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domingo, 4 de agosto de 2013

LA ENTREVISTA CLANDESTINA : GOBERNAR ES ADMINISTRAR LA MUERTE

 El País eliminó la entrevista de su disco duro para abortar su circulación, creando un nuevo género periodístico: la censura por arrepentimiento; que es como intentar quemar en la hoguera al artista hereje, su obra y su pensamiento. Pura dinamita cerebral.

 
La entrevista que nunca existió; fue borrada del mapa por su editor. El pasado 19 de enero el diario El País publicaba una extensa charla con Santiago Sierra, el artista español de más prestigio internacional que en 2010 originó un fenomenal escándalo al rechazar el Premio Nacional de Artes Plásticas. Para luchar contra ese olvido programado por los guardianes del sistema, nos hemos tomado la gozosa molestia de reproducir los párrafos claves de la entrevista secuestrada a partir de la primera pregunta que da pie al talentoso ajuste de cuentas del artista.

Sierra argumentó entonces su renuncia al premio en un telegrama “El Estado son ustedes y sus amigos” -a la ministra Ángeles González-Sinde-  "no quiero servir a un Estado criminal". En esa línea iba lo declarado al periódico del Grupo Prisa. Sin embargo, surrealistamente, el medio hizo desaparecer de su archivo digital la entrevista, por lo que hoy es casi imposible recuperarla. Ha pasado a la clandestinidad y con ella la lucidez con que Sierra expone su ideal libertario.
 
 
En su opinión, ¿cuáles son los asuntos más preocupantes o indignantes de lo que sucede actualmente en el plano político y social en España?
 
... " El otro día leí unas declaraciones de Gallardón afirmando que gobernar es repartir dolor, y en eso lleva toda la razón; o administrar la Muerte, como decía con mayor audacia Agustín García Calvo...
 
Los partidos políticos son en todo el mundo, y aquí también, son organizaciones criminales cuyos esfuerzos van destinados a meter mano en la caja común y repartirse el botín de lo público entre sus cuates, jefes y familiares. Ni derecha ni izquierda. Aquí la única dirección reseñable es arriba y abajo, ellos arriba y los demás abajo, obviamente.
Los partidos políticos pertenecen a la banca, que es quien los financia, al igual que los sindicatos mayoritarios pertenecen al Estado, que es quien los financia. La corrupción no es una anécdota, la corrupción es el Régimen y la extorsión, su método. El Estado es un cuerpo parasitario y su objetivo nunca será el bien común sino el privado, el bienestar de clase, de su clase.
 
 
En España tenemos una Administración colonial que hacen lo que le digan fuera a cambio de impunidad en sus desfalcos. España pertenece activamente a la mayor organización terrorista de la historia del planeta: la OTAN, principal sospechosa de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, entre muchas desgracias.
 
España es una monarquía por la gracia del Pentágono; a quienes lo que les importa es la estabilidad de sus bases militares. Es súbdita de la Unión Europea, una auténtica cueva de piratas, desde donde un día se ordena desmantelar la industria para contentar a los industriales del Norte; otro, desmontar la agricultura para contentar a la agroindustria de Francia; o, como vemos últimamente, jalear el robo a espuertas sobre la población peninsular.
La Unión Europea nos quiere como camareros y albañiles con la ciencia prohibida y la cultura de rodillas, sin universidades; brutos, pobres y enfermos. Este es un país de asesinos y de asesinados, con las cunetas llenas de olvidados y las calles llenas de intocables. Aquí se entierra a los fascistas con gaiteros y se celebran las matanzas del Nuevo Mundo y, cuando no, se divierten matando bestias los domingos. Luego está la mafia de Roma, que entiende la sodomía como un método pedagógico perfectamente aceptado; los señoritos, la clase de los peces gordos, el fútbol, los media... 
 
Un maldito desastre!!
 
Es la apoteosis de los cretinos. Pero lo realmente preocupante es la obediencia. Este es el mayor problema que tenemos, la obediencia y la candidez.
 
El trabajo no es necesario. Y lo que estoy diciendo es eso: el trabajo siempre es explotación. Es necesario huir de los imaginarios que dignifican al trabajador sin cuestionarse la naturaleza del trabajo. Si a la moralidad burguesa le molesta lo que hago, pueden irse a la ópera, que aún quedan entradas. Allí no verán pobres. Yo no soy propietario de cadenas de confección de ropa barata con niños explotados en países exóticos, tampoco vendo masivamente productos tóxicos o engaño a ancianas para robarles los ahorros de su vida, como hace la gente fina de este país.
 
Me encantaría ver un día preguntas de ese cariz dirigidas a los grandes peces gordos. Desde mi posición como artista, hago acciones puntuales, siempre dentro de la legalidad, porque no soy el dueño de un banco o una momia del Antiguo Régimen. Sé lo que es trabajar y no me gusta nada, así que van con todos mis respetos. Si para hablar con el sistema hay que ser un homeless, no podríamos hablar y sólo nos quedaría aplaudir desde la grada.
 
Es un hecho objetivo (que “El trabajo es la dictadura”, título de su exposición). La cuestión no es ya si al trabajador se le paga o no con justicia. Aunque se le pagase “con justicia”, el no está ahí por el trabajo, sino por el dinero. Se le ha robado su tiempo, su cuerpo y su inteligencia en beneficio de otro, no el suyo. No es el dueño de su vida, su vida es trabajo. ¿Cómo llamamos a eso? El trabajo no nos hace libres. No podemos estar de acuerdo con la máxima con que los nazis recibían a sus esclavos en Auschwitz  “Arbeit macht frei” (el trabajo os hará libres). Tampoco dignifica. La dignidad del hombre no proviene del trabajo. Otra cosa es que no tengamos más remedio que hacerlo, pero eso es para regalarle la vida a las élites, no en beneficio público, ni individual. Tampoco nos hace especialmente felices.
 
 
 
 
Porque la democracia es la otra cara del fascismo, la democracia es tan sólo una estafa, se elige al dictador. Y hablamos de este y no de aquel fascismo (el del “caudillo”). Frente al fascismo de Franco hay consenso fuera de las cuevas franquistas, y por tanto lo damos por aceptado. En España se está echando gente a la calle manu militari. Es como si tuviéramos una tormenta tropical permanente que destruye casas a diario y deja a la gente en la calle, con la diferencia de que en cualquier isla del Caribe la solidaridad actúa y se organizan tiendas de campaña, hospitales, ayuda internacional...
 
Los suicidios constantes se silencian. Y la gente que ha perdido el ojo de un balazo de goma o que ha sido torturada para ver luego a sus torturadores absueltos, o los niños sin calefacción, ni papel higiénico, que se llevaron una paliza de los “defensores” del orden en Valencia por protestar. Puro fascismo. Los fascistas no suelen parecerse a Hitler, son más bien de corbata y buen corte de traje, y usan carné de partido, de cualquier partido, porque todo es un teatrito de quinta categoría.
 
No necesitamos que nos gobiernen, ni que tipos con pistola controlen las calles, ni cumbres de ladrones, ni ejércitos de personas amaestradas a quienes sólo podemos desear ver libres. No los necesitamos: todo lo que ha podido avanzar la sociedad ha sido a pesar de Los Encargados (título de otra exposición), no gracias a ellos.
Ellos son los que en nombre de sus jefes privan a la humanidad del progreso. Todos sabemos quién fue Franco, un asesino de masas, un sádico, una gran desgracia. Otro Encargado. Lo chocante es que hoy exista una Fundación Francisco Franco diciéndonos los temas que no podemos tratar.
El caso Always Franco, de Eugenio Merino, denunciado por esa fundación por faltas al honor, es como si la Fundación Adolf Hitler denunciara a Mauricio Cattelan por faltas al honor. Delirante pero real. Lo de Franco merece un capítulo aparte, él y sus franconsteins.
 
En Los Encargados hablamos de un fascismo de tapadillo, de la gran estafa de la democracia. Franco dejó todo atado y bien atado. Franco y la CIA.
 
 
Libertad es una palabra robada y mancillada por las élites. Si alguien declara ir a buscar la libertad a no sé donde, ya sabemos a lo que va: a robar. Libertad es un concepto que debe ser recuperado, porque define algo inexistente que urge repensar. Tiene difícil rescate, pero merece la pena intentarlo.
 
