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miércoles, 14 de enero de 2015

LA RISA DE EUROPA

El terrorismo criminal y cobarde tiene la enorme virtud de ser la mejor máquina de obligar creada por el hombre. Obliga a las derechas a extremar su crueldad antes contenida, obliga a las izquierdas a justificar el terrorismo, y obliga a los bienpensantes a identificarse plenamente con las víctimas. Si algún día lográramos evadir esas extorsiones, el terrorismo sufriría su primera derrota en años...






La parte que me toca es la de ponerme el cartel de las víctimas inocentes, esos hombres que se dedicaban a hacer humor y que fueron masacrados por el fascismo fanático y brutal que corona su intolerancia con sangre y muerte. Me tocaría repudiar y repetir: “Yo soy Charlie Hebdo.”

Bien, como hombre del oficio debo decir que el humor político siempre hiere a alguien. Y uso la palabra “herir” y no “criticar”, porque salvo que usted se siente con su hijo a criticar sus conductas, todas las demás críticas en el fondo son lesivas, son rechazos, burlas, o menoscabos. En mi caso hago humor provocándole algún daño a los opositores al gobierno, mientras otros hacen humor lastimando al gobierno. Y así, el blanco se ríe del negro, el petiso del alto, el sudaca del gringo, el gringo del resto del mundo, el muerto del degollado, y viceversa para todos los casos. Pero en este ring-side donde el humor político se pone los guantes, los contendientes utilizan y entienden y aceptan más o menos las mismas reglas.

Dicho lo anterior, Charlie Hebdo agitando la bandera de la más libre libertad de expresión se dedicó a burlarse y a escarnecer la religión de la población más oprimida, más pobre, castigada y discriminada de la culta Europa. Con el pelito pa’ la vieja de ser orgullosos ciudadanos de la République Française –a pesar de considerarse anarquistas– hasta se rieron de los musulmanes cuando más de 1000 de ellos fueron acribillados en Egipto. La tapa que hacía referencia al hecho traía como humorada el dibujo de un musulmán atravesado por las balas mientras trataba de protegerse con el Corán. El título de la revista decía “Matanza en Egipto. El Corán es una mierda: no detiene las balas”. Quizá esas cosas tengan su gracia y yo no me doy cuenta. El tema es que la libertad de expresión de este medio de comunicación francés hecho por franceses, coincide sin ninguna comicidad con la política de Francia que segrega a los musulmanes de su país, y los bombardea con drones en sus tierras. La violencia en dibujitos se llama violencia simbólica, pero para comprender que lo de “simbólico” es un escamoteo de la semiología, basta imaginar –y salve las diferencias– qué sentiría usted, un argentino cualquiera, con el chiste de un soldado en Malvinas que se cubre con nuestra bandera mientras es acribillado por las balas inglesas. Imagine que está dibujado por humoristas ingleses como un simpático monito y que el texto dice “Guerra en las Falklands. La bandera argentina es una mierda: no detiene la balas”. Y no es un golpe bajo, trato de que podamos comprender que la libertad de expresión también puede ser violencia pura, un gesto cruel del imperialismo, un ejercicio de dominación y un lujo sibarítico que se puede dar el opresor en su supremacía.

La blanca y limpia y culta Europa tiene problemas muy graves. No sabe qué hacer con esos millones de negros cabezas llegados desde sus vergonzosas colonias de ayer. Negros que tuvieron hijos negros, y que piensan como los negros, tienen la religión de los negros, y son segregados como negros. La blanca y limpia y culta Europa tiene el problema de haber colaborado para que algunos de esos negros cabezas se fanatizaran, se llenaran de odio, y después los armaron para combatir a los gobiernos que Occidente ya no le sirven. La blanca y limpia y culta Europa tiene el problema de creerse blanca y limpia y culta.

Hoy la gran mayoría de los hijos de los empobrecidos musulmanes están sin trabajo, sin futuro, y sólo se los invoca como un problema demográfico, social, cultural, policial… lo que sea que signifique un problema. Son eso: un problema para los demás. O son chistes donde su sagrado profeta tiene sexo con un cerdo.

