. Un defecto de forma y de fondo que, según ella, no es exclusivo de la televisión pública sino que se ha extendido, durante años, a todos los medios.

El director del programa responde que es un programa institucional, pero también informativo. Y asegura que sí se informa sobre escándalos como el caso Urdangarín o el viaje a Botsuana porque “afectan a la institución”. Estos temas se trataron en el resumen especial del año y en el programa que repasó la vida del rey con motivo de su 75 cumpleaños. Eso sí, edulcorados con una voz en off que toma partido: “La Corona, que sufre como el resto de las instituciones el desprestigio causado por la crisis” o “el deterioro de la imagen surgido a raíz del proceso abierto a su yerno. Y eso que desde que se conoció la noticia, no sólo condenó los hechos sino que le apartó de la familia real”.

“Audiencia abierta no es un programa sobre el rey para defender la monarquía, igual que no se hacen programas sobre las Cortes para defender a los parlamentarios”, se defiende Sacaluga.

La entrevista de Jesús Hermida al rey el pasado 4 de enero (“absolutamente versallesca”, en palabras de Yolanda Sobero) incluyó halagos de padre a hijo que inciden en una expresión que la retórica monárquica repite hasta la saciedad desde hace años y que una mayoría de los españoles ha hecho suya. Para el rey, Felipe es, además de una bendición, un hombre “muy preparado”. Si Juan Carlos quiso parecer cercano a la ciudadanía gracias al término campechano, inseparable ya de su persona, Felipe se aferra a esa imagen de hombre forjado para ser rey que haga frente al desapego creciente y al difícil encaje de una institución como la realeza en una democracia del siglo XXI.

sábado, 1 de marzo de 2014

CALATRAVA NOS LA CLAVA

En un país de nuevos ricos, como fue España hace unos años, no existía alcalde, presidente de comunidad ni responsable público, que no quisiera para su autonomía, pueblo, ciudad o barrio un edificio de postín para centro de congresos, equipamiento cultural o espacio multiusos. Eso, además de una estación de alta velocidad y un aeropuerto nuevo. Todo, eso sí, de autor.

Fue el apogeo de algunos estudios de arquitectura que, literalmente, se forraron con el papanatismo imperante en unos tiempos en los que creíamos que los perros se ataban con longanizas ibéricas. El resultado de aquel dispendio lo estamos sufriendo todavía. Y las secuelas de las multimillonarias obras faraónicas constituyen hoy, lamentablemente, parte de la crónica de actualidad que podemos leer en los periódicos...

Santiago Calatrava es la imagen de un tiempo y un país. De un periodo de locuras absurdas motivadas por una rivalidad paleta entre comunidades autónomas y ayuntamientos por ver quién se gastaba más dinero en un edificio más grande.



Ni una a derechas

Uno de los nombres más repetidos, y no precisamente para bien, es el de Santiago Calatrava, quien, a juzgar por las noticias de sus obras que hoy aparecen en los medios, no debió de dar ni una a derechas viendo las tristes imágenes de sus construcciones sólo unos años después de haber sido inauguradas con una pompa y circunstancia propias de una época reciente en la que la imbecilidad nos invadía por completo. Vamos con algunos ejemplos...

El desprendimiento de parte de la fachada del Palau de les Arts de Valencia ha obligado a retirar, por seguridad, todos los trencadís y a paralizar la programación musical.
Las bodegas Ysios, de Domecq, han demandado al arquitecto para que asuma el coste de dos millones de euros del arreglo de la cubierta, con goteras y humedades.

Goteras, y muchas, hay también en el aeropuerto de Bilbao donde, además, el desprendimiento de varias planchas metálicas del tejado obligan a cerrar una zona de acceso cuando sopla viento fuerte.

El Puente de Rialto de Venecia ha tenido que ser reparado por el ayuntamiento de la ciudad que reclama a Calatrava una cantidad cercana al medio millón de euros por este concepto.

Eso, por no hablar del resbaladizo puente de Bilbao que tuvo que ser tratado a posteriori para que los peatones no se dejaran los dientes en el suelo o la estación de Nueva York, iniciada con un año de retraso, cuyo presupuesto se ha duplicado y alcanza ya los 4.000 millones de dólares.