 
Santiago Serra - Rafael Cid


lunes, 8 de julio de 2013

LA RUPTURA CON LOS RESIDUOS DEL FRANQUISMO : LA REVOLUCIÓN BLANDA

La restauración de la monarquía, encarnada por la Casa de Borbón, y la presión creciente de las luchas populares, posibilitaron la llamada Transición, deseada por el pueblo español. Sin embargo, la Transición no consiguió desplazar de forma efectiva a los poderes que sostuvieron la dictadura. De este modo la estructura administrativa del Estado -civil y militar- quedo intacta, manteniéndose lo esencial para continuar su dominación bajo otra forma.
A cambio de las ansiadas libertades democráticas, hoy en franco retroceso, las fuerzas democráticas pactaron con el poder del franquismo. Este pervive actualmente enquistado en las estructuras del Estado y en la sociedad.
El régimen de la Transición ha desembocado finalmente en una crisis/estafa financiera, cuyo incierto desenlace amedrenta a gran parte de nuestra ciudadanía.
La intensificación de la expoliación de nuestro pueblo está siendo criminalmente impulsada mediante leyes y cambios constitucionales impuestos por las instituciones europeas. Estas instituciones -nada democráticas en su funcionamiento- hacen inviable el éxito de cualquier esfuerzo encaminado a la estabilización política y económica del Régimen vigente.
Si a esto se añade la creciente antipatía de muchas capas populares hacia la monarquía, la posible reacción del régimen de la Transición puede resultar letal para las libertades tan penosamente conquistadas.
 
La ruptura con los residuos del franquismo –incluida la monarquía- ha de ser el inicio para una salida pacífica y negociada a la grave crisis social e institucional...
 
Veamos algunos ejemplos
Un militar de alta graduación, cuya vinculación al Monarca es conocida, justifica -en determinadas circunstancias- la actuación de las Fuerzas Armadas al margen del Gobierno de la Nación. Su afirmación se fundamenta –según he creído entender- en un concepto de patria muy subjetivo, según el cual la voluntad de los muertos (la tradición) debería prevalecer sobre la de los vivos (el pueblo). Sin embargo, según la Constitución vigente, los poderes del Estado emanan del pueblo español, es decir de los vivos. Pues cualquier ley, por muy antigua que sea, puede ser legalmente modificada por estos; si esa es su voluntad. Por otro lado sería imposible contrastar su opinión con la que tendrían actualmente los que ya no existen (los muertos). Ellos ya no están ni en sus cenizas, tan solo en nuestra memoria.
Este general justifica también -pública y reiteradamente- la ayuda aportada por Franco a Adolf Hitler. Enaltece así –directa o indirectamente- el régimen nazi de la Alemania de aquellos años, bajo el pretexto de un exaltado anticomunismo. Esto puede comprobarse en varios diarios digitales, incluso en un diario de rancia tradición monárquica: el ABC. 
 
Todo lo anterior ha transcurrido dentro de la “normalidad”, sin mayores consecuencias. Sin embargo, las más elementales normas de libertad de expresión -en estratos militares subalternos- están siendo severamente violentadas.
Su Alteza Real, el capitán de fragata de la Armada Don Felipe de Borbón y Grecia, Príncipe de Asturias, y su esposa Dña. Leticia, han sido abucheados recientemente por la alta burguesía catalana. Este hecho se ha producido en el Liceu de Barcelona. Mientras S.A.R. se disponía ese día a disfrutar junto a su consorte de una ópera en el Liceu, más del 50 % de la juventud continúa en situación de paro.
La forma prepotente de tratar públicamente a una educada joven republicana, no hace tanto tiempo, constituye un precedente que agrava, si cabe, el sentido de este abucheo. El resultado de estos incidentes sobre la valoración de la monarquía –incluidos otros más o menos escabrosos- resulta devastador.
 
Por si todo esto no bastase, desde algunas altas instituciones del Estado, incluida La Casa Real, y desde algunos altos cargos del Gobierno y de la Administración, se defiende a capa y espada una justicia muy peculiar: la que pretenden que se aplique a Su Alteza Real la Infanta Dña. Cristina de Borbón y Grecia. Dicho sea esto con el debido respeto a su presunción de inocencia. Presunción de inocencia no mayor que la de cualquier otro ciudadano.
No es sorprendente que la Justicia, e incluso la Agencia Tributaria, utilicen criterios y procedimientos sancionadores diferentes, según sea la "casta social" a la que se pertenece. La exclamación -que ya ha quedado para la historia del oprobio- de un ex presidente balear ¡Era el duque de Palma!  muestra de forma descarnada esta injusta sociedad de clases. Es un sistema lleno de desprecio -en sus hechos- hacia las capas populares. También servilismo de políticos y altos funcionarios. Prepotentes con el pueblo, aduladores con el poderoso.
 
Para mayor indignación, esa justicia tan peculiar procesa al juez Garzón -que persiguió implacablemente los crímenes de ETA- no permitiéndole sin embargo investigar los crímenes del franquismo.
Crímenes de ETA investigados, juzgados y condenados en su mayoría, pero no más horrendos ni de mayor trascendencia que los perpetrados por la dictadura. Víctimas del franquismo que siguen reclamando verdad, justicia y reparación. Dicho sea esto sin menoscabo del respeto debido a las víctimas del terrorismo etarra. Respeto que también ha de exigirse –como es de justicia- para las víctimas de la represión franquista y de la llamada “guerra sucia”. También a las víctimas del 11M –el mayor atentado terrorista de nuestra historia- que como todo el mundo sabe fue un “daño colateral” debido a la implicación ilegal del Gobierno de turno en la guerra de Irak.
 
Todas las víctimas son dignas de compasión y deben ser atendidas.. Todas tienen además algo que enseñarnos. Estos horrores, que hieren la conciencia de la humanidad, deben ser juzgados y condenados. El perdón es posible, pero no se puede decretar el perdón –la auténtica amnistía- sin el previo reconocimiento de los crímenes. No se puede asentar una democracia decente sobre cientos de miles de cadáveres.
 
Finalmente el juez Garzón ha sido expulsado de la carrera judicial. No se le ha tolerado el inicio de una investigación judicial sobre una gigantesca trama de corrupción, conocida como el caso Gurtel.
Esto ha constituido, una vez más, un gran escándalo internacional. Prueba del rechazo y denuncia del origen franquista de estos hechos, es el apoyo público al juez Garzón de un político conservador y ex-primer ministro del Gobierno de la República Francesa: el Sr. Dominique de Villepin.
 
Ni las amenazas armadas de los residuos franquistas, que coexisten con la monarquía -como es notorio-, ni la ofuscación residual de la organización armada ETA, facilitan la evolución de nuestra democracia hacia mayores cotas de justicia y libertad. Ambas aberraciones históricas deben desaparecer urgentemente de la escena pública, de nuestras vidas. Su persistencia ahonda la gravedad de la situación y dificulta la salida de la crisis, aumentando si cabe el sufrimiento.
 
También ha de ser firmemente rechazada la llamada doctrina de la "guerra sucia",  pues si es posible el asesinato "paralegal", violando gravemente la ley ¿Quién pondría coto a esos desmanes? ¿Estaría todo permitido? ¿Quién decidiría hasta donde debería llegar el horror? ¿Habría de quedar la justicia al margen? Sin juicio ¿quién garantizaría que esos asesinatos "paralegales" no fuesen un simple ajuste de cuentas mafioso, o una caza de brujas? ¿Qué seguridad jurídica ampararía a los inocentes para no ser secuestrados, torturados y asesinados? ¿Qué legitimidad tendrían en adelante las leyes dictadas por ese régimen?..
 
