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domingo, 5 de julio de 2015

LAS MUJERES Y LA GUERRILLA

Hoy trataremos de aportar nuestro pequeño grano de arena en el peculiar y a veces espinoso tema de la participación de las mujeres en la lucha guerrillera. Si en el tema de apoyo a la misma y en su actuación como enlaces su participación fue indiscutible e indispensable, cifrándose su número en cerca del 40 por ciento, llegando hasta el 50 en regiones como Galicia o Asturias, no deja de ser sorprendente que su paso a la guerrilla nos deje unas cifras de alrededor de un dos por ciento, siendo la cifra total, cercana a las 150, o quizás no sea tan sorprendente, si echamos un ojo a la situación del colectivo femenino en el estado español, ligera excepción hecha de los años republicanos, valga como muestra este artículo de la Vanguardia de finales del siglo XIX: 
Desde su inteligencia a su estatura, todo en ella es inferior y contrario a los hombres…En si misma, la mujer no es como el hombre, un ser completo; es solo el instrumento de la reproducción, la destinada a perpetuar la especie; mientras que el hombre es el destinado a hacerla progresar, el generador de inteligencia, a la vez creador y demiurgo del mundo social. Así es que todo tiende hacia la no igualdad entre los sexos y la no equivalencia...


domingo, 8 de marzo de 2015

EL ATERRADOR RELATO DE UN VIOLADOR QUE NO SE ARREPIENTE DE SUS CRÍMENES

Han pasado más de dos años desde que la brutal violación en grupo que sufrió una joven de 23 años en un autobús de la India saltase a todos los medios internacionales, pero las heridas no solo no han cerrado, sino que van a tardar mucho tiempo en cicatrizar. Y es que este caso fue tan cruel, sonado e indigno que una sociedad como la india, tan profundamente tradicional y machista, no dudó en salir a la calle para clamar el fin de esta oleada de violencia contra las mujeres...

Manifestación contra la violencia en Nueva Delhi



Ahora, el testimonio de uno de los seis violadores que golpearon y abusaron sexualmente de la muchacha –terminó muriendo 13 días después por las heridas- vuelve a revolver las conciencias de miles de personas que se dan cuenta de que la situación ha ido demasiado lejos. No hay arrepentimiento, tampoco culpa.

Sus palabras vienen recogidas en el documental que ha hecho la realizadora británica Leslee Udwin para el canal BBC Four y que se emitirá el 8 de marzo. En él, esta mujer se entrevista con Mukesh Singh, el conductor del autobús al que los fiscales también le han acusado de participar en la violación, aunque él asegura que no dejó de conducir en todo momento, según cuenta a la BBC.

Era el 16 de diciembre de 2012 y la chica había ido junto a un amigo a ver al cine ‘La vida de Pi’. A las 20:30 horas se subieron al autobús en el que viajaban seis hombres, cinco adultos y un menor. Lo que vivieron allí fue una pesadilla.

El hombre fue golpeado y la mujer fue violada por turnos antes de ser atacada con un objeto de hierro. Pese a que en el hospital pelearon por salvarle la vida, lo cierto es que apenas dos semanas después murió por las heridas causadas. Un episodio que Singh justifica. "Una mujer decente no deambula por ahí a las 9 de la noche. Una chica es mucho más responsable de una violación que un chico".

Pero el testimonio más aterrador es la forma en la que el conductor culpa directamente a la pobre chica de su muerte. En su opinión tendría que haber permitido la violación. “Cuando la violaban no tendría que haber luchado en su defensa. Tendría que haber permanecido en silencio y permitir la violación. Si lo hubiera hecho entonces la habrían dejado ir después de ‘hacérselo’ y sólo hubieran golpeado al varón", afirmó.


Mukesh Singh, uno de los presuntos violadores

Desgraciadamente este no es un caso aislado en la India donde los derechos de las mujeres son prácticamente inexistentes. Tanto es así que incluso hay padres que confiesan que a partir de determinadas horas no dejan salir de casa a sus hijas por miedo a lo que les pueda pasar.