No hay manera de justificar ni de comprender la intolerancia fascista, la crueldad, la locura asesina de salir a matar a un tipo que hace un dibujo. Porque es cierto que abstenerse de ser un asesino es una posibilidad al alcance de cualquiera. Y no se trata de gente que no tiene sentido del humor como dijo un famoso periodista argentino con una imbecilidad ilimitada. Se trata de una escalada de violencia que busca más violencia, y que seguramente la va a conseguir dado que cada quien reaccionó como los terroristas –islamistas y capitalistas– lo necesitan.

Hace días nomás EE UU mostró al mundo cómo la CIA viene torturando a quien se le ocurre, en el lugar del mundo que le parezca. Pero nadie dijo “Yo soy un torturado por la CIA”. Y no pasó nada, y nadie habló de la amenaza del terrorismo cristiano internacional. (De asesinatos de la CIA no se dijo nada porque no debe haber. Obvio.)

Y creo que este es mi homenaje a los humoristas franceses asesinados. Víctimas de una Europa que se pudre. Masacrados absurdamente por hacer humor con cosas que no hacen reír a nadie. Desde aquí, este negro sudaca también los saluda.

Carlos Barragán

jueves, 25 de septiembre de 2014

LA EMIGRACIÓN CHINA Y LA RED BAMBÚ

Entre todas las nacionalidades del mundo, la china es una de las que más han emigrado fuera del país. Actualmente, hay más de 50 millones de descendientes de emigrantes chinos viviendo por todo el mundo.

En este post me gustaría hacer un resumen de la historia de la emigración china y las comunidades que han fundado en los países extranjeros...





La definición de ser "chino"

En estados europeos como España, Francia o Alemania, el ser español, francés o alemán se entiende por poseer un pasaporte de estos países, o en el sentido más estricto, de haber nacido en el país. Para los chinos, la cuestión es mucho más compleja debido a los siguientes factores históricos:

Desde el siglo XIX, millones de chinos han emigrado a otros países, donde formaron comunidades en las que han conservado su idiosincrasia. Sus descendientes, a pesar de poseer la nacionalidad de los países donde han nacido, siguen identificándose como "chinos" en el sentido étnico.
Debido a la compleja historia de invasiones extranjeras y guerras civiles, a parte de la República Popular de China, hay varios estados independientes donde casi toda la población es de origen chino, como Taiwan, Singapore y Hong Kong (hasta 1997, pero sigue siendo un territorio con autonomía especial). Los ciudadanos de estos países se consideran "chinos" culturalmente, pero no son "ciudadanos de China".
En español usamos la palabra "chino" para designar tanto a los ciudadanos de china como los descendientes de emigrantes chinos de cualquier ciudadanía, causando muchos casos de confusión. En chino las palabras son distintas.

Refiriéndose a un ciudadano de china, se dice 中国人 (chon guó ren)
Refiriéndose a un descendiente de chinos nacidos en el extranjero, se dice 華人 (jua ren)

La historia de la emigración china

Durante gran parte de los siglos XIX y XX, China había vivido una época muy turbulenta, con muchas hambrunas, revoluciones, guerras civiles, invasiones extranjeras y dictaduras genocidas. Muchos chinos escaparon de la miseria buscándose la vida en países extranjeros. Los destinos más populares eran los países vecinos de Sudeste de Asia, pero algunos también aventuraron más lejos, hasta EEUU, Canadá, Perú y México.

Los primeros chinos que emigraron casi todos procedían de las regiones costales, de las provincias Guangdong y Fujian, y eran de origen social humilde. En los países de destino, se dedicaron a realizar trabajos manuales que no deseaban los autóctonos, otros montaron negocios para servir las necesidades de sus compatriotas.

A partir de los años 1960, EEUU, Canadá y Australia empezaron a buscar mano de obra cualificada en Asia, y concedieron visados a millones de "chinos", primero de Taiwan y Hong Kong, luego de la Republica Popular de China. La mayoría de los emigrantes eran médicos, ingenieros, investigadores, profesores y científicos. A día de hoy, esta oleada y sus descendientes son el grupo demográfico más dominante entre los chinos de Norteamérica.

Paralelo a la emigración legal, también está la ilegal, cuyo número es difícil de estimar. Durante los últimos 20 años, millones de chinos han emigrado de modo clandestino a EEUU, Europa y Australia, y a la mayoría trabajan en talleres ilegales o en la cocina de restaurantes. Los que consiguen el permiso de residencial suelen abrir su propio negocio dentro de la comunidad china.