Veamos ahora, muy resumidamente, cual es la situación del pueblo, del que según la Constitución emanan los poderes del Estado.
El sistema público está sufriendo un deterioro creciente. El paro y la exclusión social se extienden por doquier. Los criminales desahucios empujan a la desesperación a miles de familias. La sanidad pública parcialmente desmantelada. La enseñanza atropellada. En un país con 3.8 millones de personas discapacitadas, las ayudas a la dependencia recortadas. El 20% de los niños españoles en situación de pobreza, condenado al desamparo. Padres que roban, o merodean por los contenedores de basura, para dar de comer a sus hijos. El 25 % de los niños menores de 16 años desnutridos. Las pensiones de nuestros mayores, que son en muchos casos el sustento de muchas familias en paro, recortadas. Las futuras pensiones degradadas. El futuro de nuestro país: la juventud -una juventud sin futuro- arrojada al paro o a la emigración por este régimen indecente.
Se transfieren ingentes recursos públicos -con el dinero de todos- a la gran banca. Se “indemniza” a altos ejecutivos de esos mismos bancos. Se extiende la corrupción política en un escándalo sin precedentes, que alcanza presuntamente a la Familia Real. Políticos reciben presuntamente abultados sobres en complicidad con redes de corrupción. El clima de desconcierto y alarma social se propaga velozmente como voraz incendio.
 
Es aterrador el balance de este naufragio político y social.
Por todo ello hay que poner coto urgentemente a la angustia de tanta gente ante un mañana incierto. Al dolor y el sufrimiento de tantas familias trabajadoras, que constituyen la inmensa mayoría del pueblo español.
Sostengo que -ante esta gravísima crisis provocada por la codicia de políticos y banqueros-nuestros valores democráticos han de concretarse, urgentemente, en la defensa activa de los derechos del pueblo trabajador. Derechos que están siendo injustamente lesionados.
 
La ruptura efectiva con los residuos del franquismo -incluida la monarquía- ha de ser el punto  de  partida para alcanzar una salida pacífica y negociada a la grave crisis social e institucional.
Por lo tanto, hagamos el balance del desastre y exijamos un pacto entre todas las fuerzas democráticas. Sin exclusiones. Un pacto social que posibilite un proceso auténticamente constituyente. De nueva planta, pues las vigas maestras del régimen de la Transición están podridas. Irreversiblemente dañadas, por la terrible corrupción que ha estallado en las entrañas políticas y financieras del régimen. También por la acción persistente de la carcoma franquista, cuyo hedor empieza a ser insoportable.
 
Ese pacto no puede ser otro que el de allanar el camino para un proceso que abra las puertas a la III República. Quizá mediante un referéndum. Una república que encarne los valores democráticos de la inmensa mayoría de nuestro pueblo. Es decir del pueblo trabajador. Y participen en su construcción –de forma pactada y fraterna- las naciones históricas y pueblos de nuestra vieja y querida patria.
 
Las mentiras y pretextos, de este régimen bipartidista de la alternancia, ya no dan una respuesta satisfactoria a los graves problemas a los que nos enfrentamos.
Los medios de persuasión y de control social del régimen –como en una pesadilla orwelliana- han llegado a un máximo de paroxismo, entrando en conflicto frontal con la realidad. El rechazo mayoritario de la monarquía por parte de la juventud es ya un hecho irreversible.
Las masas han desbordado los estrechos cauces del régimen, surgidas de un movimiento social sin precedentes, y avanzan por las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
Ellas están haciendo visibles nuestros anhelos.
 
Manuel Ruiz Robles. Capitán de Navío de la Armada Retirado. Ingeniero de l'Ecole Supériure d'Electricité (Supélec). DEA Physique de l'Energie de l'Université de Paris. Licenciado en Ciencias por la UAM. Membre bienfaiteur de l'ACER (Amigos de los Combatientes en la España Republicana). Adherent du Musée de la Résistance Nationale. Fue miembro de la Unión Militar Democrática (UMD).
 

sábado, 15 de junio de 2013

CARTA DE DESPEDIDA DE UN MILITANTE DE CCOO

Comfia es un sindicato, es Comisiones Obreras en el sector Financiero, administrativo, de las TIC, las ETT, Telemarketing, Oficinas y otros servicios administrativos.
 
Les remito la presente para comunicarles mi decisión de causar baja como militante de la organización sindical Comfia y del sindicato Comisiones Obreras con carácter inminente.
Me temo que no estoy obligado en modo alguno a explicarles los motivos que me han llevado a tomar esta decisión pero lo voy a hacer por si con ello puedo hacer un servicio póstumo a la organización que en el pasado tanto aprecié y les hace reflexionar sobre el rumbo tomado, aunque solamente sea para honrar a sus admirables orígenes en la lucha contra la dictadura que hoy vuelve de la mano de los mismos perros que entonces con distintos collares, con todos mis respetos a los nobles canes, aunque permítanme que lo dude muy mucho.

Recientemente han aparecido informaciones en la prensa en las que se resaltaba el voto afirmativo del representante de CCOO al informe perpetrado por la comisión de supuestos expertos en materia de pensiones convocada por el Gobierno de Mariano Rajoy, informe que de convertirse en ley condenará al hambre y a la miseria a millones de personas que a falta de empleo malviven gracias a las ya de por si míseras pensiones de los abuelos y que dicha comisión recomienda recortar lo máximo posible, o, mejor dicho, lo máximo soportable por esta sociedad idiotizada y narcotizada por el sistema, del que ustedes forman parte, a través de los medios de comunicación, partidos y sindicatos con la generosa subvención de sus amos empresarios y banqueros.

Pues bien, si CCOO a través de su representante, distinguido miembro del partido UPyD, por cierto, y, nada menos que director de su gabinete estudios, decide apoyar estas medidas que conducen al asesinato en cámara lenta de las clases trabajadoras y medias a las que, se supone deberían de representar, el que esto suscribe no está dispuesto a navegar en ese barco, que no duden que al final naufragará.

A todo ello habría que sumarle la vergonzosa actuación de sus representantes en el Consejo de Administración de Bankia, apuntalando continuamente al presunto delincuente Miguel Blesa en sus presuntas fechorías, vergonzosa desde el  mismo planteamiento, puesto que es inconcebible, a mi modo de ver, que un supuesto representante de las clases trabajadoras y medias se siente y se codee con ladrones y mafiosos cuya misión es robar y asfixiar a esas mismas gentes a través de la extorsión bancaria.

Y podríamos seguir con más y más actuaciones sonrojantes como la presunta participación de algunos dirigentes andaluces en el caso de los EREs o la tibieza de los líderes de CCOO a la hora de pelear los derechos que nos corresponden y que se nos están arrebatando poco a poco ante la mirada de horrorizada pero inoperante a la vez que condescendiente dama antigua victoriana de, entre otros, el señor Fernández Toxo.
 
Es por esto que les pido que en lo sucesivo no me carguen en mi adelgazada cuenta bancaria más recibos trimestrales de 33 euros, puesto que, desde ya, les comunico que serán devueltos.
A la firma de la presente deposito también el carnet de militante en el lugar que se me antoja más acorde con él a día de hoy: el cubo de la basura.

Como pueden ver, no es nada personal.
Atentamente,

Mario Rodríguez. Secretario del área territorial de Iniciativa Socialista de Izquierdas y secretario general de ISI-Madrid
 

viernes, 12 de abril de 2013

ESCRACHES: RECUPERAR LA DEMOCRACIA QUE NOS HAN ROBADO

Los derechos siempre se ganan o se pierden en el pulso político. Y una forma clara de ese pulso, hoy, son los escraches.




"Si un perro flauta me acosa por la calle, le arranco la cabeza", dice un diputado del PP. Si por molestarte en la calle mereces ver tu cabeza arrancada del tronco, ¿cuál es la pena proporcional por dejarte sin trabajo? ¿Y por no poder pagar el colegio de tus hijos? ¿Y por perder la casa en la que has metido todos tus ahorros durante los últimos diez años? ¿Y por endeudarte de por vida aunque además hayas perdido la casa? ¿Y por perder el acceso a la sanidad, a la universidad, a una pensión, al seguro de desempleo?
 
Los que dieron el golpe de Estado en 1936 dijeron que los movió el amor a España . Pero de España, como dijo Franco, les sobraba la mitad de los ciudadanos . Que eran españoles. Que están todavía enterrados en zanjas y cunetas. Desde la patronal nos dijeron que nos fuéramos a trabajar a Laponia. Una parte importante de los jóvenes le ha tenido que hacer caso. Los de siempre. Nunca han existido dos Españas. Eso siempre ha sido una mentira. Hay una España mayoritaria y una minoritaria con mucho poder , capaz de acercar a su bando a una parte de la mayoría. El miedo hace el resto. En la España de ellos siempre están los mismos. Desde los Reyes Católicos y su Inquisición. Por eso, el PP no necesita arrancarle la cabeza a los últimos que pusieron el miedo en su bando. Están ahí, hechas tierra y vergüenza para nuestra democracia.
 
