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sábado, 29 de noviembre de 2014

LA ESCLAVITUD SEXUAL EN TIEMPOS DE GUERRA

La ocupación de Corea del Sur por las unidades militares de EE.UU. en los años 50 del siglo XX afectó dramáticamente la historia moderna del país asiático al favorecer la drástica propagación de la prostitución entre las mujeres surcoreanas. Un millón de esclavas sexuales, la mayor víctima de la unión de EE.UU. y Corea del Sur..


En el distrito de Anjeong-ri de la ciudad Pyeongtaek en un edificio viejo situado cerca de la base militar estadounidense de Camp Humphreys viven más de 70 mujeres de edad avanzada que trabajaron como prostitutas para los militares estadounidenses, informa el diario iraní ‘Mashregh‘. Siguen viviendo en este lugar porque no tienen a dónde ir. Pero ahora los propietarios quieren desalojarlas, ya que la base militar de EE.UU. sigue creciendo y las compañías de construcción anhelan enriquecerse con la llegada de las familias de los militares de EE.UU.

Todas estas mujeres se avergüenzan de su pasado, están enfermas y viven en la extrema pobreza. Sin embargo, nadie —ni las autoridades ni la sociedad—  quiere ayudarlas. Al mismo tiempo, las mujeres surcoreanas que durante la Segunda Guerra Mundial fueron esclavas sexuales de los soldados japoneses actualmente reciben una pensión de acuerdo con una ley estatal. Además, la mayoría de los surcoreanos exigen que Japón compense económicamente a estas mujeres y presente una disculpa oficial. Pero en cambio muchas personas en Corea del Sur ni siquiera saben de la existencia de esta localidad donde residen las antiguas prostitutas de los soldados estadounidenses.

El 22 de junio de este año, 122 personas de las que viven en el distrito Anjeong-ri presentaron una queja al Gobierno de Corea del Sur y exigieron una indemnización. Sin embargo, el Tribunal todavía no ha fijado una fecha para la vista de esta demanda.

Después de la guerra entre las dos Coreas en los años 1950-1953, Corea del Sur dependía en gran medida del Ejército de EE.UU. Según algunos investigadores, el Gobierno surcoreano consideraba inevitable utilizar a sus mujeres para satisfacer los caprichos de miles de soldados estadounidenses desplegados en el país. Además, los beneficios de la prostitución tenían una importancia especial para un Estado sumergido en la pobreza: los servicios sexuales de las surcoreanas y el comercio asociado representaban casi el 25% del producto nacional bruto total de Corea del Sur en los años 60.

En 1962, el Gobierno surcoreano declaró los asentamientos adyacentes a las bases militares de EE.UU. “áreas de turismo especial” en los que la prostitución era una actividad legal. En el mismo año solo oficialmente fueron contratadas cerca de 20.000 mujeres en calidad de trabajadoras sexuales. Una de ellas cuenta: “Cuando pienso en mi vida y en las vidas de las mujeres como yo entiendo que fuimos la mayor víctima de la unión de nuestro país con EE.UU. Yo sé que mi cuerpo no me pertenecía a mí, sino al Gobierno de Corea del Sur y al Ejército de EE.UU.”.

Actualmente en el sector de los servicios sexuales en Corea del Sur, según la Asociación de Feministas del país, trabajan más de un millón de personas. De acuerdo con estas estimaciones, una de cada 25 surcoreanas se dedica a la prostitución. De acuerdo con otras estadísticas, una de cada cinco mujeres de entre 15 y 29 años al menos durante un tiempo en su vida trabajó como prostituta.


sábado, 8 de marzo de 2014

LA GUERRA DE CRIMEA

La Guerra de Crimea de 1854 fue la primera guerra moderna, un conflicto complejo y con múltiples ramificaciones, que sirve para comprender mejor muchas guerras posteriores. Entre ellas las de Bosnia y Kosovo, con las potencias occidentales reforzando a los musulmanes frente al empuje eslavo. O la intervención “preventiva” de Estados Unidos en Oriente Medio, la misma que llevó a franceses e ingleses a desangrarse en la actual península ucraniana...


