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sábado, 27 de septiembre de 2014

LAS FUERZAS ARMADAS CON EL PUEBLO

Soy miembro del Colectivo de militares españoles ANEMOI. Mi graduación es Capitán de Navío de la Marina Española en situación de retirado, anteriormente fui miembro de la Unión Militar Democrática (UMD), disuelta voluntariamente tras las primeras elecciones generales en España el 15 de junio de 1977. Nuestro portavoz en el exilio en París fue el Capitán de Aviación, piloto de reactores, José Ignacio Domínguez, hoy Teniente Coronel de Aviación en la Reserva...




José Ignacio fue condenado a siete años de prisión, con las accesorias de separación del servicio y suspensión de todo cargo público, profesión, oficio y derecho de sufragio durante este tiempo de condena. Lo fue en un indigno Consejo de Guerra, el 27 de diciembre de 1977, bajo el reinado de Juan Carlos I. Su delito: haber defendido las libertades democráticas y los derechos sociales recogidos en la Constitución, hoy burlados criminalmente bajo el ilegítimo reinado de Felipe VI. Reinado impuesto, sin el menor respeto por la soberanía popular, en esta segunda restauración borbónica española.

Anteriormente, otros valerosos compañeros de la UMD habían sido brutalmente detenidos en sus domicilios en plena madrugada -aún en vida del dictador, el asesino Francisco Franco, promotor de la segunda restauración borbónica- jugados en Consejo de Guerra, condenados a largos años de prisión y expulsados del Ejército. Entre ellos el Comandante Luis Otero, fundador de la Unión Militar Democrática, hoy Coronel retirado y Presidente del Foro Milicia y Democracia.

La falsa Ley de Amnistía, en realidad una "ley de punto final", ocultó los crímenes del franquismo y dejó expresamente fuera de ella a los compañeros demócratas condenados y expulsados. Aquella decisión "militar" es una prueba más del carácter ilegítimo del régimen borbónico, que sigue ignorando a las víctimas del franquismo y ha expulsado injustamente de la carrera judicial al Juez Garzón. Juez que ha intentado valerosamente investigar las atrocidades de la dictadura.

La presentación del Colectivo Anemoi en esta Fête de l'Humanité del año 2014, cuya acogida fraternal agradecemos vivamente, es para nosotros un hito más para dar a conocer nuestra lucha pacífica por unas Fuerzas Armadas respetuosas con la soberanía popular.

Daré lectura de nuestro comunicado número 12, emitido el 25 de Agosto de este año, que fue leído públicamente en los actos del 70 aniversario de la liberación de Paris por el muy digno y heroico excombatiente republicano Daniel Serrano, cuyo lema hacemos nuestro; "ne pas s'avouer vencu" (no darse por vencido).

También daré lectura a algunos párrafos de nuestro Manifiesto, presentado en un acto público en el Club de Amigos de la UNESCO en Madrid el 23 de enero del presente año. En él se pone de relieve nuestra inquebrantable actitud democrática al servicio del pueblo y las motivaciones que nos impulsan a expresar públicamente nuestros ideales. Por ultimo responderé a todas las peticiones de aclaración que desee realizar el público asistente.

Procedo, pues, a dar lectura de nuestro comunicado número 12.

El Colectivo de militares españoles ANEMOI, fiel a la memoria de las mujeres y hombres que lucharon por la libertad, la democracia y la justicia social, rechaza el régimen borbónico del 78 -vigente en España e impuesto bajo extorsión militar- y propugna la unidad popular por un proceso constituyente en libertad.

En el 70 aniversario de la liberación de París nos honra enviar nuestro saludo fraternal al pueblo francés, a sus autoridades, y muy especialmente al pueblo de París junto a su alcaldesa Anne Hidalgo y su equipo de gobierno.

El 25 de agosto, 70 aniversario de la liberación de la capital, deseamos fervientemente que las autoridades francesas graben de forma indeleble en su callejero la memoria de los republicanos españoles que, junto a sus compañeros franceses, supieron morir para que Francia viviese. Sería sin duda un gesto decisivo del presidente Hollande que hermanaría una vez más a nuestros pueblos. Aquella lucha ejemplar contra la barbarie fascista es la que desde el fondo de nuestros corazones honramos todos los demócratas españoles.

¡No pasarán!

A continuación procedo a la lectura de algunos párrafos de nuestro Manifiesto: Las Fuerzas Armadas con el pueblo.

