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sábado, 2 de noviembre de 2013

LA DEGRADACION DE LOS POLITICOS ESPAÑOLES

El sometimiento humillante al jefe, el autoritarismo, la ausencia de debate interno, la represión de la conciencia, la renuncia a la crítica, la alteración de la escala de valores y, en definitiva, la falta de libertad, convierte a los partidos políticos españoles en fábricas de ineptos, de propensos a la corrupción y de gente escasamente demócrata y poco preparada para gobernar en democracia. 

Pocos ignoran que la política y los políticos españoles están seriamente degradados. Los fracasos acumulados al gobernar y los datos que arrojan las encuestas, donde queda reflejado el rechazo y el desprecio de los ciudadanos a la "casta" política, así lo confirman, pero pocos conocen las verdaderas razones que han provocado esa profunda degradación. Sin embargo, descubrir la causa es sencillo porque la Historia ha demostrado hasta la saciedad que la falta de libertad y sobre todo el sometimiento esclavo a otros humanos siempre empobrece y degrada. 

La falta de libertad en la vida interna de los partidos ha convertido a esas formaciones en fábricas de ineptos, de corruptos y a veces también de enfermos mentales engreídos e incapaces de discernir entre el bien y el mal. 


Un reciente estudio de la Universidad de Michigan revela que "Si todos fuéramos egoístas y malos, el ser humano se extinguiría", una conclusión reveladora que contradice el consejo "progre" de pensar siempre en uno mismo y que explica la enorme influencia que están teniendo los partidos políticos en el deterioro de la sociedad y hasta de la civilización humana. 

Contemplar como un imbécil con poder se equivoca, miente y mete la pata sin poder decirlo y, además, estar obligado a felicitar al inepto y al idiota es un ejercicio capaz de degradar y hasta de envilecer a cualquier ser humano. Si, además, uno está obligado, dentro de los partidos, regidos por el autoritarismo vertical, a repetir hasta la saciedad esa alabanza al torpe y esas lisonjas a los que mandan, aunque sean idiotas, la degradación se hace endémica e irreversible. 

Cocinados en ese sometimiento al jefe, en la renuncia al libre albedrío, a la conciencia y a la crítica, sin libertad suficiente para crecer en responsabilidad y criterio propio, aquellos que se lo deben todo al partido y que desconocen otro mundo que el de la militancia se convierten en monstruos. 

Para hacer carrera dentro de un partido político español hay que renunciar a la libertad individual, al libre pensamiento, a la conciencia propia, al análisis independiente, al debate y al discernimiento. El sometimiento al líder y al pensamiento oficial priva sobre cualquier otro valor, lo que implica un proceso implacable y profundo de empobrecimiento moral e intelectual que, al operar durante años, convierte a los militantes y cuadros en gente mediocre y mal preparada para gobernar. 

Hay demasiados vicios internos en los partidos que conducen a la degradación y el envilecimiento, pero el mas grave de todos quizás sea el de la "omertá" (la obligación de guardar silencio sobre las suciedades y abusos), en aras de una lealtad mal entendida y transformada en complicidad. La ley dice que es obligación del ciudadano denunciar un delito cuando lo conoce, pero esa ley no rige en los partidos, donde la denuncia de los abusos, corrupciones y arbitrariedades está prohibida porque se confunde con la deslealtad y la traición. Es el mismo código de conducta que tienen las mafias, desde la de Chicago a la rusa, incluyendo a la yakuza japonesa y a la calabresa. 

Dentro de los partidos se conocen casi todos los secretos y suciedades, pero muy raramente esos secretos salen del grupo, siempre por miedo a ser represaliado. Los cuadros del PP sabían de la existencia de sobres de dinero complementario en los altos niveles, así como del pago de "tributos" en negro por parte de empresas que aspiran a recibir contratos públicos, subvenciones o concesiones, pero nadie los denuncia ante el juez, como es el deber de todo demócrata. Ese silencio envilece y convierte a los partidos políticos en aglomeraciones de cómplices activos. Del mismo modo, todos los altos cargos de la Junta de Andalucía conocen las malas prácticas y delitos que comete el PSOE andaluz con los dineros públicos, utilizado para pagar campañas y "ayudas" a jefes, militantes y amigos del poder, pero nadie ha denunciado esos delitos porque pertenecer al partido implica comulgar con las canalladas y delitos. 

Con esos comportamientos, España ha llegado a convertirse en una cloaca, impulsada y liderada desde la clase política, protagonista de una corrupción intensa y profunda que ha trascendido los ámbitos de los partidos políticos y ha anidado en el Estado y sus instituciones. 