Durante el siglo XXI, uno de los continentes donde se ha visto el mayor aumento de inmigración china es África. Debido a relaciones comerciales entre China y las economías emergentes de África, miles de chinos se han instalado en Sudáfrica, Chad, Namibia, Zambia y Nigeria, tanto como "trabajadores invitados" o como empresarios.

En el sudeste asiático

Demograficamente, la gran mayoría del diáspora chino se concentra en países de S.E. Asia: Tailandia, Myanmar, Vietnam, Filipinas, Malasia, Singapur e Indonesia, cuyo número supera los 25 millones.

La gran mayoría de la comunidad china en S.E. Asia desciende de emigrantes de finales de siglo XIX y principios de siglo XX. Aunque llegaron a estos países como "muertos de hambre", lograron mejorar su situación socioeconómica en una generación. Durante los años 1950, la gran mayoría de los chino-descendientes eran propietarios de negocios prósperos o profesionales cualificados, y en la época actual, forman la élite que dominan el sector comercial y financiero.

En países de tradición musulmana como Malasia, Indonesia y Brunei, los chinos se han mantenido como una comunidad a parte, viviendo en sus propios barrios donde los hijos atienden colegios de lengua china. Matrimonios mixtos son todavía muy escasos, a pesar de haber convivido durante 4 generaciones con malayos.

Pero en países de tradición budista (Tailandia, Myanmar, Vietnam) y cristiana (Filipinas), los chinos llevan generaciones mezclándose con la población local. A día de hoy, hay varios grados de mestizaje, donde se conservan a distintos niveles las tradiciones chinas, pero siempre hay un "núcleo duro" de la comunidad que resiste a la asimilación.

Según estadísticas oficiales, 1/4 de los ciudadanos de Malasia y la mayoría de la población de Singapur, son de ascendencia china.

En otros países como Filipinas, Vietnam, Tailandia, Myanmar y Laos, la comunidad china consta menos de 5% de la población total, pero en realidad, hasta un 1/3 de la población tiene algún antepasado chino.

En Norteamérica

En Canadá hay más de 1,3 millones de chino-descendientes (3.4% de la población nacional). En EEUU el número supera los 3.9 millones (1.3% de la población).

La población china de Canadá y EEUU desciende de diversos orígenes: obreros cantoneses a finales de siglo XIX, profesionales de Hong Kong y Taiwan durante los años 60-80, refugiados vietnamitas de ascendencia china, estudiantes de la República Popular de China e inmigrantes ilegales, para comentar algunos ejemplos.

Comunidades chinas existen en casi todas las ciudades importantes, y suelen agruparse en distintos barrios por nivel económico, dialecto, y grado de asimilación en la sociedad americana.

Es difícil generalizar sobre el grado de integración. Por un extremo, hay chino-descendientes totalmente asimilados en la cultura americana que se niega a conocer nada de la cultura china; por otro extremo, hay otros que llevan toda su vida dentro de los confines de Chinatown sin ninguna interacción con forasteros. La tasa de matrimonios mixtos aumenta con el número de generaciones que lleva en América.

Pero en general, lo que más destaca de la comunidad china en Norteamérica es el nivel académico: más de 51% tienen estudios universitarios frente al medio nacional de 28%. Aunque los propios inmigrantes realizan diversas ocupaciones desde camareros hasta investigadores científicos, la generación nacida en América tiene una fuerte presencia en las profesiones cualificadas, especialmente en el sector tecnológico.

En América Latina

El país latinoamericano que recibió la mayor tasa de inmigración china es Perú, y a día de hoy, un 5% de peruanos tienen ascendencia china.

La mayor parte de la inmigración ocurrió en el siglo XIX, cuando importaron a obreros cantoneses para sustituir los esclavos negros como mano de obra barata. Como los inmigrantes eran casi todos hombres, la mayoría se casaron con mujeres cholas, andinas o africanas, y en la actualidad hay pocos chino-peruanos de sangre pura. Sin embargo, aún hay barrios chinos en muchas ciudades y los chino-descendientes han mantenido ciertas costumbres, como la gastronomía.

Otros países como México, Cuba y Argentina también recibieron inmigración china, pero durante los últimos años, el país donde mayor presencia china ha registrado es Panamá, gracias a las empresas que gestionan el comercio por canal.

