No se llamaba Dolores, ni tampoco Pasionaria, pese a que por ese nombre la conoce la historia, sino Isidora, que así la inscribieron en el Registro Civil un día de diciembre de 1895: Isidora Ibárruri Gómez, hija de Antonio, el Artillero, porque ése era su oficio en la mina de Gallarta, en Vizcaya, y de Dolores Gómez, una castellana que le pasó el nombre...
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domingo, 13 de noviembre de 2016
viernes, 19 de diciembre de 2014
RADIO PIRENAICA : LA VOZ DE LA ESPERANZA
No puede entenderse la larga y tenaz lucha contra la dictadura franquista sin la contribución de Radio España Independiente, bautizada La Pirenaica por Dolores Ibárruri, su primera directora. Si el PCE fue el Partido del Antifranquismo, La Pirenaica fue la Radio del Antifranquismo.
Empezó a emitir hace más de 70 años, el 22 de julio de 1941, un mes después de la agresión nazi contra la Unión Soviética y cuando en España el terror fascista había asesinado, encarcelado o enviado al exilio a centenares de miles de dirigentes, militantes y simpatizantes del Frente Popular.
No había esperanza para los vencidos. E inicialmente ésa fue la primera victoria de La Pirenaica con sus precarias emisiones, al principio desde Moscú y después –cuando las columnas nazis se aproximaban a la capital soviética- desde Ufá: insuflar esperanza al único pueblo europeo que hasta aquellos días había sido capaz de plantar resistencia al fascismo.
¡Cuántos de nosotros y nosotras no hemos escuchado a nuestros padres y abuelos hablar de cómo intentaban sintonizar La Pirenaica por las noches como quien busca una estrella en la oscuridad!
Después de que Pasionaria (quien en aquellos primeros años escribió los diálogos “Ventana a ventana”), Enrique Castro Delgado, Jacinto Barrio y José Sandoval la dirigieran durante su primera década, en 1952 se hizo cargo de la emisora Ramón Mendezona, conocido como “Pedro Aldamiz” por los oyentes, quien la dotó de un tono más informativo. En 1955, La Pirenaica se trasladó a Bucarest (Rumania) y poco a poco fue ampliando sus emisiones hasta superar las 16 horas diarias y en ocasiones excepcionales (asesinato de Julián Grimau, tiranicidio de Carrero Blanco, muerte de la momia) llegó a emitir las 24 horas del día. Sus programas tenían nombres como “Nota Internacional”, “Onda Deportiva” o “El Correo de La Pirenaica”, en el que se leía una selección de las decenas de cartas que durante la década de los 60 llegaban semanalmente –por diferentes conductos- a la redacción.
Una mención especial, como siempre, merece el heroísmo de los presos políticos comunistas que, si fueron capaces de editar Mundo Obrero con papel cebolla en la prisión de Burgos, también se arriesgaron a “producir” de manera regular entre octubre de 1963 y julio de 1966 el programa “Antena de Burgos”, en el que los locutores de la radio difundían la información que de manera muy rápida y clandestina les hacían llegar nuestros camaradas presos.
Desde el primer momento la dictadura franquista hizo lo imposible por neutralizar las emisiones de Radio España Independiente. Por ejemplo, el 1 de septiembre de 1941 un decreto personal y reservado (nunca publicado en el BOE) firmado por el subsecretario de la Presidencia, Luis Carrero Blanco, creó el Servicio de Interferencia Radiada. Años después el régimen recibió financiación y apoyo tecnológico de Estados Unidos para intentar interferir estas emisiones. Pero el empeño del régimen por impedir que la voz de la “única emisora española sin censura de Franco” recorriera el país fue estéril.
La Pirenaica decidió clausurar sus emisiones el 14 de julio de 1977, una vez que se habían constituido las Cortes Generales elegidas en las elecciones legislativas del 15 de junio. Su monumental archivo forma parte del Archivo Histórico del PCE y ha permitido multitud de trabajos, entre ellos una excelente tesis doctoral a cargo de Luis Zaragoza Fernández, quien la ha sintetizado en un libro muy recomendable pero lamentablemente ya agotado en las librerías: Radio Pirenaica. La voz de la esperanza antifranquista (Marcial Pons).
En las conclusiones de su libro, Zaragoza Fernández remarca: “La existencia de REI es un elemento fundamental para explicar la implantación del PCE por todo el territorio español y su permanencia a lo largo del franquismo, a pesar de las caídas. Y es que La Pirenaica fue un instrumento privilegiado no sólo para los simpatizantes que todavía no estaban encuadrados, sino también para los militantes que quedaban temporalmente aislados a consecuencia del desmantelamiento de sus organizaciones por parte de la policía”. Porque junto con la movilización del pueblo español contra la dictadura y la orientación teórica e ideológica, uno de los objetivos centrales de la emisora fue contribuir a la organización del Partido en el interior del país.