El poder, sobre todo, posee eficaces herramientas para amedrentar a una parte importante de la ciudadanía. Medios de comunicación, iglesias, puestos de trabajo, presencia social, ritos, cultura y el Hola. Un diputado dice que no le tiembla la mano para volver a ejecutar disidentes. Antes eran rojos. Ahora, como ya no hay Unión Soviética, son perros flauta. El miedo, y los nombres, siempre los han administrado ellos. Y exhumar asesinados, expropiar unos carritos de la compra, decirles en el portal de su casa que nos están arruinando la vida y la del futuro, cuestionar la monarquía o recordarles que están robándose el país que dicen que aman, les hace caer en una angustia existencial, propia de quien nunca ha tenido la sensación de sobrar en ningún lado.
 
La dureza de la respuesta del PP a los escraches es muy lógica. La derecha entiende siempre muy rápido las cosas del poder. La legitimidad del sistema político español está en cuestión. Cuando los esclavos dejan de interiorizar su condición, el amo ya no puede dormir tranquilo. El PP lo sabe: lo que ayer era permitido, ahora no lo es. Aunque lo sigan diciendo las leyes. Habían puesto al mismo nivel cosas que no se pertenecen. La Constitución, las leyes, los jueces, los policías y el portero de su casa les saludaban como personas importantes. Pero han surgido nuevas preguntas. ¿Por qué no permitimos un diputado que defienda la pederastia o la ejecución de las minorías o la lapidación de las herejes o adúlteras —lo perseguiríamos hasta debajo de las piedras, porque la democracia tiene derecho a defenderse—, pero permitimos un diputado que esté a favor de los desahucios? Ese es el cambio. Y es lo que les pone de los nervios. Es una lucha política. Si podemos perseguir a los que roban nuestra tranquilidad, están en peligro. Estamos escribiendo nuevas reglas del juego. Y los que siempre han sido dueños del tablero se asustan.
 
Los escraches son reformismo. Pero hasta el reformismo asusta. De ahí la ridiculez de comparar escraches y terrorismo. Recuerdan Pisarello y Asens que "los escraches son una acción informativa, que se ha de hacer "de manera totalmente pacífica" y sin "importunar a los vecinos" . También se estipula que deben realizarse en días laborables y en horario escolar, de modo que los niños nunca sean interpelados. Los casos personales se intentarán explicar sin insultos ni amenazas. Se evitarán ruidos o molestias innecesarios y se procurará ser amables con quienes trabajan en comercios y con los transeúntes. No todas las antiguas reglas han perdido su sentido. Sólo aquellas que únicamente sirven a unas minorías privilegiadas. Pero la situación política está tan podrida que hasta las reglas mínimas de la democracia les están sobrando.
 
El escrache es una forma de desobediencia civil. Cumple las tres reglas que marcó Habermas para que sea tal y no caiga en otras formas de desobediencia que carecen de legitimidad: son pacíficas, lo que se reclama tiene carácter universal —no se reclama en exclusiva para uno mismo, sino para todos— y se está dispuesto a asumir las consecuencias de los propios actos. La desobediencia civil es una válvula de seguridad democrática. Surge cuando las demandas sociales van por delante de las leyes y del comportamiento político institucional. Las leyes que ayer nacieron para defender a los políticos del acoso de los monarcas absolutos -inviolabilidad, inmunidad, fueros especiales- se han convertido hoy en formas de privilegio. Si en España tuviéramos una Constitución como la alemana, hace tiempo que el Tribunal Constitucional tendría que haber llamado al derecho de resistencia o habría declarado fuera de la Constitución a, cuando menos, los dos últimos gobiernos del Reino de España. ¿Por qué los jueces son tan solícitos para algunas cuestiones y, en cambio, han tolerado la ruina del país consumada por Zapatero y Rajoy? ¿No cabría situar en la inconstitucionalidad a dos partidos, PSOE y PP, que han dinamitado el carácter social de nuestro país recogido en el artículo 1 de la Constitución?
 
Escribía en otro lugar que vemos con pasmo que lo que estaba prohibido, ahora está permitido —sueldos desorbitados, sacar dinero del país, vaciar instituciones, usar información privilegiada—, y que lo que estaba permitido —derecho a manifestación, libertad de expresión, derecho de reunión— están, de facto, prohibidos. Vemos que desaparecen las garantías de reparto de la riqueza social y aumentan las desigualdades ; que los políticos que gestionan la transferencia de renta desde las clases medias y bajas a los ricos tienen la llave de la puerta giratoria que les permite un futuro cómodo en las grandes empresas; que cualquier tipo de protesta pasa a ser criminalizada por esos políticos que están gestionando ese robo de los de abajo hacia los de arriba (llevando a suelo patrio lo que antes se hacía entre continentes). "Por la mitad de lo que estos están haciendo yo me he pasado diez años en la cárcel", dice el bróker de Wall Street , la película de Oliver Stone, viendo a nuestros actuales dirigentes. Y eso que no sabía ni lo de la Infanta, ni lo del coche en el garaje de Ana Mato, ni lo de la escritora fantasma de Mulas, ni lo de los sobres del PP. Cuando lo ilegítimo se convierte en legal, nace el momento de la desobediencia . En América Latina se preguntan a qué está esperando Europa.
 
Los escraches son nuevas reglas del juego para una nueva partida democrática. Y tienen la misma oposición que en su día tuvo el sufragio universal, el derecho a huelga o a manifestación. El escrache es un diálogo directo con los "mandatarios" que se convierten otra vez, gracias a ese acto de diálogo forzado, en "mandatados". Que es lo que siempre han sido, aunque el abandono de la conciencia democrática le dio la vuelta a los papeles. Los escraches tenemos que entenderlos como la actualización en el siglo XXI de la rendición de cuentas democrática, de la exigencia del cumplimiento cabal de los programas electorales (o la convocatoria de nuevos comicios), de la reclamación de comportamientos acordes con la soberanía popular, de la renovación de la construcción de la voluntad popular más allá de la distancia que marcan los partidos, de la reivindicación de la honestidad en el ejercicio de los cargos públicos.
 
Déjenme repetirlo: los escraches son el penúltimo intento amable de un pueblo que quiere hacerse escuchar. Con los escraches, el escenario, en cualquier caso, se clarifica: los diputados que no soporten la cercanía de los electores, que se marchen. En democracia, es el pueblo el que manda. Aunque expresarnos así parece devolvernos a un lenguaje que se hablaba en tiempos arcaicos. ¿Quieren seguir manteniendo los políticos la impunidad? ¿Quieren trabajar para otro señor que no es el pueblo y que nadie les demande por su traición? ¿Va a convertirse la política en un negocio paralelo al desmantelamiento de los sistemas de previsión social?
 
La salida fácil es decir que los escraches son una forma de amedrantamiento que pertenece a los regímenes fascistas. Se equivocan. Las tensiones entre sectores sociales pertenecen a todos los regímenes que mantienen desigualdades. ¿Quién sin que se le caiga la cara de vergüenza va a defender que un escrache es más violento que un desahucio, que un despido, que un corralito, que el cierre de la universidad y las urgencias, que una mentira electoral, que las machadas de los antidisturbios, que las multas por ejercer la democracia?
 
Los que están en contra de los escraches son los que están a favor de otras formas de protesta que ya no cambian nada. El mismo diputado del PP que vota en contra de la ILP, es decir, el mismo diputado que construye "fascismo social" expulsando de la ciudadanía a una parte importante de los españoles y españolas, dice que los escraches se emparentan con las señales pintadas por los nazis en las tiendas de los judíos. Es al revés: son ellos los que nos cuelgan la estrella en el pecho negándonos el sustento, la vivienda, la salud. Esa democracia que defienden sólo existe en sus discursos. Hace tiempo que se ha ido.
 