Un grupo de profesionales de las Fuerzas Armadas, preocupados por la deriva de la situación política y social en España en el contexto de la crisis global actual y estimulados por la creciente ola de protestas sociales, hemos decidido participar en el debate público. Queremos aportar nuestros conocimientos del medio militar para poner de relieve las amenazas y las limitaciones que el actual modelo de fuerzas armadas representan para los cambios necesarios.

En la actual situación de crisis, la soberanía popular está secuestrada por los grandes poderes económicos y financieros, nacionales y transnacionales. El pacto social establecido con la Constitución de 1978 ha perdido toda su validez. El estado de la Transición, lastrado en sus orígenes por la inclusión de los poderes económicos del franquismo, se ha convertido finalmente en un auténtico Régimen oligárquico en el que la “democracia” no es más que una declaración formal vacía de contenido.

La respuesta popular contra la crisis y, fundamentalmente, contra las terribles consecuencias de la misma, ha avanzado desde la perplejidad y el miedo, hasta la resistencia activa, pasando por las protestas masivas en la calle, la ocupación de las plazas públicas y el intento de bloquear y denunciar en sus propias sedes a los distintos poderes públicos.

La represión del estado de la Transición ha desarrollado métodos de control masivo de la población. Las detenciones arbitrarias, los cacheos y fichajes de los ciudadanos en manifestaciones y asambleas, y las amenazas a los dirigentes que alientan las movilizaciones, predicen la preparación de mecanismos de represión masivos si el movimiento popular sigue avanzando en organización, movilización y determinación en las protestas.

Las anunciadas reformas del Código Penal, de la Ley de Seguridad Ciudadana y de la Ley de Seguridad Privada, así como las que se avecinan sobre la Ley de Huelga y el Código Penal Militar, constituyen todo un repertorio de instrumentos represivos que vacían de contenido los derechos y libertades proclamados solemnemente en la Constitución, en lo que muchos analistas consideran un “golpe de estado” encubierto.

La clave de bóveda del Régimen de la Transición es la Monarquía y su conexión –constitucional y de fidelidad- con las Fuerzas Armadas. Su imagen de “salvadora” de la democracia tras el golpe del 23 F ha caído en el descrédito más absoluto. 

Cada vez más las movilizaciones sociales levantan la bandera de la República. Cada vez más la exigencia de un “proceso constituyente” se plantea como el inicio de la solución a los problemas de este país, que no puede provenir de los responsables del desastre.

El Régimen resistirá apoyado en los recursos institucionales y represivos de su estado. La gran pregunta de las organizaciones sociales y políticas emergentes, de los sectores en lucha, de los que pretenden un mundo nuevo, es sobre cuál va a ser el papel de las Fuerzas Armadas y las Fuerzas de Seguridad ante los cambios que se avecinan.

En los últimos meses se han hecho públicas diversas manifestaciones de militares que plantean la fidelidad al Rey como Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, subrayando el papel que les ha reservado la Constitución como custodios de la misma y, sobre todo, manifestando la existencia de un “patriotismo militar” que está por encima de cualquier constitución y, por supuesto, de cualquier reclamo de soberanía popular.

Se plantea pues, en primer lugar, la necesidad de neutralizar la posibilidad de intervención militar cuando la revuelta popular resulte irresistible, cuando el choque social se agudice.

.......

La obediencia de las Fuerzas Armadas al Rey debe ser definitivamente quebrada. Únicamente es aceptable que la Jefatura de las Fuerzas Armadas recaiga en quien que haya sido democráticamente elegido. La III República es, pues, inaplazable.

He finalizado mi intervención. Gracias por su atención. Será un placer responder a las preguntas que los asistentes deseen formular.

París, 13 de septiembre de 2014

Manuel Ruiz Robles es Capitán de Navío de la Armada

Visto en :

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

domingo, 17 de agosto de 2014

¡ QUÉ VUELVA EL MURO DE BERLIN !

Durante años, los medios de comunicación capitalistas han difamado libremente sobre la ya extinta República Democrática Alemana y principalmente sobre el Muro de Protección Antifascista, popularmente conocido como "el muro de Berlín". 