En Europa

En el Reino Unido, la mayoría de la población china llegó entre los años 50 y 80 y procedía de Hong Kong, una antigua colonia británica. El negocio más típico de los inmigrantes eran restaurantes, pero la mayoría de los hijos nacidos en el Reino Unido tienen estudios superiores y realizan trabajos cualificados.

En Francia, la mayor parte de la comunidad "china" realmente vino desde Vietnam, una antigua colonia, donde mucha población son chino-descendientes. Esta oleada llegó durante los años 50 y 60 y sus descendientes están totalmente asimilados en la sociedad francesa.

En España, la inmigración china es un fenómeno relativamente reciente, y la gran mayoría procede de la región de Qingtiang. Hasta el día de hoy, la mayoría se dedican a negocios de alimentos y la venta de productos baratos importados de China. En general, sigue siendo una comunidad bastante cerrada.

Durante los últimos 2 décadas, la mayor fuente de inmigración china a todos los países europeos procede la República Popular de China, tanto por vía legal como estudiantes, empresarios o profesionales cualificados, o por vía ilegal como mano de obra esclava.

Los tópicos y la discriminación 

Las comunidades chinas en diaspora en todos los países parecen siempre obedecer el mismo tópico: llegan pobres, pero se hacen ricos en menos de una generación.

En casi todos los países donde la comunidad china lleva más de una generación, suele tener un nivel de estudios y de ingreso familiar bastante más alto que el medio nacional. En EEUU les llaman "la minoría modélica", o "los nuevos judíos".

Pero este éxito también despierta recelos y envidias. Al ser una minoría étnica que carece de poder político, durante tiempos de crisis, muchos políticos populistas difunden bulos de que la comunidad china mantenga su prosperidad enriqueciéndose a costa de los demás, que esconda grandes cantidades de dinero negro, o que tengan  tratos de favoritismo por la administración pública sólo por el hecho de ser chinos.

En el Sudeste asiático, la mayoría de los disturbios raciales se dirigían contra la comunidad china, con la más reciente en Jakarta, 1998, donde quemaron cientos de negocios chinos. Muchos chino-descendientes, para evitar hostilidades, cambiaron sus apellidos para pasarse más desapercibidos.

Y la respuesta...

Pero en general, debido al sentido de orgullo, los chinos raras veces luchan contra la discriminación reivindicando sus derechos como una "minoría reprimida" porque no quieren ser vistos como "víctimas". En cambio, lo que suelen hacer es trabajar duro para crear un tópico todo lo opuesto a lo que tenía antes.

Por ejemplo, hasta los años 60, los chinos en EEUU tenían fama de ser una población analfabeta, cerrada, ignorante e incapaz de integrarse en la sociedad americana. Los nuevos inmigrantes hicieron todo para deshacerse de ese tópico, obligando sus hijos a estudiar carreras y ejercer profesiones cualificadas.

Pero a partir de los 90, los chinos se han creado otro tópico: lo del empollón: gente tímida, poco asertiva y asexuada que pasa todo el tiempo delante de un ordenador con poca vida social. De nuevo, los jóvenes chino-descendientes están trabajando duro para quitarse este tópico. Muchos han empezado a vestirse como raperos y practicar bailes latinos o breakdance para dar una imagen más "guay" y "callejera".

La "red bambú"

Muchos sociólogos han atribuido la causa del éxito del diáspora chino en la mayoría de los países a la "red bambú". Se refiere a una red social formada por emigrantes chinos en el extranjero a través de relaciones familiares y personales, que se ayudan entre sí a la hora de prestar dinero, realizar inversiones y hacer negocio.

Por ejemplo, cuando un empresario quiere montar un negocio y el banco no le presta dinero, puede acudir a la "red bambú" para conseguir un préstamo. Si un trabajador humilde quiere mandar su hijo a la universidad pero no puede pagar la matrícula, también puede acudir a la "red" para pedir una "beca".

Quizás debido a este apoyo informal de la comunidad, muchos emigrantes chinos de situación humilde ha podido conseguir la oportunidad de estudiar una carrera o montar un negocio, y muchos negocios familiares chinos han podido sobrevivir años de vacas flacas y remontarse cuando la situación mejore.


lunes, 21 de abril de 2014

EMIGRACION E INMIGRACION

Fundamental: recuerden que jamás hablo de política, luego en lo que viene a continuación no hay ni una brizna de ella. Quien la quiera buscar en lo que a continuación viene, le sugiero que deje de leer en este instante.