Igual que Israel se comporta con los palestinos con maneras de nazis, el neoliberalismo está haciendo de nuestros países un enorme campo de concentración enmascarado en formas democráticas . Una queja que no es oída no tiene efectos democráticos. Por eso los escraches están devolviendo la democracia perdida o quizá, incluso, están permitiendo el advenimiento de la democracia que nunca hemos tenido. La democracia se gana siempre en la confrontación. Por eso dijo Fraga que la calle era suya. Los derechos siempre se ganan o se pierden en el pulso político. Y una forma clara de ese pulso, hoy, son los escraches. Es normal que el PSOE, el PP, UPYD, CIU o el PNV estén en contra. Tan evidente como que hay que regresar a los lugares donde nacieron los partidos. A la calle. Los escraches ya han empezado a marcar el camino.
 
Juan Carlos Monedero es profesor de ciencia política en la Universidad Complutense.

sábado, 23 de febrero de 2013

LA VIOLENCIA


Mientras en las calles arden contenedores y en los parlamentos arden conquistas democráticas, hoy lo políticamente correcto es condenar la violencia.



Puede que la violencia sea siempre violencia, pero los motivos de su utilización no son siempre éticamente iguales.




No es la misma la violencia que se utiliza para abusar y agredir que la que se utiliza para defenderse de la agresión y del abuso. 
No es la misma la violencia nacida del racismo y de la discriminación que la que nace de la lucha contra ambos. 
No es la misma violencia que se ejerce para imponer intereses propios que la que se utiliza para defender el interés común. 
No es la misma la violencia que condena a la necesidad extrema que la lucha desesperadamente por salir de ella.

Pero de todas las violencias, la peor es la del guante blanco: la ejercida desde el poder en favor de intereses particulares y al amparo de una falaz legitimidad democrática.

La de los gobiernos que, lejos de garantizar el derecho a la manifestación pacífica, gasean sistemáticamente a quienes tratan de ejercerlo para no sentirse cómplices de la injusticia. 
La de "representantes" de oídos sordos que no se atreven a asomarse siquiera a la ventana de su parlamento para ver que, desde hace ya tiempo, gobiernan de espaldas a una ciudadanía cada vez más desesperada. 
La violencia de estar mintiendo reiteradamente a esa ciudadanía y de escamotearle un referéndum para pronunciarse sobre pactos que la comprometerán durante largos años y que están siendo firmados en su nombre por gobiernos colaboracionistas de muy dudosa legitimidad democrática. 
La violencia de haber situado ya al 21% de la población del país bajo el umbral de la pobreza. 
La violencia de condenar a una generación al paro, a la emigración, o a la miseria de ser contratado por quinientos euros y acribillado a impuestos. 
La violencia de cortar el suministro eléctrico a las familias mientras se subvenciona a fondo perdido a la banca.
La violencia de desahuciar a familias, de llevar a personas a la muerte en beneficio del capital. 
La violencia de que para ver cumplido el derecho fundamental a la vivienda haya que hipotecarse de por vida con los lobbies de la ingeniería financiera. 
La violencia de estar desmantelando el Estado social y democrático para pagar la insensatez de los políticos y el descontrol de la especulación. 
La violencia de estar enajenando la riqueza y la soberanía nacional ante la sumisión y el miedo de sus verdaderos dueños.

Ésa es la violencia que hay que condenar, la impune violencia de guante blanco, la violencia impoluta de los hipócritas que callan sabiéndose cómplices de un sistema que produce a manos llenas miseria, explotación, desigualdad, colonialismo, guerra y muerte, y que, sin embargo, hacen un consternado gesto de repulsa cuando ven volar una piedra o arder un contenedor de basura.

La violencia, en su sentido original y etimológico, es una fuerza vital, un ímpetu : la fuerza que sustenta una idea, un argumento, un acto, un cuerpo, un estado, incluso una virtud. Violencia (Bía) era en la antigua Grecia una divinidad primigenia, que en las laderas del Acrocorinto compartía santuario con Ananke, la Necesidad.

Conciliando violencia y justicia forjó Solón las leyes de la Democracia; no olvidemos nunca que, en el fondo, la Justicia no es sino una violencia que trata de imponerse sobre el abuso y la desigualdad, una violencia que hay que hacerse a uno mismo para obrar conforme a la verdad y dando a cada cual lo que merece.

Es el uso de la fuerza, y no la fuerza misma, lo que la ética debe juzgar. Condenar la violencia siempre parecerá "políticamente correcto", pero mucho ciudado con la demagogia.

Fuente: Violencia CSS- artículo de opinión.

domingo, 3 de febrero de 2013

LA HORA DEL "HARAKIRI"


POR UN PROCESO CONSTITUYENTE


España está políticamente bloqueada, en un callejón sin salida.

El gobierno no tiene credibilidad y sigue siendo sospechoso de corrupción, a pesar del desmentido drástico de su presidente, Mariano Rajoy, mientras que la oposición socialista, consciente de que fracasó en el pasado y, bajo Zapatero, condujo a España hasta el fracaso, la pobreza y el desprestigio internacional, sabe que no puede ganar unas elecciones normales y quiere aprovechar la crisis de la derecha para provocar unas elecciones dominadas por la venganza, la histeria y la confusión, único ambiente en el que puede ganar y regresar al poder.

Pero la solución de España no es la vieja receta de la alternancia porque la oposición sería un remedio peor que el desastroso gobierno del PP. La única solución democrática y decente consistiría en un "Harakiri" responsable de los políticos que controlan el sistema, en la disolución de partidos políticos desprestigiados y abrasados por la corrupción y el fracaso y en la apertura de un "proceso constituyente" del que debería surgir un sistema verdaderamente democrático, con los poderes del Estado independientes, con una ley igual para todos, con castigo para los delincuentes, sin la asquerosa impunidad que disfrutan hoy nuestros políticos y con partidos controlados y con su poder limitado por una ley justa que obligara a los políticos a ser honrados y decentes.

Del mismo modo que el franquismo agotado se hizo el "harakiri" para dejar paso a un nuevo sistema más justo y decente, los actuales grandes partidos políticos de la falsa democracia española, ante la constancia de que el sistema está agotado y agonizante, deberían suicidarse para dejar el paso libre a la regeneración y a la decencia.

Sin embargo, el grado de vileza que han acumulado los actuales partidos políticos y sus políticos profesionales no permite esperar que se suiciden voluntariamente, a pesar de que el sistema que representan no sólo está agotado y en espantosa agonía, sino que, apesta a corrupción y abuso de poder, esparciendo su podredumbre hasta los últimos rincones de la nación española.

Las Cortes franquistas, a pesar de su oscurantismo, demostraron tener más sentido de la Historia que los actuales representantes de la falsa democracia, incapaces de desaparecer y realizar voluntariamente el sacrificio que España necesita para acometer la regeneración de su política y de su convivencia. Esa amalgama agotada y decadente de partidos políticos adscritos a una falsa democracia en la que no hay poderes separados ni una ley igual para todos, ni castigo para los corruptos y ladrones, entre los que sobresalen el PP, PSOE, CIU..., preferirán agotar su agonía hasta provocar irresponsablemente que el fin de su régimen abusivo se produzca como consecuencia de una rebelión popular contra la indecencia, la ignominia y la saturación de corrupción y asco.

La salida del actual atasco político de España, con un gobierno en el poder que carece de credibilidad y de prestigio suficientes para acometer reformas y liderar el cambio, no es votar a la oposición para que sustituya al gobierno, ya que está demostrado y los españoles no olvidan que la oposición tiene los mismos vicios y carencias que el gobierno y que todos ellos forman parte de la misma masa degradada que ha fracasado al frente de España.



lunes, 28 de enero de 2013

UNA PROSTITUTA LLAMADA POLÍTICA



Tiene resaca del estado de embriaguez en el que ha pervivido durante los últimos años. Ha asistido a una fiesta interminable y exclusiva, donde los sobres repletos de dinero iban y van de una mano (sucia) a otra; donde el mercadeo de cargos, inexistentes antes de que fueran creados a medida para aquellos a quienes se le adeudaban impagables favores, era y es practica rutinaria e inocente; donde se hizo, y se hace patente, un matiz nuevo de la teoría de los vasos comunicantes: bolsillos comunicados para contener lo robado al ciudadano ignorante y anestesiado, trasvase de una liquidez ajena que desertiza la esperanza de las víctimas de su robo.