Frente a esa infección no hay mas receta que "mas democracia", una democracia auténtica que imponga la libertad en el seno de los partidos y que respete y haga cumplir una ley que debe reformarse para que los canallas y corruptos sean castigados y para que los ladrones políticos se pudran en la cárcel mientras no devuelvan el botín. La única salida para partidos políticos que hoy están "tocados" y en profundo declive sería la implantación de la libertad de debate, de conciencia y de pensamiento en sus filas, pero esos valores son imposibles en partidos verticales y autoritarios que incumplen el mandato constitucional de funcionamiento democrático en la vida interna. 

sábado, 5 de octubre de 2013

EL BURDEL DE LA JUNQUERA

Cinco individuos con el rostro oculto acudieron al club de alterne ‘Paradise’, en el municipio de La Jonquera en Girona, y dejaron un coche bomba en su aparcamiento. Uno de ellos, armado con un fusil, avisó de la presencia de este y, acto seguido, huyó con el resto de encapuchados en sendos coches que habían sido robados en Lleida y Girona pocos días antes. Finalmente, los Mossos d’Esquadra lograron desactivar el artefacto explosivo después de cuatro horas durante las que se tuvo que desalojar al menos a 300 personas que se encontraban en los alrededores.


El macroburdel 'Paradise' es uno de los más grandes de Europa / clubparadise-privee.com

Se trata de uno de los mayores macroprostíbulos de Europa y no es casualidad que este gigante de la prostitución se encuentre en España, “el paraíso del turismo de burdel”. Así, al menos, es como lo ven en Estados Unidos (EEUU). Hace unos meses, el New York Times publicaba un reportaje sobre el negocio del sexo en España y recalcaba el auge de este sector pese a la grave crisis económica que atraviesa el país.

La noticia se centraba en la localidad gerundense de La Jonquera y, en concreto, en el macroburdel ‘Paradise’, pero también manejaba datos extraídos de distintos estudios como el que atestigua que el 39% de los hombres españoles reconoce haber pagado por servicios sexuales. De este mismo informe que consultó el New York Times, una guía sobre la trata de personas con fines de explotación sexual elaborada por la Asociación de Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP), se desprende que el 77,6% de los consultados se muestra bastante de acuerdo o muy de acuerdo con que la prostitución “es inevitable” y, por tanto, “debe ser legalizada”.


La 'alegalidad' de la prostitución en España

Lo cierto es que la prostitución en España se encuentra en un particular limbo legal. La prostitución está en el punto de mira desde que se firmó la “Convención por la Supresión del Tráfico de Personas y la Explotación de la Prostitución Ajena” de la ONU en 1949. Sin embargo, el ejercicio voluntario de esta práctica no está penalizado y sirve como excusa fácil para las mafias, lo que unido al desinterés político proporciona un valioso salvavidas al sector.

Macroburdeles como el de La Jonquera son habituales en España, que lidera el ranking de países europeos donde más se ejerce la profesión que dicen es la más antigua del mundo, a mucha distancia de sus vecinos de continente y doblando en consumo de prostitución al segundo país de la lista, Suiza.

Se trata de uno de los destinos predilectos para el turismo sexual, un país donde la prostitución no es legal, pero tampoco ilegal. Simplemente se tolera. La cercanía y porosidad de la frontera con Francia y las laxas leyes españolas favorecen el éxito de este tipo de turismo. En Francia está prohibida la prostitución, por lo que muchos galos no dudan en recorrer unos pocos kilómetros para contratar estos servicios sexuales.

El español se ha habituado a los reclamos de neón y a las meretrices en las orillas de las carreteras. La oferta es enorme y tolerada. Puede incomodar o molestar, pero ya a nadie le sorprende. El culmen de esta normalización es el rejuvenecimiento del perfil del consumidor en España. Los estudios definen al cliente tipo como varón de 30 años, lejos del hombre mayor de 40 que en 1998 se tenía como patrón de consumidor de la prostitución.

Pugna por el control del negocio del sexo

De vez en cuando se crean nuevas normativas o penalizaciones, pero estas medidas, por lo general, acaban apartando el problema de la vista del ciudadano de a pie mientras este sigue vivo. No es un tema que levante especial interés en la opinión pública y en la mayoría de las ocasiones en que el tema ocupa la primera plana la causa es la mala imagen que la actividad da al barrio X o lo hartos que están los vecinos de las afueras de la ciudad. Y de encontrarse con dantescas estampas prácticamente a las puertas de sus casas o de los colegios de sus hijos.

Después de las fiestas de Navidad, la alcaldesa de La Jonquera, Sonia Martínez, se reunirá con el Departamento de Interior para ver qué acciones se pueden llevar a cabo para cerrar definitivamente el macroburdel que ha protagonizado el incidente del pasado fin de semana y ha reabierto el debate sobre la prostitución.

No es la primera vez que el macroburdel de La Jonquera es víctima de un ataque violento. Hace apenas dos semanas, unos desconocidos arrojaron unos artefactos explosivos contra la fachada del polémico prostíbulo. Los investigadores creen que los incidentes se deben al enfrentamiento entre varios prostíbulos de la zona por el control del negocio del sexo en una zona muy disputada, siendo los autores de tales fechorías sicarios profesionales que actúan por encargo.

ALICIA RODRÍGUEZ