En un informe de 2014, Human Rights Watch analizaba las leyes indias y aseguraba que había un sistema que sí protegía los derechos, pero la corrupción y la falta de transparencia impiden su aplicación efectiva.

Entonces, ¿hay algún motivo para la esperanza? Lo hay. Pese a que sigue habiendo muchos casos de violación, pese a que los derechos de la mujer siguen siendo invisibles, la reacción social tras este caso en el que hombres y mujeres se manifestaron pidiendo el final de la violencia muestra que hay algo que está cambiando.

Puede que los pasos sean lentos y los progresos tarden en verse, pero la realidad debe ser distinta. Y un buen paso inicial sería que las autoridades no dejen salir impunes a aquellos que se aprovechan de los demás. Es necesario.

jueves, 22 de enero de 2015

HOMBRES FEMINISTAS: LA REVOLUCIÓN PENDIENTE

El proceso implica deconstruir al “machista interno” que cada uno de los hombres reconoce en sí. Se los ve ruidosos y apasionados en manifestaciones públicas en días dedicados a la lucha feminista (8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, o incluso el 25 de noviembre, Día Mundial por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres).

Acuden en multitudes a marchas de movilización en pro de los derechos de las mujeres, contra la violencia de género y los feminicidios, a favor del aborto libre y gratuito.

Algunos se visten con faldas, en abierta provocación a la estética tradicional, otros son más formales, pero todos, todos, cantan consignas tradicionalmente coreadas por grupos de mujeres feministas radicales; son cada vez más visibles en las redes sociales, en particular, en Facebook. Son hombres feministas...






¿Quiénes son estos hombres? ¿Puede un hombre ser auténticamente feminista? ¿O se trata de una contradicción per se, desde lo teórico y en la práctica?

Desde hace siglos, la humanidad ha sido testigo del accionar y el pensamiento de (escasos) hombres solidarios con los derechos de las mujeres. Cada vez más claramente, aunque de manera individual, han surgido intelectuales, políticos y artistas que han denunciado la desigualdad de género y apoyado en foros públicos el discurso reivindicativo feminista. Citemos unos pocos ejemplos conocidos de los últimos siglos: Condorcet, John Stuart Mill, Bernard Shaw, Edward Carpenter, Adolfo González Posada, Frederick Douglass, Santiago Valentí Camp, W. E. B. Du Bois o Henrik Ibsen. Recordemos que las sufragistas del mundo contaron con el apoyo de (todavía escasos) hombres, quienes incluso sufrieron cárcel por el solo hecho de colaborar con estas mujeres. Ya a finales del siglo XX y al margen de la actividad política o artística, encontramos a teóricos de vanguardia como el psicoterapeuta hispanoargentino Luis Bonino o, más recientemente, el jurista español Octavio Salazar.

Es recién en la década de 1990 cuando estos hombres pro feministas comienzan a superar la acción individual y se organizan en asociaciones, colectivos, círculos, redes, etcétera. Surgen, entonces, agrupamientos bajo nombres hasta ahora inusuales como Colectivo de Varones Antipatriarcales, Asociación de Hombres Igualitarios o, lisa y llanamente, Hombres Feministas.

Jesús Espinosa Gutiérrez, militante de AHIGE (Asociación de Hombres por la Igualdad de Género de España), nos comparte: “En AHIGE no nos identificamos como feministas y, en cambio, preferimos hablar de hombres igualitarios porque consideramos que el feminismo o la lucha feminista es exclusiva de las mujeres. En este sentido, nosotros solo podemos apoyar las iniciativas (puntuales o programáticas) propuestas por los grupos de mujeres feministas”.

Las denominaciones de estos grupos de hombres varían dependiendo del país y del objetivo que persiguen. En Argentina y Uruguay, se habla más de “varones antipatriarcales” (contra un sistema social que privilegia a los hombres) mientras que, en España, encontramos asociaciones o colectivos de “hombres igualitarios” (o por la igualdad) o “feministas” cuyo fin es promover la participación de los hombres en los avances por la igualdad de género. Asimismo, existen agrupaciones de hombres en torno a las “masculinidades”, cuyo propósito central es la reflexión sobre las nuevas formas de ser hombre, alejándose del machismo y el discurso tradicionales.