Se ha instalado en un burdel de paredes tapizadas con acciones de bolsa, cheques, documentos que reflejan movimientos fantasmagóricos de cuentas en paraísos fiscales, de los que el ciudadano que se asfixia no conoce ni su localización. Vomita demagogia en su borrachera de poder y de dinero, sobre nuestro ánimo y nuestra esperanza. Es una prostituta que se llama política. Presta a comercializar con su poder y chantajear a la realidad, que ella deforma y forma a su antojo caprichoso, la prostituta nos mira desafiante, sabedora de que está ganando la más malvada de las partidas.

Me temo que no nos hemos dado cuenta todavía de cómo vive, y se desvive, esta prostituta que tiene rostro de campaña electoral, andares oficiales y manos largas, muy largas. Me temo que a fuerza de conocer parte de sus trapicheos, que caen sobre nuestro día a día en forma de noticia-cuchillada que describe su corrupto proceder, nos estamos inmunizando ante su enfermedad, de la que no podremos curarnos. Hay denuncias, imputados, tramas, redes, operaciones con nombres de película de Hollywood, casos a los que se unen apellidos, sospechas y colocación masiva de dos adjetivos, excesivamente frecuentes en el lenguaje del nosotros colectivo: corrupto e imputado.

Una lee cada día un nombre nuevo, parapetado en un cargo político, que cae en el descubrimiento de su corrupción, del tráfico de influencias, del expolio, sin pudor, de lo ajeno. La mente intenta hallar una razón para comprender cómo todos ellos y ellas, moradores del prostíbulo donde corren los desfalcos y las mentiras, han podido cruzar un límite que una cree que es un umbral universalmente aceptado como infranqueable. No es así. Se han acostumbrado al espejismo del todo-vale ya que ni la ley, ni la autoridad, comprada por ellos con los mismos sobres que manosean y hacen circular, les han parado los pies. Fascistas, socialistas, peperos, banqueros, curas, economistas, brokers, inquilinos del burdel donde se esconden para vivir un universo paralelo donde alguien, el capitalismo y la supuesta democracia, han borrado de su película las cifras que duelen al otro lado de su recinto dorado: 1.800.000 familias con todos sus miembros en paro; 400.000 desahucios en los últimos cinco años; 10.400.000 millones precipitados al invisible agujero de Bankia; etc...

Una teme que la mente colectiva, a fuerza de escucharles y verles llenando cada día las portadas de periódicos y los primeros planos de la pantallas de televisión, escapando como viscosas serpientes, de los tribunales y cárceles, sufra ese aturdimiento paralizante que ha logrado en nosotros la visión de la violencia en los medios de masas. Se hace patente que con cada caso de corrupción, cada muestra del adn sucio, el gen corrupto, que caracteriza a la prostituta clase política, nos van robando, lenta y cruelmente, la capacidad de reacción. Ya damos por supuesto que tras cada cargo hay una boca cerrada, una mano abierta, un sobre y una promesa secreta.

La prostituta política llegó a nuestra vida con engaños, campañeando  y utilizando sus mentiras oportunistas y usando cualquier arma,  especialmente esa  infalible que vence a quienes creíamos en que era posible un cambio, un avance, el borrado de las diferencias entre los ciudadanos: su falsa voluntad política, la más grande de sus mentiras, una trampa para engatusarnos al hacernos creer que en ella, en la prostituta política, existe la inclinación a hacer, a obrar para transformar, a dialogar. Mentira.
La prostituta y sus amigos forman un círculo cerrado, del que se cuidan mucho de salir; una secta donde la capacidad para generar podredumbre y millones es un requisito de admisión. Aceptan sobornos y regalos que hacen circular para que el engranaje del poder no pierda ni un ápice de su agilidad destructora. Han aniquilado el menor atisbo del pudor electoral y alimentado las apariencias, dejando morir por inanición al rigor, el honor y la ética. ¿Para qué, si quienes les pagamos su sueldo y les votamos no nos enteraremos jamás de sus actos reales y, si esto sucede, como mucho asistiremos sorprendidos a procesos donde se dilatan la petición de responsabilidades y se esquivan los veredictos?

Cada paso de  esta prostituta que camina por el burdel que se ha construido a nuestra costa hace que, en nuestro aturdimiento, nuestra tolerancia sea, inconscientemente, cada vez mayor. Nos golpea, con el insulto de lo que hace a escondidas, directamente a nuestra cabeza y logra que ya no seamos capaces de la sorpresa, ni de un acto reactivo, ni de plantearnos cómo es posible que no aumenten, por ejemplo, las dimisiones. Esta meretriz se ha instalado en su rico burdel con intención de ser una inquilina perpetua. Al otro lado de sus salones tapizados, nosotros buceamos entre las heces que nos arroja, empeñados únicamente en no morir asfixiados, en sobrevivir y respirar con un aire de alquiler que sabemos que se agotará cuando la prostituta lo decida.

Detrás de su maldad, la prostituta llamada política libra una batalla en la que nos jugamos, y estamos perdiendo, no solo la expectativa de sobrevivir sino también la esperanza en actuar. Inmóviles, aturdidos por sus golpes retorcidos, flotando entre las ordenes, datos y consignas contradictorias que la meretriz nos da: nos perdona la vida engañándonos con supuestos despertares de la economía y sonreímos, ignorantes, esperando que su mentira sea, al menos un poco, verdad; nos engatusa con promesas de un horizonte laboral que mejorará, mientras ella engorda o adelgaza las cifras totales de informes y documentos ampulosa y oficialmente titulados; nos hace mirar hacia palomas falsas de la paz mientras vende armas y se ofrece a los que entonan el mantra de la guerra como oración para avanzar en la conquista imparable del mundo.

Ella, la prostituta, nos mira y nos vacía. Nos deja sin ojos y sin boca. Se adueña de nosotros, cada día. Nos queda únicamente la memoria, a la que deberíamos acudir instante a instante. Ese hueco donde otros, los que nos precedieron, cedieron sus heridas, su esclavitud, su exilio, su encarcelamiento, por un nosotros que para ellos era futuro. Por esa memoria no deberíamos claudicar, no deberíamos permitirnos el letargo, la anestesia, la ausencia de sensibilidad social, el aturdimiento.

Por esa memoria deberíamos pensar en palabras como las expresadas por Xosé Manuel Beiras en su discurso de investidura en el Parlamento gallego y reaccionar: “La brutal incidencia de la crisis financiera, transformada ahora en una “gran depresión”, no hace más que exacerbar una patología que venía de atrás y llevar al límite de lo humanamente soportable el sufrimiento de una mayoría social indefensa, mientras los primordiales causantes financieros y políticos de esa tragedia popular, no solo quedan impunes, sino que dictan las antidemocráticas políticas agresoras contra la gente del común”.












Pura María García

sábado, 26 de enero de 2013

¿POR QUÉ NO HAY UNA REBELIÓN SOCIAL EN ESPAÑA?


La situación es catastrófica, pero nada parece indicar que no estemos dispuestos a seguir soportándola.


Como si se tratara de un impetuoso "tsunami", el pesimismo está arrasando a toda la sociedad española. Según los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del pasado mes de Diciembre, el 60% de las personas consultadas asume que la crisis tiene aún mucho trecho por delante. Pero eso, sin embargo no es lo peor. Los ciudadanos consultados llegan aún más lejos. La mayoría de ellos tienen la convicción de que en el curso del próximo lustro se producirá en España una auténtica catástrofe.

La percepción de la ciudadanía consultada por el CIS es muy clara: aumentarán las dificultades para poseer una vivienda, se acrecentarán las diferencias sociales, se incrementará el número de personas sin hogar..Una mayoría, tiene la convicción de que la calidad de la asistencia sanitaria caerá en picado y los servicios básicos de los que hasta hora han denominado "estado de bienestar" se esfumarán.

