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miércoles, 1 de enero de 2014

REFLEXIÓN SOBRE LA CRISIS FINANCIERA MUNDIAL

La crisis económica mundial en curso llega después del quiebre de importantes bancos de Estados Unidos, cuyos negocios se extendían en todo el mundo. Varios estudiosos están hablando de un fenómeno muy grave, comparándolo a los acontecimientos de 1929; otros dicen que se trata del proceso final del capitalismo que no logra seguir su trayectoria; todos están de acuerdo que se precisarán muchos años para salir de este problema. Que la dificultad sea importante lo demuestran las medidas que están tomando los países más desarrollados del mundo en América y en Europa, hasta llegar a entregar a estos institutos miles de millones de dólares. Un editorial del "Osservatore Romano", el diario del Vaticano, ponía justamente en evidencia que las medidas que se están votando y tomando por los parlamentos del mundo para salvar a los bancos, nunca fueron pensadas para salvar la vida de millones de personas que viven por debajo del nivel de pobreza, en la miseria extrema: es decir que lo que se hace para salvar una institución símbolo de la riqueza, no se hace para los pobres cuya situación no es más un secreto para nadie.


Pocos hablan, sin embargo, de las causas de la crisis económica. En realidad, es una crisis financiera, que tiene que ver con el movimiento del dinero: la crisis económica (disminución de riqueza y disponibilidad de dinero, falta de lugares de trabajo, de nuevos emprendimientos…) será la consecuencia, en el caso que los gobiernos no lleguen a resolver el problema.

Es una crisis financiera consecuencia de la falla del sistema del crédito. Este sistema es lo que está en la base (para hacer ejemplos de la vida cotidiana) de las tarjetas que permiten a los trabajadores comprar con el sueldo que todavía no cobraron y de los préstamos que permiten comprar hoy lo que sería el fruto de meses de ahorro (sin considerar en este momento el desperdicio de materias primas que este estilo de vida implica, ya que en muchos casos lo que se compra resulta al final inútil). 
Pasa a menudo encontrar personas que al momento de cobrar el sueldo se quedan con muy poco dinero, porque lo demás ya está comprometido para pagar cuotas de distintos préstamos que le sirvieron para comprar una moto, para hacer una fiesta, para tomarse dos días de vacaciones o para comprarle el celular al hijo; al endeudado le quedan dos opciones: comer y no pagar las cuotas (por ejemplo perdiendo el empleo) o intentar otro préstamo que le permita pagar y comer, por un tiempito más (calesita). 
El mismo sistema se usó para construir casas que después se compran en cuotas de varias décadas. Los bancos se especializaron en prestar dinero por finalidades inmobiliarias. Pero cuando las sociedades inmobiliarias llegan a la condición del endeudado del que se habló, ahí explota la crisis actual. Lo que tratan de hacer los gobiernos es prestar más dinero a los bancos para que aguanten la falta de pagos de cuotas sin parar sus negocios: de otra forma se da el quiebre de bancos y negocios. 

Llama la atención el paralelismo entre lo cotidiano y el sistema mundial: en realidad la crisis encuentra sus orígenes en actitudes que normalmente se indican como malas a los niños: querer tal juguete enseguida; no saber esperar; llorar si no se consigue rápidamente lo deseado; no aguantar que falte lo que tiene el compañero; no aguantar las frustraciones. ¿Por qué sufrir si es tan sencillo conseguir el dinero prestado para realizar los sueños? Es decir que estamos hablando de una crisis moral, de interpretación y aceptación de la vida por lo que es y no por como se quiere vivirla. Capaz la mejor forma para contribuir a la solución de la crisis es preguntarse por qué tengo una deuda (si la tengo) o por qué he pensado en algún momento pedir un préstamo.

Francesco Bottacin

domingo, 1 de diciembre de 2013

EL DESARROLLO ECONOMICO ESTA LLEVANDO A LA DESTRUCCION DE LA NATURALEZA Y LA VIDA

La obsesión por el crecimiento económico ha eclipsado la preocupación por la sostenibilidad, la justicia y la dignidad humana. Las personas no son desechables y el valor de la vida debe situarse fuera de este 'desarrollo', opinan algunos filósofos. 


"El crecimiento económico sin límites es sueño de economistas, empresarios y políticos, visto como una medida del progreso, pero que eclipsa la pobreza generada a través de la destrucción de la naturaleza, que a su vez conduce a la aparición de naciones incapaces de valerse por sí mismas", opina la filósofa y escritora india Vandana Shiva en un artículo del diario británico 'The Guardian'. Según Vandana, el concepto de crecimiento económico apareció durante la Segunda Guerra Mundial como una medida para movilizar recursos. "El producto interno bruto se basa en la creación de una frontera ficticia, en el supuesto de que si produces tanto como lo que consumes, entonces no produces. En efecto, este 'crecimiento' mide la rapidez de la conversión de la naturaleza en dinero y los bienes comunes en materia prima", explica Shiva. En este contexto, los ciclos naturales como "la renovación del agua y alimentos que produce la naturaleza" no entran en la categoría productiva de este concepto. 

"Un bosque vivo ha dejado de contribuir al desarrollo de la economía, pero si los árboles son talados y vendidos como madera nuestra economía va a crecer. Una sociedad saludable no contribuye al crecimiento, pero las enfermedades generan crecimiento a través de, por ejemplo, la venta de medicamentos patentados", continúa.

El agua es un bien común que pertenece a todos por igual para garantizar las necesidades de todas las personas. "Sin embargo, no genera crecimiento económico. Pero cuando la multinacional Coca-Cola construye fábricas, y empieza a bombear el líquido vital de las profundidades de la tierra para meterlo en las botellas, entonces sí hay un crecimiento económico", critica Vandana. "La evolución nos ha dotado de semillas. Los agricultores las han seleccionado y cruzado creando una diversificación que es la base de nuestra producción alimentaria. Pero estas semillas, que dan y renuevan la vida, que son cultivadas y almacenadas por los agricultores para la siembra no contribuyen al crecimiento de la economía. El crecimiento económico empieza cuando las compañías modifican las semillas y las patentan introduciendo cerraduras genéticas, obligando a los agricultores a comprarlas cada temporada de siembra", agrega. Sin embargo, este crecimiento se basa en la generación de más pobreza, tanto para la naturaleza como para las comunidades locales, expone la filósofa, quien señala que la biodiversidad se está destruyendo y los recursos naturales de todos y de libre acceso se han convertido en materias primas patentadas. De igual manera la pobreza sigue ampliando sus fronteras con la privatización de los sistemas públicos, se expone también en el artículo. 

"La privatización del agua, electricidad, salud y la educación conducen al crecimiento económico, ya que crecen los ingresos de los empresarios. Pero también genera pobreza, obligando a la gente a gastar grandes cantidades de dinero en algo que debería estar disponible para todos a precios asequibles", censuró Shiva. "Cuando todos los aspectos de la vida son comercializados y mercantilizados, la vida se vuelve más cara y la gente más pobre. Algo que no es sostenible e injusto económicamente", finalizó la escritora india. 

RT