En tiempos de paz y en el 99,99% de los casos, la emigración se produce porque quienes se van no tienen posibilidades de desarrollo económico ni social en sus lugares de origen: el ejemplo que siempre se pone: los 55 M de personas que desde Europa emigraron a USA entre 1840 y 1913: en Europa se habían convertido en población activa excedente porque el desarrollo económico de entonces no podía ocuparlas porque no las necesitaba.


Quienes emigran se convierten en inmigrantes cuando llegan, y en pura lógica, esos inmigrantes tienen que tener ante sí una panoplia de posibilidades, positivas, se sobre entiende. Qué hagan y cómo lo hagan dependerá de las circunstancias y de lo que les permitan las autoridades y el entorno de la zona o país al que han emigrado.

Evidentemente, y aunque existan puntos en común, es muy diferente el entorno al que emigraron un irlandés o un italiano que llegaron a USA en 1860, al de un español o un portugués que se fueron a Alemania en 1962, y al de un marroquí o un guatemalteco que ha venido a España en el 2002.


Tal vez aquel irlandés se instaló en Five Points, en NYC, y en él que pudo inspirarse Martin Scorsese cuando dirigió ‘Gangs of New York’; y el italiano se integró en una caravana que se dirigió hacia el Oeste, registró unas tierras en lo que sería Oklahoma para lo que tuvo que matar a algunos indios. El español y el portugués entraron a trabajar en una planta fabril situada en las cercanías de Munich en las que trabajaban, de forma totalmente legal, el tiempo estipulado y por el que les pagaban un salario para ellos de cine que, casi en su totalidad, remitían a sus empobrecidas familias. Y, tal vez, el marroquí y el guatemalteco llegaron a España con un visado de turista, se establecieron de forma no legal, y, muy posiblemente, ilegal, empezaron a trabajar en la construcción, en la agricultura o en la hostelería, también muy posiblemente sin garantías y explotados en horario y en salario, salario que, en parte, remitían a sus familias en el exterior y en parte muchos emplearon como respaldo para adquirir una vivienda.

Entre los tres casos expuestos existen puntos en común, pero las diferencias son enormes. De USA, hasta 1900 no puede hablarse como un país completamente formado: en 1890 tuvo lugar la que está considerada la última masacre de indios perpetrada por la caballería estadounidense: en Wounded Knee, Dakota del Sur. USA, al estar en formación, absorbía toda la población que llegase, sobre todo desde que finalizó su Guerra Civil: los actuales WASP son descendientes de parte de aquellos emigrantes.

En Alemania ya no fue igual. La emigración fue necesaria para arrancar la reindustrialización y avanzar en la potenciación de la economía alemana tras la II GM en un período en que, en todas partes, para generar más PIB era necesario ocupar a más factor trabajo. Pero Alemania, la RFA: adonde el español y el portugués de nuestra historia emigraron, ya estaba formada, por ello, cuando llegó la recesión del 73 a muchísimos de aquellos emigrantes les invitaron a irse, y muchos otros se fueron porque a mediados de los 70 en España o en Portugal ya había unas expectativas que en 1962 no había: pocas contra ninguna. Y ese español y ese portugués muy posiblemente, aunque tal vez menos bien de lo que pensaban, encontraron un lugar en la sociedad laboral española y portuguesa, respaldados por la familia que les esperaba a su llegada.

Los casos del marroquí y del guatemalteco, son muy distintos. Su emigración fue económica, sí, pero su establecimiento y su estancia se produjeron en demasiadas ocasiones de foama ilegal, y fueron conscientemente mantenidas por las autoridades de tal forma. Fueron los años del ‘España va bien’. Había que construir 800.000 viviendas al año y atender la estancia de muchos millones de turistas, y había que hacerlo al menor coste laboral posible a fin de que los beneficios fueran los mayores imaginables. Y como a través de la imposición indirecta y de los que estuvieran de forma legal ya se recaudarían impuestos y cotizaciones sociales, y como el crecimiento continuaba y continuaba, todo estaba bien.



Pienso que la Historia será muy dura cuando analice la inmigración española venida entre mediados de los 90 y finales de los 2000, la fase del ‘España está de moda’, lo será con respecto a cómo se administró la llegada y la estancia de esa inmigración, y lo será con cómo evolucionó el ya problema de la inmigración cuando España empezó a ir mal.