Desde la separación de Alemania, el oeste abiertamente declaró la intencionalidad de anexión de la parte este, practicando constantemente actos de sabotaje, propaganda, engaño y espionaje, así mismo, tensaron la cuerda de la guerra constantemente agitando el polvorín que en ese momento era Berlín. Tal es así que quien en su momento fue alcalde de la parte oeste de Berlín, Willi Brandt, declaró que el Berlín oeste era "una espina en el costado de la República Democrática Alemana" y por ende del campo socialista en su conjunto. De esta manera, vemos las intentenciones desleales y traicioneras que mantuvieron los dirigentes de la República Federal Alemana en la cuestión alemana...


En cualquier caso, antes de analizar más acerca del muro en sí, es conveniente hacer un pequeño esbozo de la coyuntura histórica que acabo con la creación de este muro, el proceso que condujo a ello.

En 1945, habiendo sido derrotado el nazi-fascismo en Berlín por el Ejército Rojo a la par que las potencias capitalistas aliadas avanzaban presionados por el avance soviético en Europa, Alemania queda dividida en cuatro sectores: el soviético, el francés, el británico y el norteamericano, lo mismo ocurriría en concreto con la ciudad de Berlín, que se encontraba en medio de la zona soviética.

Por un lado se encontraba la Unión Soviética, la cual instaba a un gobierno de concentración nacional dotado de un carácter antifascista y fuera de influencias extranjeras. Por otro lado los países imperialistas que solo querían de Alemania un tapón contra el avance del comunismo, manteniendo, una vez más, su ya habitual postura antipopular y antidemocrática con tal de defender sus intereses. Es pues nuevamente una pugna entre las potencias lideradas por EE.UU y la URSS, así como el pistoletazo de salida de la llamada "Guerra Fría". Finalmente, el 23 de mayo de 1949 de manera unilateral las potencias capitalistas aliadas, al haber unido sus respectivos sectores de influencia del oeste, crean la denominada República Federal Alemana (RFA). Se convierte así mismo una frontera entre sectores en una frontera entre dos Estados. Es entonces cuando el 7 de octubre de 1949 la parte este responde constituyendo otro Estado: la República Democrática Alemana (RDA).

Además de la separación artificial de Alemania por una frontera estatal, la RFA se integra en la OTAN, así, EE.UU y la RFA crearon una frontera no solo entre estados, sino también entre dos bloques militares, ya que la RDA más tarde ingreso en la alianza militar del bloque socialista: el Pacto de Varsovia. Luego, ¿quién levantó realmente el muro?

Más allá de los hechos anteriormente citados, las autoridades del oeste, una y otra vez, azuzaron a saboteadores, bandas fascistas, revanchistas y espías para que constantemente hicieran trabajo de zapa en la joven RDA. Es bastante paradigmático el hecho de que solo en Berlín oeste se encontraban alrededor de 90 organizaciones de espionaje. A todo ello podemos sumarle el hecho de que la RFA no reconocía a la RDA como Estado soberano y sistemáticamente efectuó provocaciones, violaciones intencionadas de las fronteras, etc. Era pues Berlín un polvorín al que EE.UU y la RFA no paraban de echar cerillas encendidas.

Estando así las cosas, y siendo la RDA y principalmente el este de la ciudad de Berlín objeto de constantes ataques y provocaciones la madrugada del 13 de agosto de 1961 los obreros berlineses comenzaron la construcción del muro que habría de frenar el avance de las bandas neohitlerianas y las aspiraciones belicistas de la OTAN hacia el este de Europa. El muro fue un portazo en la cara a los EE.UU semejante al de Corea, Vietnam o Cuba y por eso mismo lo aborreció y calumnio de esa manera la prensa capitalista durante los últimos años. ¿Realmente podemos acusar de algo a un granjero que cerca su terreno? O ¿A una persona que cierra la puerta de su casa con llave para que no le roben?

La República Democrática Alemana, una y otra vez, dio pie a su vecino para mejorar las relaciones interalemanas e incluso para la reunificación y la retirada bilateral de todos los pactos militares internacionales y la retirada del armamento nuclear de los dos lados. Estas propuestas fueron tumbadas una y otra vez desde la Casa Blanca y Bonn (Capital de la RFA). De hecho, la RDA abrió oficinas en la parte oeste del metro de Berlín, allí expedía visados para entrar a la República, sin embargo, estas oficinas fueron cerradas por las autoridades del oeste ¿Quién no deseaba realmente la reunificación? ¿Con qué legitimidad acusa el gobierno de Bonn a la RDA de romper lazos humanos?