Párrafo aparte merece la campaña Lazo Blanco, originada en Canadá en 1990, pero que cuenta con sedes en diversos países del mundo y reúne a hombres con el objetivo de “implicarlos en la lucha contra la violencia contra las mujeres, contribuir a romper el silencio masculino sobre el tema, y que los varones se pronuncien públicamente en el rechazo a la violencia e invitarlos a cambiar los modelos machistas y los comportamientos personales machistas, que están en la base de la violencia de género” (discurso de apertura de la campaña Lazo Blanco en España, por Luis Bonino).

Con una excelente capacidad organizativa y de acción política, así como un manejo intenso de los recursos de la informática y gran cantidad de militantes activos, estas asociaciones establecen alianzas y redes cada vez más amplias, en un movimiento cada vez más extendido en el mundo entero. A grandes rasgos, estos grupos de hombres desempeñan sus actividades en tres líneas de pensamiento y acción:


1. La reflexión individual y colectiva sobre una nueva forma de ser hombre, actuar, sentir, manifestarse, en resumen, de vivir la condición masculina.

2. La promoción de igualdad de género a fin de construir relaciones igualitarias con las mujeres y otras identidades de género.

3. El apoyo de las reivindicaciones de la agenda feminista.



El proceso de reflexión implica necesariamente identificar y deconstruir al “machista interno” que cada uno de estos hombres reconoce en sí, como resultado de haber crecido en una sociedad profundamente patriarcal. El objetivo final es lograr una revolución interior que ha quedado pendiente en la gran mayoría de los procesos de avance social: construir un hombre nuevo, capaz de renunciar a sus privilegios, en razón de un imperativo ético y para optar por relaciones más sanas, justas, felices y libres de violencia.

Entusiasman la propuesta y las acciones. Sin embargo, numerosos grupos de mujeres observan con escepticismo este “feminismo masculino”. En primer lugar, la congruencia entre las declaraciones públicas, por un lado, y la realidad personal, por otro, pareciera ser el gran desafío.

María (nombre ficticio) nos relata: “Mi marido es un ’feminista’ conocido globalmente, alto funcionario de una institución internacional. Desde hace décadas, imparte conferencias sobre los derechos de la mujer; aparece en televisión, periódicos y revistas, abogando por el fin de la violencia contra las mujeres. Su discurso es realmente convincente, como si se estuviera frente a la reencarnación de Gandhi o una versión masculina de Simone de Beauvoir. Sin embargo, este ‘feminista’ fue feroz cuando nos abandonó a mí y a nuestros hijos ejerció todo su poder económico y legal para hacernos vivir en terror constante. Durante el primer año amenazó con quitarme a los niños, dejarme sin visa, sin apoyo económico, etcétera. Soy escritora y traductora; desatendí mi carrera profesional para dedicarme por décadas a apoyar la suya, confiando en que él era un hombre de convicciones éticas y feministas, incapaz de este tipo de violencia. Todavía no sabemos cuándo terminará este acoso, este despojo de los derechos más fundamentales. Hay una incongruencia monstruosa, entre su discurso público y su vida privada. El eslogan que corean los grupos feministas es ‘lo privado es público’ porque es en el ámbito privado donde se comprueba si un hombre es realmente feminista o si solo utiliza el feminismo como trampolín para una carrera profesional. Si no se es feminista en casa, con la familia, con la pareja, con los hijos, no se es realmente feminista. Lástima”.