El 60,9 de los encuestados que se encuentran en situación de desempleo consideran que no tienen ninguna posibilidad de encontrar un trabajo a lo largo del año 2013. Sólo un 30% de los desempleados preguntados auguraron que podrían reincorporarse al mercado laboral en el curso de los próximos 12 meses.
Pero el pesimismo social no sólo cunde en las filas de quienes no reciben un ingreso mensual a cambio de su trabajo. El 16,0% de aquellos que siguen trabajando apuntan como algo "probable" que en el curso del 2013 puedan perder su empleo. El 5% lo considera "muy probable".
Cómo réplica, el 13,3% de los españoles tiene esperanzas en que la situación mejorará, frente a un 50% que estima que el próximo año nos encontraremos aún peor. En relación a cómo nos encontrábamos hace un año, el 72,6 opina que la situación económica ha empeorado.

¿Por qué no se produce entonces una rebelión social?

Al analizar éstas cifras, diríase que una buena parte de los habitantes del Estado español han asumido con resignación la situación existente, lo cual proporciona un diagnóstico realmente alarmante, pues no sitúa ante una perspectiva en la que los actores sociales no articulan voluntad alguna de cambiar la realidad que nos machaca. Tal actitud ha sido históricamente característica de aquellas sociedades que, sufriendo enormes presiones provenientes del poder y de las clases sociales hegemónicas, dan salida a ese sufrimiento a través de explosiones sociales espontáneas, que frecuentemente concluyan sin mayores consecuencias.

El estado de ánimo que hoy domina al conjunto de la sociedad española es la expresión de un largo vacío político y organizativo que se ha prolongado durante los últimos treinta y cinco años. A lo largo de más de tres decenios ésta sociedad, y sus generaciones más jóvenes, no han encontrado referentes políticos ni sociales que los ayuden a interpretar ni la realidad social que están viviendo, ni los precedentes históricos que los han conducido hasta la situación actual.

Ya son dos generaciones las que afrontan inermes, sin instrumentos de análisis, sin herramientas para la acción, una crisis sin precedentes en la historia del Estado Español. Y aunque ahora con cierta lentitud, miles de jóvenes empiezan a romper con la atonía política precedente, a cuestionar al sistema político y económico resultante del llamado "consenso de la Transición", el conjunto de la ciudadanía, incluída la clase trabajadora, continúa refugiándose en el fatalismo de la resignación como única alternativa a sus males presentes. No atisban, en suma, ningún horizonte de cambio, ninguna perspectiva movilizadora que abra la esperanza de una sociedad nueva.

Los asalariados no se aperciben, tampoco, de su poder como clase, de su capacidad para ser sujeto determinante de los cambios que reclama dramáticamente el momento presente. No es ésta una situación nueva, sino una sensación de incapacidad inducida tan vieja como la historia. Gracias a ella las clases sociales menos numerosas han podido ejercer durante siglos su dominio omnipotente sobre las clases mayoritarias.

Tampoco es la consecuencia de una especial idiosincrasia de las actuales generaciones, como pretenden argumentar algunos. Quienes alcanzaron su uso de razón después de desaparecido el dictador, no sólo heredaron la desmemoria programada sobre las luchas y horrores del pasado, sino que también se les impuso cuál debía ser el régimen político futuro. Todo ello formó parte del paquete de compromisos contraído entre las cúpulas de los partidos de izquierda y los representantes del heredero del Dictador y de su dictadura, el rey Juan Carlos I. Reprocharles, pues, a los más jóvenes su actual desorientación política es, además de una injusticia histórica, una incalificable expresión de cinismo.

La razón de las presentes debilidades es preciso encontrarlas -además en otros factores que no vienen al caso- en la traición de los sindicatos y organizaciones políticas que tenían como cometido el cuestionamiento permanente de un sistema caduco cuyo destino ha debido ser siempre la destrucción. Lejos de ello, quienes ostentaban formalmente la representación de las clases trabajadoras se integraron progresivamente en él, legitimando de esa forma su existencia. 

¿Cómo se va a esperar hoy que los asalariados tengan una percepción clara sobre quiénes son sus enemigos de clase? ¿Con qué derecho se va a exigir que amplios sectores sociales comprendan que el sistema político y económico vigente no es más que una continuidad del que lo precedió?

Recuperar el nexo con el pasado que quebró la Guerra Civil y los casi cuarenta años de dictadura que le siguieron es un camino que está todavía por recorrer.
En la historia, como en la vida personal, las renuncias de ayer terminan, tarde o temprano, pasando inexorablemente la factura.
Y esa es la que hoy todos estamos pagando.


Manuel Medina- Canarias Semanal




jueves, 17 de enero de 2013

AVANZANDO HACIA LA DICTADURA MUNDIAL

MATANDO DE HAMBRE 

El genocidio social por parte del gobierno español sobre millones de personas, que sufren sus vergonzantes políticas, se está convirtiendo en la perfecta excusa para convertir al 90% de la población en el perfecto ejército de esclavos, para nutrir a ese 10% de ladrones millonarios que viven a lo grande mientras cada vez más gente pasa hambre, con más de 3 millones de niñas/os por debajo del umbral de la pobreza y casi séis millones de personas desempleadas de las que una gran parte no percibe ningún tipo de prestación social.

Las actividades especulativas de la mafia bancaria incluyen la huida masiva de capitales, la presión y las amenazas sobre las personas humildes que no tienen dinero para pagar sus hipotecas, lo que está generando cada día una media de 14 suicidios oficiales y otros muchos que son tapados por la falsimedia y las fuerzas de seguridad, en un acto de manipulación que persigue no perjudicar a lo que llaman pomposamente "Marca España". Engañando de nuevo a un pueblo que ya no aguanta más mentiras, corruptelas y abusos de poder.

El estado español es ahora mismo, junto con Grecia y Portugal, el país europeo con mayores desigualdades sociales y su gobierno no hace nada, solo beneficiar a las grandes fortunas y empresas que les financian las elecciones y otros sucios negocios. El gabinete del futbolero presidente Mariano Rajoy, prefiere endeudarse y enterrar en la miseria a sus conciudadanos, que hacer políticas para la gente, para las personas que sobreviven cada día en un país arrasado, donde su gobierno solo se preocupa de enriquecer a la banca, a los delincuentes financieros sin escrúpulos, a los que regala unos intereses elevadísimos con el sufrido dinero de nuestros impuestos.

Las mentiras del gobierno del Partido Popular en su programa electoral, del que ha incumplido casi un 95% de sus propuestas, ha generado en un año de gobierno una serie de ajustes y medidas que están causando estragos en millones de familias, que ya no saben qué hacer para comer y pagar sus viviendas. 
El empobrecimiento es generalizado mientras se reducen gastos en servicios públicos esenciales o se entregan a especuladores de la empresa privada, en muchos casos familiares de miembros destacados del gobierno. 
Se recortan derechos fundamentales con reformas que como la laboral cercenan consecuencias sociales históricas, se congelan las pensiones, recortan de forma brutal la sanidad, done ya se están produciendo muertes por falta de recursos materiales y humanos.
Se cepillan de un plumazo la educación pública en una estrategia elaborada conjuntamente con la curia vaticana, con la clara idea de que los hijos de la clase obrera no tengan opciones para estudiar y ser libres, profundizando en el fracaso escolar, el desempleo, la desesperanza, la ignorancia y el analfabetismo funcional, mientras los hijos de los enriquecidos pueden acceder a unos estudios vetados a la mayoría

Éstas medidas económicas neo-liberales y otras que no cabrían en éste artículo, contrastan con la amnistía fiscal a los mafiosos y defraudadores, sentando las bases para una nueva dictadura fascista, donde se niega la asistencia sanitaria a las personas migrantes, se potencia la represión, la tortura, las detenciones ilegales y los montajes policiales para criminalizar o encarcelar a quienes luchan, con la idea de amedrentar, acallar voces discordantes y en el futuro si esto se les va de las manos, como ya hicieron en el franquismo, asesinar o desaparecer a quienes hagan peligrar el status de un régimen criminal.

Las tasas judiciales abusivas han convertido a la injusta "justicia" española, en un nuevo servicio de pago, al que solo podrán acceder los millonarios, dejando a la mayoría de las personas : mujeres maltratadas, trabajadores que quieran presentar un recurso a un despido irregular, parejas que se quieran divorciar, etc., sin opciones jurídicas, haciéndonos volver de nuevo, de golpe y porrazo a los años el cacique, del derecho de pernada, de la violación de derechos, del maltrato, de los ajustes de cuenta y de las mafias empresariales conchabadas con los gobiernos corruptos.