“La Pirenaica fue una emisora comunista, desde luego, que nunca ocultó sus señas de identidad y cuya trayectoria estuvo ligada a la historia del Partido, a su línea política, a su evolución interna y a su concepción de las tareas propagandísticas”, escribe Zaragoza Fernández. “Pero en la práctica acabó siendo la voz del antifranquismo porque los demás grupos de oposición no pudieron, no supieron o no quisieron poner en marcha estaciones similares. La Pirenaica sirvió para decir a quienes combatían que no estaban solos en la lucha, para explicar a quienes no combatían que había gente que lo hacía, para recordar que el pueblo español había sido libre y para anunciar que en el futuro –un futuro que los redactores de REI consideraban siempre como inmediato- volvería a serlo. El triunfalismo que tantas veces se ha achacado a la emisora tal vez era necesario para seguir manteniendo esa moral, esa fe –con perdón del socialismo científico- que permitía resistir año tras año, caída tras caída”.
Como escribió Marcel Plans, durante muchos años La Pirenaica fue “para los vencidos una voz de esperanza”, la voz que anunciaba que con lucha, sacrificio y organización España podría superar las tinieblas del fascismo. Por eso, su memoria y la de los camaradas que la hicieron posible día tras día durante 36 años no debiera extinguirse jamás.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
PIRENAICA
Radio España Independiente, la emisora del Partido Comunista de España, fue el más potente altavoz del antifranquismo entre 1941 y 1977, fecha en que cesó sus emisiones en su sede de Bucarest tras la constitución del primer parlamento democrático. Durante estos años, y sobre todo entre 1962 y 1967, el programa "Correo de La Pirenaica" dio lectura a las cartas que desde España o desde los países de la emigración sorteaban la censura o las dificultades de comunicación para contar sus experiencias personales y sus anhelos de libertad. El presente libro analiza el contenido de las cartas que se han conservado, unas 15.500, e identifica a corresponsales y oyentes, los "ojos y oídos de La Pirenaica", entre los cuales se encuentran antiguos combatientes republicanos, exiliados, expresos, obreros, campesinos, mineros, profesores, amas de casa, escritores y estudiantes. Las cartas de La Pirenaica recogen un largo memorial de agravios, comenzando por los recuerdos dramáticos de la guerra civil y el reguero de fosas comunes, prisiones y vejaciones que dejaron los vencedores. Contienen la peripecia de los inmigrantes que abandonaron sus pueblos, la lucha por la supervivencia en los suburbios, la indignación por la insoportable carestía de la vida y la falta de acceso a una educación digna. Constituyen, además, un lamento coral de las distintas sensibilidades ideológicas contra el imperio del terror impuesto por la dictadura, acentuado por la ejecución del dirigente del PCE Julián Grimau en 1963. La España de Franco no pudo silenciar las voces de la disidencia y el descontento, que este fondo documental censa como un impresionante fresco colectivo surgido desde la clandestinidad. En definitiva, las cartas de La Pirenaica se alzan como un testimonio único de arrolladora autenticidad donde están presentes el dolor, la resignación, la solidaridad y el heroísmo de los ciudadanos que prefiguraron la democracia en España.
sábado, 26 de abril de 2014
PASIONARIA, UNA LEYENDA QUE SE PODÍA TOCAR.
El pasado 5 de abril en Córdoba se presentó en un homenaje a Dolores Ibárruri el título Pasionaria, una leyenda que se podía tocar, Felipe Alcaraz, escritor y político andaluz, resume la historia que ha escrito de Dolores Ibárruri, dirigente comunista fundamental para conocer la lucha por la Democracia. Un libro que recorrerá toda la geografía peninsular, en multitud de homenajes que a Pasionaria se le va a realizar en el 25 aniversario de su fallecimiento.
El propio Felipe Alcaraz nos dice acerca de su nuevo libro: " El grito de Dolores 'No pasarán' no ha caducado. El fascismo es una forma de capitalismo de excepción, y en esas estamos. La ultraexplotación exige el fin de la libertad y extender la política del miedo a través de la cohesión penal. Todo se está dando.
El huevo de la serpiente está en un grado de incubación creciente, que no se ha detenido. Al par ese “No pasarán” es la expresión más viva de la existencia de un izquierda constituyente y transformadora. Pasaron militarmente en el 39, pero no cultural, ideológicamente. Hablamos de derrota, sí, pero no de rendición, no de sumisión. La sumisión es ser derrotados y asumir los valores del adversario, parecerse a ellos, terminar siendo ellos. Y eso no se ha producido. De ahí la gran esperanza, que ha empezado en latinoamérica y va a seguir por la vieja Europa. “Un fantasma recorre Europa”, será el grito que deberemos dar si cuaja el proceso constituyente, la victoria sobre el neoliberalismo y sobre los que intentan una restauración del bipartidismo borbónico. No nos pueden imponer 30 años más de una Europa de los mercaderes y los hombres de negro.Y en esa batalla está con nosotros la fuerza y la determinación de una mujer imposible de doblegar como Pasionaria. Ese es, a la vez, el mensaje hacia los jóvenes y el mensaje más joven posible..."
Un título que recoge además del texto para jóvenes de Alcaraz, un prólogo del poeta Marcos Ana y la oración laica del entierro de Dolores de Julio Anguita. También contiene un epílogo del secretario general del Partido Comunista de España, José Luis Centella. Lo completa el libro 20 actividades para desarrollar en el ámbito escolar o familiar como sugerencia didáctica. El libro está ilustrado por dibujos del almeriense Joaquín López Cruces.
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