De igual manera, en determinados círculos feministas, las agrupaciones de hombres igualitarios son vistas con escepticismo, tanto desde lo privado (desafortunadamente, la situación personal de “María” no es un caso aislado, ni siquiera es el más extremo) como lo público. “Ya no hablemos de las incoherencias de los que llamamos peyorativamente ‘progres de boquilla’ o ‘machirulos de izquierda’ en su vida personal: hacen la revolución feminista en la calle, pero en sus casas relegan a sus mujeres a tareas y lugares subalternos. Hablemos también de los espacios públicos que algunos de estos varones han copado en instituciones nacionales e internacionales dedicadas a la promoción de las mujeres; hablemos de la agenda feminista que intentan liderar. Muchos han visto el filón político y hasta económico del feminismo y se acoplan solo para lucrar. Eso es todo”, nos comenta Elsa M. G., de Femen Rusia, en declaraciones que solicita sean tomadas estrictamente como opiniones personales.

Lo cierto es que, con luces y sombras, con desgarradoras incongruencias, con honestidad, convicción y valentía en diverso grado, con largo camino que recorrer, en círculos de hombres o en el seno de grupos feministas mixtos cada vez más numerosos, estos hombres pro feminismo son esenciales en la construcción de un nueva sociedad, basada en el equilibrio de poder, la justicia y el respeto. Así lo comprenden otras tantas agrupaciones de mujeres o incluso la ONU, con la campaña ELporELLA (HeForShe), lanzada por la actriz británica Emma Watson e inaugurada recientemente en la sede de Naciones Unidas en Nueva York. Resuenan, entonces, las palabras de Alexander Ceciliasson, militante del partido sueco Iniciativa Feminista (FI): “Yo me llamo feminista. Me emociono por asuntos feministas y por la lucha por la igualdad. Soy un hombre blanco, heterosexual y sin discapacidades. (...) [existen] dos tareas fundamentales por cumplir en la lucha feminista: uno, retroceder y callarnos y dos, hablar con otros hombres”.


Autora: Verónica Pereyra Carrillo. Comunicadora y consultora internacional de diversos organismos de la ONU y organizaciones no gubernamentales.

lunes, 4 de agosto de 2014

EL ORIGEN DEL PATRIARCADO

Es innegable; que no quiere decir aceptable, el camino andado en cuanto a los conocimientos y saberes adquiridos en relación a las mujeres en el pasado. Pero la gran mayoría de estas investigaciones se retroalimentan de presupuestos claramente patriarcales. Mucho se ha criticado (y con razón) la sociedad patriarcal, el poder masculino y el papel de la mujer (y el conjunto de los transgéneros). Es ese papel, el que ha sido cuestionado muchas veces, la mayoría sin argumentos, y que culpabiliza y hace responsable a la mujer de la propia opresión padecida. La existencia de un mutuo acuerdo entre hombres y mujeres, una especie de “comunión” en la que las mujeres contribuyeron a establecer y sustentar, implicándose en su propia opresión. Esta situación de complicidad, en el imaginario colectivo se llevaría a cabo en condiciones en las que las mujeres eran libres de coerción y sin padecer ningún tipo de violencia, represión ni tan siquiera alineación. Todas estas afirmaciones sitúan a la mujer como sostenedora y transmisora de la institución del Patriarcado...


No se nos ocurren mayores muestras de insolidaridad hacia lo femenino que negar o justificar esa opresión. Al margen de una mayor o menor participación (que no cooperación) en la reproducción del patriarcado, la mayoría de las mujeres no han contado con las herramientas suficientes para hacer frente al poder masculino. Fundamentalmente porque no comparten las mismas condiciones objetivas (trabajo, participación, producción) ni están inmersas en el mismo proceso de socialización (conocimientos, formación, cuidados recibidos, padecimientos sufridos, etc.). Por lo tanto ese tipo de discursos son altamente peligrosos, ya que tienden, por el contrario a anular toda responsabilidad por parte de los opresores.
En el plano histórico, al analizar los orígenes de la dominación masculina sobre las mujeres, se nos plantea la duda de que si sexuar el pasado es necesario o no, es decir, ¿porque consideramos necesario saber quien hacía cada cosa y porqué?..