miércoles, 1 de enero de 2014

CIEN AÑOS DE LA GRAN GUERRA

  • En 2014 será el centenario de la primera guerra química y la última con caballos
  • Setenta millones de soldados cavaron miles de kilómetros de trincheras
  • Dejó 10 millones de muertos
  • Repasamos en 30 claves la Gran Guerra que cambió nuestro mundo


Comenzó el 28 de julio de 1914 y terminó el 11 de noviembre de 1918. En esos cuatro años, las principales potencias militares del mundo se enrocaron en una contienda de una atrocidad sin precedentes: surgieron los lanzallamas, los zepelines, los bombardeos aéreos, las armas químicas... La neutralidad española fue un gran negocio: una riada de metales preciosos llegó a las arcas de los comerciantes. En realidad, todo se gestó dos años antes, cuando en Alemania ya atronaban los primeros tambores de guerra...

martes, 6 de agosto de 2013

LA RUTA DEL ORO NAZI : INTERESES ENTRE FASCISTAS

Canfranc podría ser el escenario de una película como Casablanca, aunque la historia de este paso fronterizo durante la Segunda Guerra Mundial está todavía por escribir. La ruta del oro nazi a la Península Ibérica, la presencia de las SS y la Gestapo, la puerta para la fuga de muchos judíos y hasta de los alemanes perdedores, y episodios de contraespionaje dignos de una novela de John Le Carré. Todo eso sucedió en Canfranc entre 1942 y 1945.

La aduana internacional fue reabierta después de estar cerrada durante la Guerra Civil española (1936-39) para evitar una invasión desde Francia. Poco después, en los años 1942 y 1943, vivió una actividad que jamás volvió a recuperar hasta su cierre definitivo en 1970. La supuesta neutralidad de España en el conflicto provocó que en esa época de convulsión en Europa llegaran a pasar 1.200 toneladas de mercancías mensuales en la ruta Alemania-Suiza-España-Portugal -entre ellas 86 del oro nazi robado a los judíos.
 
Un documento que ahora sale a la luz da cuenta de cómo el banco central británico permitió a Hitler hacerse con los lingotes del Banco Central Checoslovaco
http://www.abc.es/internacional/20130801/abci-praga-201307312039.html
 
Alemania controló la aduana internacional de Canfranc durante la Segunda Guerra Mundial (1939-45) con un grupo de oficiales de las SS y miembros de la Gestapo, que residían en el hotel de la estación y en otro del pueblo. España no estaba en guerra, pero Franco tenía una postura de no beligerancia «sui generis». Debía devolver la ayuda que Hitler le proporcionó en la Guerra Civil, lo que se tradujo en enviar a Alemania toneladas de volframio de las minas gallegas, un mineral fundamental para blindar sus tanques y cañones. Muchas de esas explotaciones fueron abiertas por empresas alemanas que operaban en España a través de la sociedad Sofindus (Sociedad Financiera Industrial), un holding alemán muy bien conectado con Demetrio Carceller, director del Instituto Español de Moneda Extranjera (IEME), único organismo que podía comprar oro.