La RDA era un país relativamente pequeño, tranquilo, pero muy vivo. Este país con sus alrededor de 20 millones de habitantes llegó a ser el décimo país más industrializado del mundo. El nivel de vida en la RDA era bastante alto, no existía el desempleo, ya que al estar toda la economía en manos de la clase obrera se organizaba y planificaba con tal de producir según las necesidades de la población y las necesidades del mismo avance económico. La RDA fue una de las demostraciones prácticas de la superioridad de la economía planificada sobre el modo de producción del capitalismo. Además del bienestar de los trabajadores en general, es de mencionar que se hicieron grandísimos avances en lo que a los derechos reproductivos, sexuales y demás respecta, por ejemplo, mientras que en la RFA la homosexualidad fue ilegal hasta los años 90, en la RDA la población gozaba de libertad sexual. La juventud tuvo siempre un papel capital. Muchos jóvenes fueron representantes electos y parte de muchas estructuras políticas, económicas, sociales,.. Además, aparte de la presencia que tenían los jóvenes en la vida política, es reseñable el gran desarrollo que tuvo la música popular moderna. Mediante festivales de música como el "Ostrock" la juventud disfrutaba de un tiempo libre festivo a su medida, a su gusto. Por otro lado la cuestión de la mujer trabajadora también tuvo un gran adelanto, las mujeres estaban presentes en los trabajos "masculinos" por igual, prácticamente su totalidad trabajaba, era pues una igualdad real. La educación, sanidad, vivienda, trabajo, ocio, transporte, energía, agua, cultura, deportes, vestimenta, y un largo etcétera eran también derechos fundamentales que todas las personas tenían en la práctica.

La República Democrática Alemana fue el primer Estado alemán antifascista. Fue el primer Estado alemán Socialista. Un país que cometió errores, pero los cometió honestamente. Muchas de las personas, antiguas ciudadanas de la RDA con las que podáis hablar, seguro que os cuentan con nostalgia su época de pionero, su trabajo asegurado, el ocio, el deporte, la hermandad y la paz que se vivían en ese país... El muro de contención antifascista fue erigido para proteger a esa sociedad de aquellos que hoy nos expulsan de nuestras casas y puestos de trabajo. De aquellos que hacen la guerra en países lejanos y masacran a la población civil para conseguir los recursos que necesitan. ¿Quién construyó, pues, realmente el muro?

TintaRoja - Jakes Iñarra

sábado, 1 de febrero de 2014

LA SUPERIORIDAD DEL CAPITALISMO

¿Que es una crisis capitalista? .. Veamos en primer lugar lo que NO es una crisis capitalista.
  • Que haya 950 millones de hambrientos en todo el mundo, eso no es una crisis capitalista.
  • Que haya 4.750 millones de pobres en todo el mundo, eso no es una crisis capitalista.
  • Que haya 1.000 millones de desempleados en todo el mundo, eso no es una crisis capitalista.
  • Que más del 50% de la población mundial activa esté subempleada o trabaje en precario, eso no es una crisis capitalista.
  • Que el 45% de la población mundial no tenga acceso directo a agua potable, eso no es una crisis capitalista.
  • Que 3.000 millones de personas carezcan de acceso a servicios sanitarios mínimos, eso no es una crisis capitalista.
  • Que 113 millones de niños no tengan acceso a educación y 875 millones de adultos sigan siendo analfabetos, eso no es una crisis capitalista.
  • Que 12 millones de niños mueran todos los años a causa de enfermedades curables, eso no es una crisis capitalista.
  • Que 13 millones de personas mueran cada año en el mundo debido al deterioro del medio ambiente y al cambio climático, eso no es una crisis capitalista
  • Que 16.306 especies están en peligro de extinción, entre ellas la cuarta parte de los mamíferos, no es una crisis capitalista.


Todo esto ocurría antes de la crisis. ¿Qué es, pues, una crisis capitalista? ¿Cuándo empieza una crisis capitalista?..


Hablamos de crisis capitalista cuando matar de hambre a 950 millones de personas, mantener en la pobreza a 4700 millones, condenar al desempleo o la precariedad al 80% del planeta, dejar sin agua al 45% de la población mundial y al 50% sin servicios sanitarios, derretir los polos, denegar auxilio a los niños y acabar con los árboles y los osos, ya no es suficientemente rentable para 1.000 empresas multinacionales y 2.500.000 de millonarios.