Porque nos permite conocer como el ser humano pasó de una clara diferencia biológica a una división sexual del trabajo y la posterior dominación. El hecho de dar vida, esta primera división del trabajo en función del sexo, no implica la explotación de un sexo sobre otro ya que puede paliarse evitando la existencia de disimetrías en el reparto de trabajo. Ha sido el patriarcado quien legitima e institucionaliza una relación de dominación, inscribiéndolo en una supuesta naturaleza biológica. Son las mujeres las que al criar, producen los futuros sujetos sociales destinatarios del trabajo humano.

¿Cómo surge esta desigualdad? El origen del Patriarcado.

Se conoce que la sexualidad surge hace 3.000 millones de años y la reproducción sexual hace 1.000 millones de años. El sexo crea variación de descendencia, propagación de características ventajosas y elimina los rasgos desfavorables, aunque también es conocido que en la naturaleza se dan casos de descendencia a partir de un solo sexo, o de que aunque existan dos, uno solo tiene la capacidad de crear vida(Partenogénesis) , en el ser humano es necesario el encuentro entre dos sexos para la reproducción sexual. Los primeros encuentros sexuales de los que tenemos constancia son entre Neardenthales y Sapiens, que beneficio el sistema inmunitario (Hace 65.000 años).

Aunque es muy difícil conocer a ciencia cierta cómo eran las relaciones económicas, sexuales, sociales en las primeras etapas del ser humano, hay muchas pruebas que indican que a diferencia de lo que nos han enseñado del Cisgenero “de toda la vida” el transgénero existe desde hace miles de años.
Si nos remontamos al Paleolítico la autosuficiencia era igual en hombres y en mujeres, con una repartición similar entre todos los miembros del grupo.
Existía cooperación. La educación de las crías era asumida por el grupo; aunque es muy probable que la aparición del protolenguaje fuese gracias a las mujeres. Apenas era conocida la paternidad; las relaciones sexuales no eran controladas por la comunidad, eran relaciones más o menos libres y aunque existían implicaciones emocionales, debido por ejemplo a la forma de mantener relaciones cara a cara (único en bonobós y en humanos) y que las relaciones no eran duraderas en el tiempo, el único parentesco conocido era la maternidad. Las hembras copulaban con varios machos y no se conocía la relación entre coito y embarazo (Muchas tribus actuales creen que las relaciones sexuales sirven para preparar a la mujer para que el espíritu del hijo/a entre en sus cuerpos).
Las relaciones de poder se limitaban en algunos casos al poder temporal de los chamanes (ha quedado demostrado el uso de las drogas para este fin).

Se tiene constancia de que la recolección fue vital para el grupo, y la caza, al contrario de lo que se cree, fue en la mayoría de las ocasiones para complementar la ingesta de vegetales. Sobre la caza también se ha dicho mucho, como que era cosa de hombres. Ni era la actividad más importante ni estaba asumida solo por hombres. Las mujeres y los hombres, en un principio carroñeaban, ya que no se tenía un metabolismo adaptado para cazar. Y conforme sus cuerpos se fueron adaptando ambos sexos compartían la tarea de conseguir alimento matando a otros animales.

Distintos aspectos, como que los animales podían oler la menstruación de las mujeres y huir o atacar, el hecho de que las hembras criasen, etc. condujo a que conforme fueron conscientes de su importancia para el grupo y al ser peligroso para el embarazo ciertas actividades como cazar, explorar, luchar , la exposición a las inclemencias del tiempo etc. Poco a poco sus labores pasasen a ser la de la recolección.

Con el paso de mucho tiempo y tras perfeccionar la caza, esta paso a ser la actividad principal para conseguir alimento en épocas de escasez de recursos. La recolección paso a ser necesaria para alimentar a los machos en sus expediciones para conseguir alimentos, con lo que las mujeres alimentaban a los hombres, y los hombres al grupo entero. Además los machos se convirtieron en personas entrenadas y vigilantes que acostumbraban a expresar agresividad.