Y por último, aunque hay más, reseñar la condena al arquitecto a pagar tres millones de euros por fallos en la construcción del Palacio de Congresos de Oviedo, cantidad que servirá para cubrir los gastos del derrumbe parcial de un graderío y para dotar de movilidad a la cubierta.

¿Hacen falta más ejemplos?

A pesar de esta retahíla de chapuzas, en muchos otros lugares pueden dar fe de la incomodidad de sus instalaciones (Auditorio de Santa Cruz de Tenerife, donde caminar entre las filas de asientos es tarea imposible y el suelo resbalaba tanto que tuvo que ser tratado a posteriori para evitar accidentes). Así las cosas uno no entiende el porqué de tanta fama ni tantas solicitudes de obras que salieron por un precio escandaloso.  

Santiago Calatrava es la imagen de un tiempo y un país. De un periodo de locuras absurdas motivadas por una rivalidad paleta entre comunidades autónomas  y ayuntamientos por ver quién se gastaba más dinero en un edificio más grande. 

Aprender de los errores

Ojalá que toda esta reseña de tropelías sirviera para conjurar la posibilidad de que vuelvan a producirse en un futuro. Si quieren mi opinión, abandonen toda esperanza de que esto ocurra. Ya verán como la burra vuelve al trigo y cuando salgamos de esta y las cosas vayan mejor, volveremos a presenciar inauguraciones de varios millones con fotos de presidentes, alcaldes, concejales o ministros, encantados de haberse conocido. 

No tenemos remedio... 


domingo, 13 de octubre de 2013

EL PSOE Y LA CIA.

La CIA posee una solida infraestructura en España que comenzó el los 40, en la que al día de hoy, colaboran miembros del ejercito español, destacados políticos, diplomáticos, empresarios,  personajes del mundo de la banca y de la cultura como también del periodismo. La mayor parte de los colaboradores, tienen poco que ver con la imagen tópica peliculera de los espías, son individuos “normales” perfectamente integrados en su entorno social.

El New York Times publica en 1975, poco antes de la muerte de Franco, que la CIA mantiene importantes relaciones con todos los partidos políticos españoles para buscar una salida al régimen, incluido el PC  de Carrillo. Al final de los 50, los servicios secretos  norteamericanos “tocan” a jóvenes socialistas  para tenerlos como fuente de información de los comunistas. Carlos Zayas, Joan Raventós o Federico de Carvajal,  Enrique Múgica  son algunos de ellos.
En 1974, Felipe González  acude a Suresnes  escoltado por los oficiales del CESED, y quienes les proporcionan el pasaporte. Mas tarde, aguantan su “OTAN,  de entrada “, como reclamo electoral, hasta que llegan al poder en el 82.

Texto extraído del libro La CIA y la refundación del Psoe de Alfredo Grimaldos. Saquen ustedes sus propias conclusiones...

Lo que si quedara claro es que el papel  a interpretar en la transición por el  PSOE  estaba escrito desde mucho antes. Los empedernidos lectores saben que no es un secreto que F. González  y el PSOE  'se preparó', era la alternativa controlada de la CIA, era una de sus patas de apoyo, la otra  Socialdemocracia alemana, crearon una especie de nuevo PSOE para contrarrestar a los comunistas, es la propia CIA y los servicios secretos de Carrero ( SECED ) quien provee de medios, pasaportes, y escolta a F. González hasta Suresnes,  y funcionó perfectamente porque el nuevo PSOE siguió todas las pautas bien respaldado, por lo que es un partido que no surgió de una verdadera base social, sino creado, modelado,  respaldado y financiado. Esto explica muchas cosas, demasiadas cosas, desde porque se diseño un reparto electoral, el casi “pucherazo de la OTAN”, el desmantelamiento de casi toda la industria al principio de los 80, ( la mal llamada reconversión industrial ), el porqué  el PSOE sigue políticas Neoliberales, de tantas incoherencias entre sus discursos supuestamente de izquierda y las políticas que practica.

¿Es casualidad, es Marketing  que  Rubalcaba proponga ahora a sus filas quitar la O de “obrero” y la E de España a la siglas del PSOE? Evidentemente que no. En realidad todo responde a la política e ideología  que han llevado desde que entraron en el 82 en la Moncloa.