Los «documentos de Canfranc», cuyo contenido fue desvelado por 'Heraldo', prueban que a cambio de esa ayuda estratégica para prolongar la contienda, España recibió al menos 12 toneladas de oro y 4 de opio, en tanto que a Portugal llegaron 74 toneladas de oro, 4 de plata, 44 de armamento, 10 de relojes y otros enseres, producto del expolio a los judíos. Estos datos puede ser sólo la punta del iceberg. Los originales de estos papeles, enviados al jefe de tráfico de mercancías de Madrid, no existen. Portugal era la puerta de entrada de mercancías de Suramérica y, al final de la Segunda Guerra Mundial, la de salida de muchos alemanes que se refugiaron en Argentina, Uruguay, Brasil o Paraguay. Por eso, recibía más oro. «Había quesos de Argentina con una piel muy gruesa para aguantar el viaje o azúcar que llegaba a Lisboa», recuerda Julio Ara. En Irún o Port Bou los nazis permanecieron al otro lado de la frontera, en la Francia ocupada, pero en Canfranc residieron en la parte española ya que en la estación, situada en España, había doble jurisdicción.  
«Los alemanes vivían en la estación y celebraban hasta conciertos de piano en el comedor. Eran muy educados. Bailaban valses con las chicas de Canfranc y les regalaban chocolate. Ellos eran ingenieros o químicos y nosotros, unos ignorantes que tenían mucha hambre después de la guerra», confiesa un vecino de Canfranc que por aquel entonces tenía 14 años y ahora prefiere el anonimato. Si alguna historia de amor se fraguó, como en Casablanca, no perduró. «Aunque estaban destinados en la parte francesa, no tenían inconveniente en pasar a la española. Algunos vivían en la fonda Marraco. Había seis oficiales fijos y otros de paisano, de la Gestapo, pero otras veces llegaban grupos de unos veinte soldados uniformados que venían del frente a descansar», agrega. Los vecinos de Canfranc, sacudidos todavía por los efectos de la Guerra Civil que hizo huir a algunos hacia Francia, casi no podían moverse del pueblo. Necesitaban un salvoconducto. «Desde Anzánigo, era una zona impermeabilizada», advierte un vecino.

Uno de los «documentos de Canfranc», fechado el 24 de mayo de 1940 y firmado por el comisario jefe de la Unidad de Investigación y Vigilancia, recuerda que «todo aquel que viva en un punto distinto del 18 de julio de 1936 debe presentarse en ocho días en la comisaría con la relación de los que vivan en su casa, avales de dos personas y certificado de sus empresas». «El incumplimiento llevará consigo el regreso forzoso a su antigua residencia», advierte. Los carabineros, la Guardia Civil y los oficiales de las SS eran inflexibles con los robos de mercancías como los relojes que se llevaban a Portugal. «Se llevaron una caja y estuvieron buscándolos. Un chaval se llegó a ahorcar y a otro le pusieron una multa muy alta», cuentan en Canfranc.

A la falta de libertad de movimientos se unía el hambre, mitigada por las mercancías que descargaban. El salario medio de un obrero era de 200 pesetas al mes. Por eso, siempre se escapaba algo de los trenes para casa. «Cogíamos latas de sardinas, azúcar, aceite, café o la mistela que enviaban los portugueses de Madeira. Menos mal que pasaba mucha mercancía y podíamos llevarnos cosas, porque había mucha hambre», cuenta Daniel Sánchez, de 87 años, uno de los pocos canfraneros que puede contar que cargó cajas con lingotes de oro a sus espaldas. El oro nazi llegaba en tren a Canfranc, según los documentos encontrados por el francés Jonathan Díaz en la estación en noviembre del 2010 a raíz de la grabación de un anuncio de Lotería de Navidad. Entre julio de 1942 y diciembre de 1943 llegaron 45 convoyes, seis de ellos con destino España («importación» aparece en el papel) con 12 toneladas de oro, y el resto de «tránsito», rumbo a Portugal, que recibió 74 toneladas del metal precioso.

Daniel descargaba el oro de los trenes de Suiza por el puente internacional y lo colocaba en unos camiones suizos que se encargaban de llevarlos hasta Madrid y a Portugal, a través de los pasos fronterizos de Badajoz, Valencia de Alcántara y Fuentes de Oñoro. El historiador Pablo Martín Aceña, director de la comisión española que investigó las compras de oro nazi por España, recuerda que la Península Ibérica recibió estos cargamentos hasta agosto de 1945, por Hendaya, Port Bou o Canfranc, aunque no sabe en qué proporción. «Los servicios secretos de los aliados contabilizaron 135 envíos de salida en la frontera franco-suiza de Bellegarde hacia la Península Ibérica», apunta. Esos convoyes transportaron «un total de 300 toneladas». «Portugal compró mucho oro que había salido de Bélgica y Holanda.