Del sexo sin necesidad de monogamia, pasamos a una sociedad basada en parejas, debido al conocimiento de la paternidad. Ya en el Neolítico; con la ganadería, las sociedades apreciaron como cuando separaban a las hembras de los animales machos, estas no se quedaban embarazadas (Jacques Dupuis).
Ahora, que los hombres sabían quiénes eran sus hijos/as, y con la agricultura asentada, la propiedad privada cobra más fuerza. Les interesa aprovechar la fuerza de trabajo de sus hijos/as para cultivar sus tierras y explotar sus recursos. Todas las investigaciones apuntan a que la mujer o inventó o perfeccionó la agricultura. Cuando sus cultivos agotaban los suelos, estos tenían que trasladarse de sitio, por lo que el registro arqueológico demuestra como el Patriarcado se asentó antes en sociedades asentadas cerca de los deltas de los ríos, que autoregeneraba el suelo, ya que para trasladarse era un inconveniente cargar con crías, así que retrasaban el parto. Sin embargo, en las sociedades con recursos interesaba que la mujer tuviese hijas/os. La familia (De famulus; conjunto de bienes del patriarca), aparece, y debido a su potencial económico destierra a las sociedades que apostaban por huir de la monogamia y que practicaban la cooperación de todas las personas. La simbología es muy importante en todo este proceso. Los antepasados de estas sociedades ya conocían el ciclo menstrual y lo relacionaban con la luna. A partir del asentamiento del patriarcado se le comienza a dar más importancia al sol (por su relación con la agricultura). Es decir, esta simbología nos muestra la importancia de la economía y del poder en el desarrollo de las sociedades.

Mayor trabajo para la mujer en el Neolítico. Dominación en sociedades sin Estado.

Al analizar esqueletos de individuos de estas sociedades, comprobamos como los dedos del pie de la mujer, sobre todo el dedo gordo, ha sufrido la pérdida del cartílago (debido a la postura que ejercían al agacharse a moler grano).
Y si observamos a muchos individuos, es curioso como en los hombres aparece una hendidura en la rotula, lo que indica que pasaban mucho tiempo con las rodillas flexionadas (sentados) ;que casi no aparece en las mujeres: debido a que después de la jornada laboral estos podían descansar, mientras que la mujer tenía en encargarse de otras labores.
El fémur humano desarrolla una protuberancia ausente en personas sedentarias. Restos del sureste de Arizona muestran que los hombres tienen estas marcas, pero las mujeres no, es decir que mientras los hombres realizaban un comportamiento nómada, el fémur de las mujeres muestra una actividad sedentaria (obviamente la agricultura).
Un gran error a la hora de criticar la dominación del hombre hacia l mujer, y su limitación al plano domestico, es ver estas actividades como el mantenimiento de los hijos/as, solamente como necesario para la subsistencia, pero no como lo que verdaderamente es; una actividad económica. La mujer trabajaba tanto dentro como fuera de casa, aunque las unidades domesticas no eran iguales a como son ahora, sería muy injusto considerar estas actividades simplemente como “actividades familiares o domesticas”. En esta nueva de organizar la sociedad, tenemos constancia de que los niños/as con 10 años ya trabajaban en el campo, y que conocían métodos para que la mujer tuviese más hijos/as. (Se han encontrado figuras que mostraban a dos individuos imitando posturas sexuales que observaban en los animales).
La agricultura dio lugar a nuevas formas de relacionarse, y a la acumulación de bienes (animales, utensilios, etc.) lo que llevó a la aparición de rangos y jerarquías( A mayor acumulación de bienes mayor peso social).