Los indultos a banqueros mafiosos, a políticos delincuentes o chantajistas de guante blanco, la sospechosa desaparición de pruebas, como las que imputaban por presunto chantaje al diputado del PP del sobre de dinero en la rendija, no son más que la punta del iceberg de un modus operandi al mejor estilo de la "Casa Nostra" siciliana, que coincide con la limitación progresiva de derechos civiles, leyes represivas solo para los trabajadores, connivencia con la franquista Iglesia Católica, a la que financian con miles de millones y les mantienen con sus históricos privilegios, siempre a costa del hambre y la miseria de la mayoría de nuestro pueblo.

Las asquerosas y facciosas "decisiones dolorosas" de éste gobierno, están matando a personas inocentes, generan tristeza, sufrimiento y desesperación en la mayoría de la población, dejando sin futuro a una juventud desesperada, cuya única opción es la emigración a países enriquecidos o acabar ejerciendo la prostitución en los macro casinos, que se tiene previsto montar en pocos años en ciudades como Madrid.

Los organismos internacionales, incluso algunos de marcado carácter ultraconservador, predicen que en los próximos diez años más del 50% del pueblo español vivirá en la absoluta pobreza, que comenzarán a producirse muertes por hambre y un aumento incalculable de suicidios por razones económicas. Los 159 desahucios diarios se multiplicarán de forma espectacular en poco tiempo y la degradación social, la marginación y el empobrecimiento generalizado tendrán dramáticas consecuencias.

A éste gobierno de Rajoy y a otros de la Unión Europea se les está viendo claramente el plumero, se observa como adaptan milimétricamente sus estados al nuevo orden social internacional (dictadura mundial), donde una minoría privilegiada con apellidos conocidos : Cospedal, Aznar, Botella, Botin, Soria, De Guindos, Wert, Matos, Barberá, Camps, Díaz Ferrán, Mayor Oreja, Borbón, Aguirre, por nombrar solo algunos, serán los negreros de millones de trabajadores empobrecidos, esclavos de un sistema asesino. Ya no les vale la Constitución, las leyes laborales, ni siquiera el propio Código Penal o la legislación europea, sino que construyen el nuevo sistema, su propio sistema, hecho a la medida de sus negocios, de sus fortunas millonarias construidas a base de explotación y miseria.

Cambian la sociedad, para instaurar su nuevo régimen, al que llaman "modelo de crecimiento", con el objetivo de mantener la lacra del capitalismo como sistema criminal, explotador, destructor de la Madre Tierra y de todos los seres que la habitan.

Nos invitan desde sus esperpénticos gobiernos e instituciones supranacionales a empobrecernos, a someternos a sus dictados, a vivir en la miseria, a que nuestros hijos no tengan futuro, a bajarnos los salarios, a condenarnos a un desempleo permanente. Nos exigen deshacernos de la sanidad, de la educación, de los servicios sociales, nos condenan a un hambre inminente, a vivir arrodillados, mientras ellos se enriquecen y evaden capitales millonarios a sus particulares paraísos, donde esconde el dinero que nos roban.















Francisco González Tejera

sábado, 3 de noviembre de 2012

LA RED : UNA TRAMPA VIRTUAL


¿CRISIS DE VALORES?

Corría el año 1965 cuando una niña de cinco años se despertó súbitamente ante la presencia de la policía franquista viniendo a detener a su padre.

Su padre hacía varios años que viviendo las injusticias sociales que padecían los ciudadanos, decidió incorporarse a la lucha clandestina; siendo su delito editar, imprimir y difundir propaganda informativa entre la población con el fin, tal vez utópico, de acabar con el régimen del General Franco.
Le condenaron a quince años de prisión, y a pesar de caer sobre su cuerpo todo tipo de torturas para desarmar la presunta red a la que pertenecía, no soltó ni palabra, no delató a nadie. Entonó el "mea culpa" y preso le llevaron.

La madre se quedó sola con la niña en una época que las madres eran amas de casa, y sin más salario que el del marido. No había televisión, y si la había era en blanco y negro. La niña vió llorar muchas veces a su madre, y la acompañaba siempre que no tenía escuela, a las torres del barrio en donde la madre hacía limpieza, en aquella época la niña aprendió a escribir.

La niña recorrió en numerosas ocasiones los larguísimos pasillos de la cárcel de La Modelo en Barcelona y la de Carabanchel en Madrid, con la ilusión de ver a su padre y enseñarle sus cromos de picar y sus recortables, se los enseñaba desde lejos, ya que habían dos rejas separando un pasillo con guardias. En una ocasión pudo ver a su padre de cerca y sentarse en sus rodillas, incluso comió con él, ya que la generosidad de la patrona de Barcelona "La Merçé" hizo posible el encuentro.

A pesar de las dificultades económicas que habían en la casa y en aquella sociedad, un desconocido venía a traer un sobre con un poco de dinero, tal vez cada mes y medio; ni el padre, ni la madre, ni la niña supieron nunca como se llamaba el hombre, ni de donde provenía el dinero.
En el transcurso de los dos años siguientes fallecieron unos personajes importantes del régimen franquista y  la gratitud de los fallecidos se convirtió en indultos que  fueron acortando la condena del padre.

La niña siempre creció rodeada de valores muy claros: humildad, respeto, libertad, solidaridad y honradez.

Tras haber sido liberado el padre, la niña le acompañó en ocasiones a reuniones clandestinas, en los sótanos de la iglesia del barrio, que el cura progresista ponía a disposición de los vecinos y con extrema cautela, para debatir sobre las operaciones de lucha anti-franquista. La madre reñía con el padre, aquello era muy arriesgado.

El dictador murió en la cama, nunca nadie consiguió echarle, pero por fin murió y la niña se afilió a las Juventudes Comunistas. Fueron tiempos complicados, pero con expectativas de futuro brillantes. La niña se relacionó con personas adultas conocedoras de asuntos políticos y económicos, pero observó que discutían constantemente, que querían tener todos la razón, que querían mandar unos por encima de los otros, que se diversificaban y no atendían los razonamientos de los demás , que hablaban de libertad, pero prohibían planteamientos ajenos, siendo lo más curioso que todos pretendían el mismo fin : mejoras sociales e igualdad para todos. La transición de los años fue dejando a cada uno en su lugar.

Y con los años llegó internet y la niña quiso conocer el mundo a través de una pantalla y navegar por él.
También con los años la herencia del franquismo se hizo latente entre la sociedad, y a través de esas redes era muy fácil informarse de la situación, una situación cada vez más desalmada debido nuevamente a la  maldad de dictadores sin escrúpulos.

La niña conoció el mundo virtual, a mucha gente  convertida de la noche a la mañana en políticos, economistas, sociólogos, filósofos y sobre todo periodistas. Unida a muchos grupos de debate e información, montones de grupos, repletos de miembros,  todos cuestionando lo mismo, todos pretendiendo lo mismo. Las noticias volaban por la red incluso dentro de un ranking de audiencia. La niña asistió a la creación de montones de partidos políticos, montones de eventos, pero al igual que en aquellas juventudes comunistas unificadas catalanas, la discusión, la diversificación y la lucha por la hegemonía les distanciaban del objetivo final.   

Lejos quedaban las miserias del 65, aquellas que unían a la gente en una sola causa, aquellas que a pesar de la falta de medios, estaban capacitadas para dotar a los individuos de sentido de la colectividad y  amparo tanto emocional, como económico. Lejana quedaba la clandestinidad, en donde imperaba la fiabilidad y el compromiso. Y lejos lo subversivo,  donde la individualidad y el egoísmo no existían como calificativos.

La niña siempre pensó que la unión hace la fuerza, que una comunidad de hormigas es un ejército estructurado y perseverante, donde reina la disciplina y el sentido del deber, donde cada cual ejecuta su tarea persiguiendo el mismo objetivo.


La niña muchas veces recuerda a su madre llorar.

   


Ana Berges Estellés
@Esgreb60