Lo que recibió España (el IEME) está claro por las cuentas que se investigaron en el Reichbank, el Banco Nacional Suizo y el IEME. Otra cosa es que empresas españolas suministradoras de Alemania cobraran en oro y lo depositaran en Londres o Zurich. Calculamos que entraron a España 20 toneladas de oro a cambio de volframio», señala Martín Aceña. Ese volframio todavía se puede ver, 60 años después, en las vías muertas y muelles de la estación de Canfranc. Portugal y España exportaron este mineral a Alemania incluso cuando en 1944 los aliados presionaron al régimen de Franco para que dejara de hacerlo con el fin de concluir la guerra.


Fuente: heraldo

 
 

lunes, 1 de abril de 2013

COREA, LA ACTUAL CRISIS A LA LUZ DE LA HISTORIA

En el mundo reciente había tres naciones divididas por la guerra fría : Corea, Alemania y Yemen. Sólo Corea no se ha reunificado. Su unidad histórica es la más sólida del trío, pues a diferencia de los otros, Corea tiene unas fronteras claras desde el siglo X, una etnia y una lengua unificada, y una cultura/civilización independiente que fue capaz de mantenerse pese a la vecindad del potente foco cultural chino. En términos históricos la división nacional de Corea es un fugaz episodio y una gran anomalía del Siglo XXI. 

Su conflicto es anterior a la guerra fría. No se fraguó hace sesenta años con la guerra de Corea (1950-1953), sino hace ochenta años, con la invasión japonesa de China. La historia y memoria de éstos últimos ochenta años marcan profundamente la narrativa en Corea del Norte y la actual situación en la península, que tiene tres dimensiones: una intercoreana, otra con Estados Unidos en el centro, y otra entre Corea del Norte y Japón.
El 19 de septiembre de 1931, Japón que ocupaba Corea desde 1910, invadió el noroeste de China (Manchuria), donde creó el Estado títere del Manchugo. La resistencia comunista armada contra el invasor japonés en Manchuria arrancó un año después, en 1932, y no fue china, sino coreana. En Manchuria los coreanos constituían el 90% de los miembros del Partido Comunista Chino. Su lider fue Kim II Sung, luego fundador de Corea del Norte. Desde 1932 él y sus compañeros , toda una generación de guerrilleros norcoreanos, se enfrentaron no sólo a los japoneses sino a toda la legión de colaboracionistas coreanos que éstos llevaban consigo.

PODER HEREDITARIO

En Asia Oriental, no sólo en Corea del Norte, el poder es hereditario. Los herederos, hijos, nietos y sucesores de aquella mezcla de guerra civil coreana y lucha colonial anti-japonesa iniciada en 1932, están hoy en el poder de Pyongyang, Seúl y Tokio. En Manchuría el luego dictador de Corea del Sur entre 1061 y 1979, Park Chung hee, o altos jefes militares como Kim Sok won, lucharon con los japoneses contra los guerrilleros de Kim II Sung. Todo el alto mando surcoreano de la guerra de 1950 estaba compuesto por colaboracionistas de los japoneses.
Una investigación oficial surcoreana estableció en 2004 que más del 90% de la élite local anterior a la democracia establecida a finales de los ochenta, estaba formada por familias o individuos con antecedentes colaboracionistas. Hasta 2004, con la llegada al poder de Roh Moo Hyun, Corea del Sur no tuvo un líder vinculado a esa tradición. Con el actual presidente, Lee Myung Bak del derechista Grand National Party, se ha regresado a ella.

En Japón el 70% de los diputados heredaron su escaño de sus padres o pertenecen a conocidas familias con raíces directas en la ocupación de Corea y de China. Las genealogías e políticos de primera fila como Taro Aso, Shinzo Abe y muchos otros, pueden pasar desapercibidas en muchas partes, pero no en Corea del Norte, donde la narrativa nacional, machaconamente transmitida por el régimen desde el jardin de infancia, arranca con la lucha antijaponesa en Manchuria, continua con el recuerdo de la guerra de 1950-1953 contra unos americanos, aliados de los japoneses, que utilizaban bases militares en Japón, y con colaboracionistas de Corea del Sur apoyando al agresor en ambos casos.
Esa segunda y tercera generación política de Pyongyang, Seúl y Tokio no ha acabado la guerra iniciada por sus padres y abuelos en los años treinta, porque Corea del Norte y Japón no han normalizado sus relaciones, y porque el conflicto de 1950-1953 no concluyó con tratado de paz con Estados Unidos y Corea del Sur sino con un "armisticio", poco más que un alto el fuego provisional.