Feminismo Libertario

El término anarco-feminismo, tal y como lo conocemos hoy día, nace en el siglo XIX haciendo referencia a las mujeres anarquistas que actuaban dentro de los movimientos feministas y anarquistas. Entre las pioneras en este ámbito encontramos a Mary Wollstonecraft y la comunera Louise Michel, que fue la primera mujer en empuñar la bandera negra característica del movimiento anarquista, que fue curiosamente confeccionada con una falda negra.
Lxs anarco-feministas señalan que los rasgos autoritarios, la agresividad, la competición, la desensibilización, etc. son tradicionalmente señalados como “masculinos” y que se entiende socialmente intrínseco en los hombres. Mientras que, por otro lado, los rasgos no autoritarios como la cooperación, compasión, la sensibilidad, etc. Son valores considerados “femeninos” y socialmente desvalorados. Estos roles impuestos por la sociedad son los que se trabajan en su erradicación en las organizaciones anarco-feministas.
Otra de las cuestiones que el anarco-feminismo aborda son las relaciones sentimentales entre personas: se promueve las relaciones de responsabilidad compartida, amor libre y sexualidad responsable mientras se opone a la institución estatal-eclesiástica del matrimonio, la concepción tradicional de familia, la educación, etc.
A mediados de los años 70 nace el llamado, feminismo de la diferencia que pretende, no buscar la igualdad de género, si no que busca crear una identidad propia de la mujer, reconociendo la distinción en cualidades y preferencia entre un sexo u otro. Debemos considerar que existen diferencias, y que estas no tienen porque ejercer dominación, si no derivar en reciprocidad y cooperación. El pretender conseguir la igualdad es algo absurdo, ya que dentro de la igualdad nos encontramos con homogeneidad, estandarización y una normalidad (la normal ideal).

Espacios de mujeres, grupos no mixtos.

Con la evolución del feminismo nace la necesidad de crear espacios solo de mujeres para la lucha feminista, algo que se ha cuestionado y se cuestiona en todas las organizaciones. Sin embargo, este movimiento tradicionalmente se lo planteado al revés: ¿Podemos acabar con el patriarcado diferenciándonos entre sexos?
Está claro que sólo las mujeres no podríamos hacer la revolución para acabar con el patriarcado, ya que este es muy poderoso, penetra en cada aspecto de nuestra vida y en una revolución social debemos participar toda la sociedad, sin hacer ninguna diferencia.
Pero debemos cuestionarnos, ¿Por qué la mayoría de los grupos que trabajan en el movimiento feminista están compuestas mayoritariamente por mujeres? Principalmente por el principio de autoorganización. Está claro que el oprimido no se reúne con su opresor para tomar conciencia de su opresión y para decidir las líneas de actuación contra el mismo.
¿Es que debe ser un hombre quien nos muestre hasta qué punto el género masculino, al que pertenece, nos está oprimiendo? Además de ser de un paternalismo flagrante, no quiero ni pensar cuál podría ser la reacción de cualquier mujer. Si alguien ha de descubrirme el grado de opresión que sufro, prefiero que sea una igual, entre otras cosas porque me entenderá mejor y me sentiré más cómoda cuando tenga la necesidad de despotricar contra mi opresor.

Los espacios no mixtos son espacios propios dónde la mujer nos hacemos fuerte contra el mundo patriarcal que nos oprime. Durante los años 70, con el feminismo radical, tuvo un gran crecimiento los grupos de autoayuda, dónde las mujeres podían reunirse para encontrar apoyo mutuo y expresar su malestar y preocupaciones, como por ejemplo perder el miedo a intervenir la vida política.
Todxs sabemos que en España hace poco que las mujeres tenemos acceso a la educación, al trabajo, métodos anticonceptivos, etc. Por tanto, participar políticamente en cualquier movimiento supone un gran reto, ya que es un mundo de hombres, con unos esquemas y unas formas totalmente masculinas y en donde, por el hecho de ser mujer, parece que tu opinión tiene menos valor. En un grupo de mujeres es más fácil perder el miedo a opinar, a hablar en público, a tomar iniciativas y también a equivocarse: se trata de un entorno menos hostil.

El movimiento libertario se cree tener superado este tema, pero si rascamos un poco la superficie, nos daremos cuenta que todavía existen desigualdades dentro de las organizaciones, que las mujeres no participan por igual, que no todos los valores del feminismo estás asumidos por los hombres y que, incluso, se tiende a repartir tareas según el género, de ahí la necesidad de crear grupos de trabajos no mixtos al igual que trabajar el feminismo con mas periodicidad. 
   