Lo que demuestra la superior eficacia y resistencia del capitalismo es que todas estas calamidades humanas -que habrían invalidado cualquier otro sistema económico- no afectan a su credibilidad ni le impiden seguir funcionando a pleno rendimiento. Es precisamente su indiferencia mecánica la que lo vuelve natural, invulnerable, imprescindible. El socialismo no sobreviviría a este desprecio por el ser humano, como no sobrevivió en la Unión Soviética, porque está pensado precisamente para satisfacer sus necesidades; el capitalismo sobrevive y hasta se robustece con la desgracias humanas porque no está pensado para aliviarlas. Ningún otro sistema histórico ha producido más riqueza, ningún otro sistema histórico ha producido más destrucción. Basta considerar en paralelo estas dos líneas -la de la riqueza y la de la destrucción- para ponderar todo su valor y toda su magnificencia. Esta doble tarea, que es la suya, el capitalismo la hace mejor que nadie y en ese sentido su triunfo es inapelable: que haya cada vez más alimentos y cada vez más hambre, más medicinas y más enfermos, más casas vacías y más familias sin techo, más trabajo y más parados, más libros y más analfabetos, más derechos humanos y más crímenes contra la humanidad.

¿Por qué tenemos que salvar eso? ¿Por qué tiene que preocuparnos la crisis? ¿Por qué nos conviene encontrarle una solución? Las viejas metáforas del liberalismo se han revelado todas mendaces: la “mano invisible” que armonizaría los intereses privados y los colectivos cuenta monedas en una cámara blindada, el “goteo” que irrigaría las capas más bajas del subsuelo apenas si es capaz de llenar el cuenco de una mano, el “ascensor” que bajaría cada vez más deprisa a rescatar gente de la planta baja se ha quedado con las puertas abiertas en el piso más alto. Las soluciones que proponen, y aplicarán, los gobernantes del planeta prolongan, en cualquier caso, la lógica inmanente del beneficio ampliado como condición de supervivencia estructural: privatización de fondos públicos, prolongación de la jornada laboral, despido libre, disminución del gasto social, desgravación fiscal a los empresarios. Es decir, si las cosas no van bien es porque no van peor. Es decir, si no son rentables 950 millones de hambrientos, habrá que doblar la cifra.

El capitalismo consiste en eso: antes de la crisis condena a la pobreza a 4.700 millones de seres humanos; en tiempos de crisis, para salir de ella, sólo puede aumentar las tasas de ganancia aumentando el número de sus víctimas. Si se trata de salvar el capitalismo -con su enorme capacidad para producir riqueza privada con recursos públicos- debemos aceptar los sacrificios humanos, primero en otros países lejos de nosotros, después quizás también en los barrios vecinos, después incluso en la casa de enfrente, confiando en que nuestra cuenta bancaria, nuestro puesto de trabajo, nuestra televisión y nuestro ipod no entren en el sorteo de la superior eficacia capitalista. Los que tenemos algo podemos perderlo todo; nos conviene, por tanto, volver cuanto antes a la normalidad anterior a la crisis, a sus muertos en-otra-parte y a sus desgraciados sin-ninguna-esperanza.

Un sistema que, cuando no tiene problemas, excluye de una vida digna a la mitad del planeta y que soluciona los que tiene amenazando a la otra mitad, funciona sin duda perfectamente, grandiosamente, con recursos y fuerzas sin precedentes, pero se parece más a un virus que a una sociedad. Puede preocuparnos que el virus tenga problemas para reproducirse o podemos pensar, más bien, que el virus es precisamente nuestro problema. El problema no es la crisis del capitalismo, no, sino el capitalismo mismo. Y el problema es que esta crisis reveladora, potencialmente aprovechable para la emancipación, alcanza a una población sin conciencia y a una izquierda sin una alternativa elaborada. Se equivoque o no Wallerstein en su pronóstico sobre el fin del capitalismo, tiene razón sin duda en el diagnóstico antropológico. En un mundo con muchas armas y pocas ideas, con mucho dolor y poca organización, con mucho miedo y poco compromiso -el mundo que ha producido el capitalismo- la barbarie se ofrece mucho más verosímil que el socialismo.

sábado, 21 de diciembre de 2013

SUFRIMOS UNA FALTA DE CULTURA POLÍTICA

Nuestro sistema  no es perfecto, ninguno lo es.Un sistema que debe evolucionar y así lo hará, pero para ello se necesita un alto grado de crítica positiva en la sociedad civil. Una alimentación recíproca entre las partes implicadas de un sistema, que como dije anteriormente, está en una depresión.