CONTINUIDADES

Los doce miembros de la Comisión Nacional de Defensa que gobierna Corea del Norte, son curtios ex combatientes de la guerra de Corea, una guerra contra el mayor imperio militar de la historia que fue derrotado (porque no venció) en aquel conflicto. Los norcoreanos suelen decir que ellos infringieron a los estadounidenses la primera debacle militar de su historia. En sus museos se cita, con orgullo y jactancia, la declaración del Comandante de las fuerzas americanas en Corea, General William Clark, al término de la guerra; "tuve la poco envidiable distinción de ser el primer jefe militar de la historia de Estados Unidos que firmó un armisticio sin victoria". Para los halcones de Estados Unidos, Corea siempre fue una especie de asunto inconcluso, como Cuba, y tras el fin de la guerra fría, manifiestamente. En Pyongyang, la experiencia de guerra contra un enemigo superior y mejor armado marca la biografía y la narrativa que esa élite transmite al país.

Para la mentalidad del Norte, Corea del Sur es una Corea de segunda, algo parecido a una república heredera de un estado títere del colonialismo japonés y el imperialismo americano. Mientras ellos siempre fueron independientes de China y de la URSS, cuyas tropas se retiraron en los cincuenta del Norte, los surcoreanos aún mantiene de 30.000 soldados americanos estacionados en su territorio y otros 100.000 en la región con amplia capacidad nuclear. Y detrás de ese despliegue sigue estando Japón prestando su territorio y sus bases al cerco.
En Corea del Norte se considera que el ejército surcoreano, infinitamente más sofisticado y potente que el del Norte, está controlado por el Pentágono. El ex Presidente de EEUU, Jimmy Carter, que conoce bien Corea del Norte y ha tratado repetidamente con sus dirigentes, menciona esa circunstancia para explicar por qué los norcoreanos insisten tanto en mantener conversaciones directas con Estados Unidos, a lo que Washington se niega, entre otras razones porque Roma no negocia con un régimen al que no pudo vencer militarmente hace medio siglo y que continua hoy pidiendo un acuerdo de paz como condición para cualquier cosa.

CHINA Y SU DEUDA CON KIM II SUNG

La guerra de Corea comenzó oficialmente el 24 y 25 de junio de 1950. Ni Moscú ni Washington la deseaban. La URSS estaba agotada por su holocausto nacional de 30 millones en la Segunda Guerra Mundial. Stalin temía la bomba atómica que Estados Unidos había utilizado hacía tan poco contra Japón. Por el contrario, los enemigos del Norte y del Sur querían zurrarse. Los combates fronterizos eran crónicos desde mayo de 1949. La secuencia de la guerra es conocida: primero el Norte arrolló al Sur y a los americanos hasta arrinconarlos en el extremo sur-este de la península, luego el desembarco americano en Inchon dio un giro total a la situación y los arrinconados fueron los del Norte, y en Octubre de 1950 China intervino con sus voluntarios que salvaron al Norte, regresándose al final a la posición inicial.

China intervino en la guerra porque se sintió amenazada, pero también porque Mao se consideraba moralmente obligado, a causa del enorme tributo que los coreanos de Kim II Sung habían pagado a la Revolución China. Oficialmente 183.108 voluntarios chinos, entre ellos el hijo mayor de Mao, Mao Anying, murieron en la guerra de Corea. La cifra la ha divulgado China éste octubre pasado, al conmemorar su 60 aniversario con un acto en el que Xi Jinping, el previsible delfín de Hu Jintao, mencionó : "una guerra grande y justa para salvaguardar la paz y resistir la agresión", pero los historiadores suelen manejar cifras mucho más abultadas. En Pyongyang, el variable recuerdo de la ayuda china, por ejemplo en los museos y en el cementerio de Hoechang, donde hay miles de voluntarios chinos enterrados, marca como un termómetro la temperatura de las relaciones entre el régimen y Pekin.