Otro factor importante es la existencia de una contracultura femenina. Romper con el patriarcado y construir un nuevo mundo implica reconocer unos valores femeninos, hasta ahora ignorados, desprestigiados o explotados. Esta contracultura se hace del todo necesaria ya que lo cuestiona todo.
En la lucha contra el patriarcado es necesario el cuestionamiento por parte de los hombres de sus privilegios, y el trabajarse las masculinidades, es decir, abordar como afecta el género masculino a los hombres y como eliminar los roles de dominación, no interfiriendo en la lucha feminista sino empatizando y apoyando esta lucha mediante su propia lucha contra los roles patriarcales.

Escrito por Manifiestoalalocura y Virginia:

Visto en:

sábado, 29 de marzo de 2014

LA HISTORIA MACHISTA DE LOS MÉTODOS ANTICONCEPTIVOS

La píldora anticonceptiva oral combinada, ese fármaco hormonal destinado a inhibir la fertilidad femenina tras una relación sexual con riesgo de embarazo, es en realidad otra muestra más de cómo el machismo está presente en todos los ámbitos, incluida la medicina.



La invención de esta diminuta pastilla es atribuida al químico mexicano Luis Ernesto Miramontes, quien, en octubre de 1951, sintetizó el compuesto activo básico de los primeros anticonceptivos orales: la noretisterona. El uso frecuente de este derivado del esterano conlleva una larga lista de riesgos para la salud: aumento de la hipertensión y del tromboembolismo, la formación de cálculos biliares, hemorragias uterinas/vaginales, mareos y náuseas e incluso estados depresivos. Todos estos “efectos adversos” están recogidos en los prospectos incluidos en la empaquetación de dichos fármacos...


Al fin y al cabo son hormonas que ingerimos cada 24 horas durante períodos de 28 días aproximadamente, tal y como aconsejan quienes las recetan. Actualmente,más de 100 millones de mujeres, de las cuales 12 millones son estadounidenses, toman este método anticonceptivo tan nefasto para la salud. El uso de los anticonceptivos varía según el país, la educación y la edad, pero el público siempre es el mismo. ¿Por qué?

¿No existen píldoras para hombres? Al parecer, sí. El año pasado llegó hasta nuestros oídos la noticia de que un grupo de científicos australianos había desarrollado supuestamente una píldora anticonceptiva que bloquea el transporte de espermatozoides durante el coito sin afectar a su fertilidad. Uno de sus creadores, Sab Ventura, afirmó que este método podría comercializarse dentro de diez años. Pero, ¿sería exitoso el uso de esta píldora entre los hombres?

Personalmente, creo que es improbable (o mejor dicho, imposible) en esta sociedad ultra-machista y patriarcal, que ha elevado la eyaculación masculina a la categoría “eso es lo que te hace un verdadero hombre”. Por eso se investigó desde un principio los métodos anticonceptivos para mujeres, algo que también ha servido como excusa para quienes prefieren penetrar sin preservativo.

Muchos dirán “la vasectomía es para hombres”, y así es, aunque la práctica de esta operación quirúrgica no es muy habitual, por no decir casi nula. Por cada 12 mujeres, un hombre se practica una cirugía de anticoncepción. Sin embargo, la ligadura de trompas es el método anticonceptivo que más se usa en el mundo: sorprendentemente, más de 150 millones de mujeres ya se han esterilizado.

Curiosamente, cada día vemos por los medios de comunicación anuncios destinados a hombres de más de cuarenta años preocupados por la disfunción erectil, por no hablar de la estimulante “pastillita azul” que consigue levantarte el ánimo y consolidar la reputada virilidad.

Con todo esto no estoy defendiendo aquella idea que nos inculcaron nuestros padres y abuelos de que cada relación conllevaba sí o sí ser madre. El embarazo ha de ser siempre una opción, no una obligación. Tampoco, y mucho menos, defiendo la enfermiza abstinencia sexual. Lo que sí pretendo es sensibilizar a toda persona que lea este artículo en el que he detallado y argumentado lo que, desde mi punto de vista, es algo a tener muy en cuenta: métodos anticonceptivos para ellas, afrodisíacos para ellos.

Artículo de Daniel Curbelo @Danmarcur, publicado en Orbita Diversa.com