Este problema nos afecta a todos. Estamos inmersos en una crisis que se alimenta de una falta de cultura política y esto deprime al sistema.
La cultura política es fundamental en una democracia consolidada y aunque su concepto ha variado a lo lardo de la historia y a través de las diferentes corrientes del pensamiento – ya sea desde Platón pasando por Tocqueville, Weber, Habermas hasta Almond y Verba (1965, The Civic culture) – mantienen la misma esencia.

Almond y Verba en su investigación dividieron a la población en tres grupos: Los participantes, los súbditos y los provincianos. Los Participantes eran aquellos ciudadanos con un alto conocimiento político, contentos con el sistema considerándolo legítimo, merecedor de apoyo y con una alta participación en el mismo. Los súbditos se encontraban en un término medio, estos no poseían tantos conocimientos de política, no sentían una gran implicación con el sistema y no acudían a votar con regularidad. Por último, los provincianos, no tenían conocimiento alguno sobre política y estaban directamente implicados con su entorno más cercano, además poseían un alto grado de desconfianza por el empleado público.

Ante esta exposición, Almond y Verba, llegaron a la hipótesis de que las democracias más estables se establecerían en aquellos países donde disfrutaban de “cultura cívica”, es decir, donde hubiese un gran número de población participante y súbdita, y un número pequeño de provincianos.

Los primeros 25 años de democracia  se han caracterizado por lo que algunos han denominado la “política del consenso” una eventualidad que se ha fragmentado en mil pedazos con la radicalización de los discursos y las confrontaciones políticas. Unos hechos que van acompañados, según una apreciación personal, de una predisposición a la monotonía del discurso político frente a la aplicación efectiva de políticas que son demandadas a priori por la sociedad civil. Hechos que enmarcan, de una manera sintetizada, una situación de descontento y desafección política en la propia sociedad que llevan a la falta de conocimientos y de una predisposición por parte de los ciudadanos a “escapar” de la participación política.

Los hechos anteriormente citados no hacen más que ir en aumento. Unos hechos que se ven reflejados cada cuatro años en base a indicadores como el aumento de la abstención en las elecciones generales.

La desafección política se manifiesta principalmente por la falta de autosuficiencia de los gobernantes ante los efectos de las crisis económicas o de problemas ecológicos. Asimismo la proliferación de la corrupción o la calidad de los partidos políticos y los medios de comunicación se posicionan como elementos fundamentales para la calidad democrática. (Ferrán Requejo:2008).

De este modo la ciudadanía percibe a la llamada “clase política” como una profesión desvalorada, un hecho que no favorece a la democracia. Una democracia que necesita de buenos profesionales que quieran y estén dispuestos a ejercer un cargo de responsabilidad en la política. No obstante, y a las evidencias me remito, un profesional cuya profesión se establezca en el sector privado y goce de una alta reputación debido a su trabajo no deseará trasladar su labor profesional a la política activa. ¿Por qué?, porque seguramente su poder adquisitivo disminuirá, de este modo y obviando esto último se limitará a rechazar esa posibilidad debido a la falta de prestigio.

Con esto no quiero decir, ni mucho menos, que la política tenga que ser ejercida sólo por grandes profesionales llegando a un posicionamiento tecnocrático nada favorecedor, sino también por aquellos que tengan la voluntad y la capacidad de trasladar sus ideas a las instituciones políticas en base a las demandas que la sociedad civil le traslade.

La llamada “puerta giratoria” se ve imprescindible para evitar el enquistamiento político y la inmovilidad de los políticos mediante mecanismos de limitación de mandatos o el ejercicio de un cargo político.

Pero para esto se necesita cultura política, y esto es demanda social, movilización y crítica constructiva por parte de los ciudadanos. El mero hecho de decir “todos los políticos son iguales” contribuye a la inmovilización, al resentimiento y al deterioro sin precedentes de la democracia.  Una costumbre más en nuestra sociedad que nos lleva cada día a esa población provinciana que describían Almond y Verba.

La democracia no empieza y acaba cada cuatro años con un simple voto.La democracia se construye alimentando toda demanda de garantía democrática y no exacerbando las limitaciones de la misma.

“Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo.”- Karl Marx

Artículos de Diego Mo Groba, visto en www.politicahora.com