EXTREMA VIOLENCIA, GUERRA TOTAL

La guerra de Corea fue terrible. La destrucción de las ciudades del norte por la aviación americana, superó a la destrucción conocida en Europa y Asia en la Segunda Guerra Mundial. La masacre de prisioneros y civiles fue enorme. Cálculos americanos y surcoreanos establecieron entre 20.000 y 30.000 las víctimas de las masacres norteñas durante su ofensiva en el sur. Por su parte, la cifra de masacrados en el sur por los surcoreanos desde el inicio de la guerra, en junio de 1959, se sitúa en torno a los 100.000, que se añaden a los otros durante la represión de una revuelta campesina en la isla de Cheju. Los coreanos del sur mataban rutinariamente a los prisioneros de guerra y torturaban sistemáticamente a los que no mataban. Los americanos hacían la vista gorda y también fusilaban civiles. Los coreanos del norte eran más selectivos en su violencia hacia los presos, diferencia que también se dio en la guerra civil china, entre comunistas y nacionalistas, como está bien documentado. "Por incómodo que se reconocerlo, las atrocidades de los comunistas fueron alrededor de una sexta parte del total y tendieron a ser más selectivas", dice el historiador Bruce Cumings en si último libro sobre la guerra.

Fue una guerra total. Todas las ciudades norcoreanas fueron reducidas a cenizas por los bombardeos estratégicos americanos que arrojaron una enorme cantidad de bombas por kilómetro cuadrado y llevaron a cabo experimentos de campo con armas biológicas. La destrucción fue superior a la conocida por Alemania y Japón en la Segunda Guerra Mundia. Pyongyang quedó destruída en un 75 %. Hamhung y Wonsan en un 80%, Chingiin un 65%, Sinanju en yun 100%, Sariwon en un 95%, Hungnam en un 85%... La amenaza de un uso americano de la bomba atómica estuvo siempre presente. En noviembre de 1959 Truman amenazó públicamente con ella para contener a los chinos. En mayo de 1953, en vísperas del armisticio, Eisenhower y el Estado Mayor estadounidense seguían barajando la posibilidad. En víctimas el balance final de la contienda fue enorme: más de 4 millones de muertos, de los que más de 2 millones eran civiles; 36.940 soldados americanos muertos, 400.000 surcoreanos y dos millones de norcoreanos, la mitad civiles.

AMENAZA NUCLEAR PERMANENTE

El actual régimen norcoreano, con su espantoso historial en derechos humanos y su ambición nuclear, es inseparable de toda esa memoria. Durante décadas, las maniobras con escenario de utilización de armas nucleares contra Corea del Norte han sido rutina en la región. Los operativos "OpPlan 5027" y "OpPlan 5026" contemplaban el lanzamiento de ataques nucleares preventivos contra Corea del Norte, con derrocamiento de su régimen y formación de un gobierno militar. Nixon en 1976, y Clinton en 1993, volvieron a formular la amenaza de un ataque militar contra el régimen, pero la disolución de la URSS, con la pérdida de la disuasoria protección del paraguas nuclear soviético, alteró el problema fundamentalmente: dejó de nuevo al régimen expuesto a una amenaza existencial. En Yugoslavia e Iraq, Estados Unidos pudo atacar porque el país concernido no tenía bomba atómica. De todos los misterios de Corea del Norte, el de su ambición nuclear es el menos misterioso y el más racional. Que no sea percibido así por la opinión pública es un mérito de los medios de comunicación.

En la península de Corea, en Asia nororiental en general, la cuestión nuclear no es sólo un problema norcoreano; como dice Gavan McCormack de la Universidad Nacional de Australia: "el problema norcoreano nunca podrá ser entendido mientras ser definido únicamente en términos del programa nuclear de Corea del Norte. Ese país era objetivo nuclear mucho antes de que comenzara a moverse hacia la adquisición de armas nucleares. Su referencia a una "disuasión" debe ser tomada en serio".