España, toda España, cometió tropelías sin cuento sobre la inmigración cuya llegada permitió y fomentó, y luego, cuando el boom acabó, se quedó sin argumentos para abordar un problema de seis millones de personas y un problemón de más de dos millones. Pienso, siempre he pensado, que la residencia en un país para extranjeros ha de estar vinculada a un contrato de trabajo; y siempre he pensado que mientras un inmigrante se halle en un país ha de contar con absolutamente las mismas garantías legales que un originario histórico de ese país.

Eso significa que su entrada debe ser registrada como trabajador porque ha de entrar ya con un contrato en la mano por un tiempo determinado para realizar unas tareas especificadas en una entidad concreta y conocida. Que ha de hacerlo contando ya con una residencia, con una remuneración conocida, con unas plazas escolares ya asignadas para sus hijos. Eso supone que los ‘papeles’ de ese inmigrante han de pasar unas verificaciones determinadas. Que su lugar de trabajo ha de contar con unas especificaciones que se ajusten a la legalidad y que han de pasar unas inspecciones de seguridad e higiene en el trabajo. Eso significa que ese inmigrante ha de contar con idénticos derechos que un originario.

Vía|Santiago Niño-Becerra

sábado, 21 de diciembre de 2013

LA EMIGRACION : UNA CARA Y MUCHAS CRUCES

La cantidad de migrantes internacionales aumenta inexorablemente, mientras continúan proliferando informes que los involucran y que hablan de situaciones similares a la esclavitud. Aunque las remesas suponen alivio para las familias de origen, la explotación y la esclavitud están presentes.

Actualmente, 232 millones de personas viven y trabajan fuera de sus países de origen y las remesas de dinero enviadas desde su lugar de residencia suman más de 400.000 millones de dólares anuales, una cifra que va en aumento.

Las ganancias de los migrantes casi cuatriplicaron los 126.000 millones de dólares de ayuda oficial al desarrollo de las naciones ricas al mundo pobre el año pasado, según datos de la ONU. La inyección de liquidez en países empobrecidos como India, Bangladesh, Marruecos, México, Sri Lanka, Nepal y Filipinas es uno de los efectos más positivos de las migraciones.

Del lado negativo figura la continua explotación de los inmigrantes, principalmente en Medio Oriente, a raíz de un aumento del "trabajo esclavo", que implica bajos salarios, inadecuada atención médica y atroces condiciones laborales.

Son muchos los frentes de este fenómeno que parece imparable y que arriesga con serlo todavía más, a raíz de un crecimiento demográfico que, en pocas décadas, hará que en el planeta un habitante sobre cuatro viva en África. Con la caída de los regímenes de Túnez y Libia, y en menor medida también en Egipto, los controles sobre las costas se debilitaron.

Cada playa sin iluminación se convirtió en potencial base de partida para quien quiere alcanzar Europa y la salida que esta representa para los que están desesperados.

Algunas cosas han sin embargo cambiado, visto por ejemplo que tras los acuerdos alcanzados con Italia, Túnez registró una merma drástica en las partidas. Lo mismo ocurre en Argelia, aunque por motivos distintos.

En este país, los 'harraga' (ilegales) si deciden intentar la travesía, mirando a España, desafían al mar y las incertidumbres del viaje, pero sobre todo el puño de hierro de la justicia argelina, que considera a la inmigración ilegal como un delito, además de una vergüenza, pues no puede aceptar que la gente deje el país a causa de la pobreza.

Pero es Libia el muelle preferido de los inmigrantes, que saben encontrar siempre a alguien que esté organizando un viaje y que pide dinero prestado, con la promesa de que partirán ya. El viaje de los inmigrantes puede partir por ejemplo desde la región del Cuerno de África, donde presiona el hambre pero también condiciones políticas durísimas. Y también desde países de África sub-sahariana, con fuertes problemas económicos.

Según las ONG de ayuda humanitaria, más de 20 000 inmigrantes y refugiados perdieron la vida intentando atravesar el Mediterráneo en los últimos 20 años.

Fuente: elcomercio.com
http://www.solidaridad.net/noticia/8010/la-emigracion-una-cara-y-muchas-cruces