Al terminar la Guerra Civil, España sufría graves problemas de desabastecimiento. Al principio de los años cuarenta la situación de hambre y penuria que se vivía en muchas de las ciudades y pueblos obligó a las autoridades franquistas a intervenir para controlar la producción y distribución de alimentos de primera necesidad. Aparecieron entonces las cartillas de racionamiento y productos como el pan blanco, la carne o el aceite se convirtieron en artículos de lujo que casi sólo se podían conseguir en el mercado negro...