UN REGIMEN BRUTAL QUE BUSCA EL CAMBIO

Dicho esto, ¿cómo calificar al régimen norcoreano?. Desde los años setenta se estima que mantiene en cáceles y campos de trabajo a una población de entre 100.000 y 200.000 reclusos. Por lo menos 600.000 murieron en las hambrunas de los noventa que como el 'gran salto adelante' de Mao parecen haber sido una mezcla de calamidades naturales y responsabilidades políticas. Corea del Norte es un estado hipernacionalista y postcolonial, obsesionado por la amenaza en la que siempre ha vivido, en el que los valores confucionistas han desembocado en algo parecido a una secta religiosa que venera a su padre fundador. Sus ciudadanos no son los autómatas de los desfiles y juegos florales que nos transmiten periódicamente las imágenes de archivo de las televisiones globales, sino gente de carne y hueso, sufrida y oprimida. Tanto la sociedad como el régimen desean profundamente una distensión que permita reconducir los enormes potenciales del país fuera de la jaula militar en la que se encuentran. El horizonte es una reforma a la china. Sin un acuerdo de paz y garantías mínimas de supervivencia tal reforma es imposible. En una circunstancia similar ninguna dictadura asiática de los años ochenta habría podico evolucionar, bien hacia la reforma y la apertura (China), bien hacia la democratización (Taiwán, Coera del Sur).

Gracia a la bomba, el mundo se toma en serio a Corea del Norte, el régimen se ha vacunado contra una invasión o el cambio de régimen inducido, y se ha dotado de una carta con la que negociar. De una u otra manera, hasta que esa supervivencia y reconocimiento internacional no estén garantizados, la bomba seguirá donde está. El seguro de vida del régimen.

A NADIE LE INTERESA LA GUERRA

Alguien tan poco sospechoso de parcialidad como el ex Presidente americano Jimmy Carter explicó la disposición a la negociación del régimen, tras su última visita a Pyongyang : "Expusieron su deseo de desarrollar una Península coreana desnuclearizada y un alto el fuego permanente. Transmití ese mensaje a la Casa Blanca. los dirigentes chinos manifestaron su apoyo a éste debate bilateral. Funcionarios de Corea del Norte han dado el mismo mensaje a otros visitantes americanos y han permitido el acceso de los expertos nucleares a un centro avanzado para el reprocesamiento de uranio. Los mismos funcionarios me dejaron bien claro que ésta serie de centrifugadoras estaría 'sobre la mesa' para las discusiones con Estados unidos,está dispuesta aun acuerdo para poner fin a sus programas nucleares y concluir un tratado de paz permanente que reemplace el alto el fuego 'temporal' de 1953. Debemos considerar la respuesta a ésta oferta".

Respecto a China parece que su vínculo con Corea del norte aumenta más que disminuye,. pese al desagrado ocasionado por las pruebas nucleares y los ocasionales tiroteos. ¿Cuál es el motivo de esa actitud?. Lo último que quiere Pekín es una Corea unificada bajo la influencia de Estados Unidos con lo que tendría frontera directa. El declive global de Estados unidos ya es de por si muy imprevisible, como para abrirle oportunidades en el propio patio trasero. Una intervención militar de China en Corea del Norte, comprometería su imagen de gran potencia 'blanda' y no militarista en Asia y el mundo. Así, lo único que queda es mantener la situación y trabajar para crear las condiciones de una solución negociada que no altere el equilibrio regional. Eso es lo que hace China.

Una guerra no interesa a nadie. Para China sería una amenaza a su principal prioridad desarrollista. Para las dos Coreas significaría una promesa de mutua destrucción. Empatados en Irak y Afganistán, y con la energía agresiva que aún le resta centrada en Irán, alrededor de la primera región energética mundial; Estados Unidos no está para mas bailes en Asia. La negociación directa con Pyongyang es la única solución, y para recordarlo, en un mundo con muchos frentes abiertos y una crisis financiera en su centro, Corea del Norte tiene que lanzar de vez en cuando algunos inquietantes fuegos de artificio.

Rafael Poch